Uno de los ensayos iniciales de voz y piano, descartada luego de que Paul Griffin fuera removido del órgano. Una de las sorpresas de este disco fue descubrir que la canción nació como un vals lento. Aunque potencialmente hermosa, sin el cambio al tempo 4/4, “Like a Rolling Stone” podría haber vivido en una relativa oscuridad.

Desde el tambor inicial hasta el último aliento de la armónica, es un material sumamente dichoso. Lo que sorprende ahora es lo poco que Dylan explotaba su voz. En comparación con la ira vitriólica y el lamento por el mundo que mostró en las versiones en vivo, esto se siente fresco. Inocente, incluso.

“No te creo. Sos un mentiroso”, le responde Dylan a la voz entre el público que le grita “¡Judas!”, y enseguida le murmura a la banda que “suene fucking fuerte”. Y suenan. Con la sutileza de un rebaño de carneros. Sólo la batería es apabullante. La canción alcanza su potencial y le rinde honor a sus orígenes “vomitivos”.

The Band está sobre el escenario, pero esta versión en vivo grabada en 1969 en el Festival de la Isla de Wight es asombrosamente opaca. Evidencia de que “Like a Rolling Stone” nunca fue para ser cantada en el estilo bajo de un crooner country. De hecho, es como si Dylan quisiera dormir al público. Y se olvida la letra del segundo verso.

De nuevo de gira en 1974, el cantante y su audiencia se vuelven a unir en esta versión llena de júbilo. El sonido de las vocales es extraordinario. Como extraordinaria es la interpretación de The Band. Dylan había regresado.