La otra Mekas del cine
Un homenaje al pionero del cine experimental norteamericano
“¿Por qué ese deseo de registrarlo todo con su cámara?”, le preguntó hace unos años Jérome Sans, autor del libro Just like a shadow: Jonas Mekas, al padrino del cine de vanguardia norteamericano con cuya retrospectiva el Bafici continúa este año la línea iniciada en ediciones anteriores con la obra de autores experimentales como Jack Smith y Stan Brackhage. “No tengo una respuesta”, dijo Mekas. “Todas las que he dado en el pasado son inventadas. Una es que, como exiliado, soy una persona sin lugar, y siento que he perdido tanto –país, familia, diarios– que desarrollé una necesidad de tratar de retenerlo todo con mi cámara Bólex. Pero es ridículo. Con la guerra y el Holocausto, uno deja de entender a los seres humanos. Desde entonces filmo y registro todo, sin juzgar lo que veo. O no exactamente todo: sólo los breves instantes en que tengo ganasde filmar. ¿Qué me hace elegir esos momentos? No lo sé. Tal vez sea mi pasado, mi memoria”.
Mekas llegó a Nueva York desde Lituania en 1949, a los 27, con la ayuda de la Organización de Refugiados de las Naciones Unidas. Dejaba atrás cierta fama de poeta antiestalinista (“el Rimbaud de los poetas lituanos”, según su amigo Brackhage) para descubrir el cine en una ciudad en plena ebullición cultural. Asiduo concurrente del Cinema 16 del pionero (refugiado vienés) Amos Vogeli, hacia 1953 Mekas ya publicaba la revista Film Culture, respuesta americana a la Cahiers du cinéma que abandonaba pronto la postura “autorista” para consagrarse enteramente al cine de avant-garde, una tarea que no tardaría en extender al influyente semanario Village Voice. En 1962, Mekas fundó la Cooperativa de cineastas (Filmmakers’ Cooperative, FMC) que hoy maneja el archivo circulante de películas de vanguardia más grande del mundo, y un par de años después crearía la cinemateca que terminaría convirtiéndose en el Anthology Film Archives, “uno de los más importantes repositorios de cine experimental del mundo”.
Para Mekas, el cine del under era un “cine baudelairiano: un mundo de flores del mal, de iluminaciones, de carne desgarrada, una poesía hermosa y terrible, buena y mala, delicada y sucia”. Entre muchas de las célebres (pero poco vistas) películas de Mekas, esta edición del Bafici exhibirá el falso documental The brig (diez soldados son confinados en un barco norteamericano y sometidos a golpes y humillaciones por tres guardias) y sus famosos, pero secretos Diarios, que alguna vez definió como “mis fotos, mis obsesiones. No sé qué son realmente esas imágenes, pero las reconozco como parte de mi memoria”.
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