Harvey Milk fue el primer hombre gay elegido para un cargo público en los Estados Unidos; fue supervisor en San Francisco (una suerte de concejal) en 1977, cuando era alcalde George Moscone, después de tres intentos fallidos. Sus intensas campañas, su estilo confrontativo y simpático le ganaron la calificación de “populista gay” y de “alcalde del Castro”, barrio donde inició su carrera cuando ya tenía más de 40 años. En sus 11 meses en funciones logró, entre otras cosas, hacer pasar una ley que prohibía la discriminación laboral por orientación sexual, y más tarde aplastar en elecciones a la Iniciativa Briggs (o Propuesta 6), que exigía prohibir que las personas homosexuales fueran maestros o profesores (una campaña de la derecha religiosa que agitaba la bandera de asimilar homosexualidad con pedofilia como fantasma más importante).
Harvey Milk y el alcalde Moscone fueron asesinados el 27 de noviembre de 1978 por otro supervisor, Dan White, un joven ex policía y ex bombero. Durante la noche del crimen, la ciudad vivió una impactante vigilia con velas que demostró –por si hacía falta– el afecto de la comunidad por el supervisor, y lo mucho que había cambiado la ciudad de San Francisco, desde entonces ejemplo mundial de tolerancia. Dan White fue llevado a juicio, y tuvo una condena efectiva de apenas 5 años; sus abogados sostuvieron que el ataque de ira había ocurrido por un abuso de comida
chatarra (!!!) que habría disminuido sus facultades racionales. La absurda condena y la más absurda defensa iniciaron una revuelta en el Castro que se extendió al resto de la ciudad y pasó a la historia como “Los disturbios de la noche blanca” (White Night Riots): 3 mil personas pelearon hasta el amanecer con la policía, y la ciudad de San Francisco sufrió un millón de dólares en pérdidas materiales. Dan White se suicidó a los 39 años, poco después de salir libre de prisión. La vida y la militancia de Harvey Milk fueron documentadas en The Major of Castro Street (1982), la biografía escrita por el periodista gay Randy Shilts (autor de la impactante y clásica investigación sobre los primeros años del sida Y la banda siguió tocando) y The Times of Harvey Milk, documental de Rob Epstein que ganó el Oscar en 1984. Después de años de idas y vueltas, Gus van Sant logró llevar la historia al cine mainstream con la biopic Milk, que se estrena la semana que viene y compite por el Oscar a Mejor Película. La actuación de Sean Penn como Milk es medida, impecable, valiente. Lo acompaña un elenco sobrio que forma un conjunto casi ideal: James Franco y Diego Luna interpretan a dos de sus parejas en diferentes momentos de su vida, Josh Brolin se carga la difícil tarea de interpretar al asesino Dan White, y el joven Emile Hirsch impresiona en su creación de Cleve Jones. El crecimiento de ese personaje, de jovencito prepotente y callejero a militante y compañero de Harvey Milk (que lo formó en la política) está narrado con gran inteligencia. Cleve Jones fue, años después, el creador de la San Francisco Aids Foundation y del NAMES Project AIDS Memorial Quilt: un gigantesco tapiz conformado por miles de más pequeños paneles-tapices personalizados hechos de ropa, peluches, perlas, plumas, telas, sábanas o cualquier otro género. Cada uno lleva el nombre del ser querido que ha muerto víctima del sida y lo confeccionan parejas, amigos y familiares. El tapiz completo hoy pesa 54 toneladas y es el objeto de arte popular y colectivo más grande del mundo. Rob Epstein también hizo un documental sobre este proyecto, Common Threads: Stories From The Quilt y ganó su segundo Oscar, en 1989.
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