Sáb 31.12.2011
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Hergé, Spielberg y el problema sempiterno de la adaptación imposible

La de Spielberg y Jackson está bien lejos de ser la primera adaptación a la pantalla de las aventuras de Tintín: el personaje cuenta con unos cinco largos para cine y varias series animadas para televisión. La primera película fue una simpática adaptación hecha con muñequitos animados de El cangrejo de las pinzas de oro en 1947, cuando el personaje tenía 18 años de existencia. A pesar de su aspecto inequívocamente infantil, el film de los belgas Claude Misonne y Joao B. Michiels sigue muy de cerca las peripecias de la historieta original, manteniendo intacta su subtrama de monedas falsificadas y traficantes de opio. Tras el fracaso de sus negociaciones con Disney para filmar a su personaje, Hergé realizó con Belvision (la productora de su editor gráfico Raymond Leblanc) las primeras series televisivas animadas a fines de los ‘50 (luego habría otra, nada memorable, en los ‘90), y dos películas animadas en 1969 y 1972. Y aunque pocos lo recuerdan, a principios de los ‘60 hubo dos producciones francesas medianamente exitosas basadas en guiones originales que tomaban algunos elementos de las historietas: Tintín y el vellocino de oro (1961) y Tintín y las naranjas azules (1964). Ambas son bastante anodinas y quedaron totalmente fechadas, pero hay que reconocerles que al menos intentaron incorporar en su trama de aventuras asuntos del mundo real, como lo hacían las historietas. En la primera, una historia de colonialismo: Haddock hereda el secreto de un tesoro capturado al país centroamericano y subdesarrollado de Tetaragua. En la segunda, las naranjas secuestradas del título son un importante descubrimiento científico que promete acabar con el hambre en el mundo (“de acá a diez años”) permitiendo cultivar de todo hasta en los climas más desérticos. Tintín estaba interpretado por el desconocido Jean-Pierre Talbot, un instructor deportivo cuya carrera actoral empieza y termina en este personaje en Tintín, que fue “descubierto en la playa”, elegido por su presunto (y muy discutible) “parecido físico” con el personaje, con aprobación de Hergé y que hace no mucho publicó una autobiografía, Yo fui el Tintín del cine. No editadas en dvd entre nosotros, casi todas estas películas pueden verse en YouTube, aunque son apenas una curiosidad: el propio Spielberg dijo que verlas solo le sirvió para confirmar que ése no era el camino a seguir.

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