Vecinos de Cañada Rosquín marcharon ayer hasta la sede del Arzobispado de Santa Fe en respaldo del sacerdote Sergio Capocetti desplazado de su parroquia. Los manifestantes denunciaron que la decisión fue tomada por monseñor José María Arancedo luego de que sectores influyentes de la zona impugnaran el compromiso social del religioso.

En rigor Arancedo -quien recibió a los vecinos- le había comunicado el 27 de diciembre al sacerdote que sería desplazado de la parroquia de Cañada Rosquín y trasladado a Barrancas. La decisión generó preocupación en la comunidad, que resolvió movilizarse a la capital provincial para reclamar una revisión de esta controvertida medida. Como respuesta, el Arzobispo se comprometió a reunirse con el párroco para analizar la situación.

Cañada Rosquín se vio sacudida por conflictos gremiales y sociales de magnitud, en los cuales Capocetti tuvo un rol destacado en defensa de los sectores más desprotegidos. Según los vecinos la respuesta de la clase dirigente "fueron presiones políticas" para que el sacerdote fuera alejado del pueblo.

"No nos queremos resignar, queremos luchar contra esta decisión que nos parece una injusticia muy grande. En estos últimos tiempos se han dicho cosas horribles de los sacerdotes, pero también es bueno saber que hay curas que están trabajando con la gente. Siempre pasa lo mismo con la jerarquía de la Iglesia, en la década del setenta los dejaban solos y a algunos los mataban, ahora los trasladan. Cuando hacen un trabajo social importante los acallan, los silencian o los trasladan a otro pueblo para que se sepa de ellos", expresó María José Zochi, colaboradora de la parroquia de Cañada.

Según relato la mujer, el traslado del sacerdote "viene enganchado a partir del crimen de una anciana (Amanda Sánchez), que si bien está esclarecido con gente detenida, el padre Sergio denunció lo que pasó con esta señora cuando la asisten en el hospital. Ingresa viva al Samco y luego fallece".