Nació en La Plata, en 1928. Poeta visual, artista plástico, crítico y performer, Vigo es una figura desbordante e ineludible en la historia del arte argentino, no sólo por la diversidad de soportes de que se valió su obra, sino por su concepción experimental, anticonvencional, política y provocativa acerca de la circulación del arte. Considerado el gran impulsor del arte correo en el Cono Sur, su primer y temprano trabajo fue en el Poder Judicial, cosiendo expedientes. Su oficina era conocida como el “oasis de Tribunales”. En su primera exposición de 1954, inscripta en los planteos del arte concreto, buscó potenciar la participación del espectador, propuesta radical que no fue comprendida por la sociedad platense: la crítica atacó las obras desde los medios y el público asistente las destruyó, clausurándose la muestra a los tres días. Para Vigo, este episodio constituyó un signo de que no estaba equivocado. En los años siguientes, continuaría insistiendo con presentaciones atípicas y provocadoras. En 1957 empezó a fabricar sus “Máquinas Inútiles”, objetos irónicos realizados con material de dese-cho, como la “Bi-tri-cicleta ingenua con ruedas incapaces de girar” y el “Palanganómetro mecedor para críticos de arte”. Fundador de la mítica publicación trimestral Diagonal Cero, revista experimental pionera centrada en la difusión de la poesía y el pensamiento de artistas argentinos e internacionales, Vigo supo desarrollar las estrategias necesarias para tender redes entre artistas y propiciar el debate. En la década del ’70, fundó la revista Hexágono, abocada a la difusión de ensayos, poesía visual y arte correo y donde publica su texto “La calle: escenario del arte actual”, en el cual propone recuperar la calle como lugar de expresión y espacio abierto para la participación colectiva. En 1976 su hijo Abel Luis, “Palomo”, fue secuestrado y desaparecido a manos de la dictadura militar. Este episodio teñiría su accionar futuro. En noviembre de 1983 realizó en el patio de la Facultad de Bellas Artes la acción Siembra de 30.000 semillas de amor, acompañado de familiares de desaparecidos. Con la democracia, participó en multitud de eventos por la paz y por el recuerdo de su hijo Palomo. Editó una estampilla y un matasello con la inscripción “SET FREE PALOMO” y los hizo recorrer el mundo en sus envíos postales. Vigo murió el 4 de noviembre de 1997 en su ciudad natal.