Domingo, 2 de marzo de 2008 | Hoy
SANTA FE › KIRCHNER, LIFSCHITZ Y BINNER SOBRE LO QUE VIENE
Rosario/12 pudo conocer la trastienda de la reunión Kirchner-
Lifschitz donde se habló de nucleamientos, Hermes Binner
y las confrontaciones que se vienen en el 2009 y el 2011.
Por Pablo Feldman
Las reuniones que preside Néstor Kirchner en Puerto Madero permitieron observar el grado de influencia y peso específico que ostenta el ex-presidente en la vida política de la Argentina. La idea de "doble comando" -que tan mal cayó en la Casa Rosada- no sólo no se disipa con Néstor ocupándose de la reorganización partidaria, sino que se acentúa en la medida en que sus interlocutores no han sido exclusivamente dirigentes del PJ, sino referentes de otras fuerzas políticas a las que Néstor K ya les habla del 2009 (elecciones parlamentarias) y del 2011, cuando aún no han transcurrido siquiera los primeros 100 días del gobierno de su esposa Cristina. Si bien el número de contertulios peronista del ex mandatario es claramente superior a la de los extrapartidarios, la reunión con Miguel Lifschitz fue la más extensa.
El intendente de Rosario ha sido muy discreto a la hora de relatar su contenido, podría decirse inclusive que ha sido esquivo y huidizo. Tal vez como fruto de un acuerdo en la misma reunión de no ventilar detalles del encuentro. De todos modos, en diálogo con Rosario/12, el dirigente socialista admitió que se abordó el futuro escenario político, en el que el Presidente imagina dos fuerzas pluripartidarias, una de centro derecha y otra de centro izquierda, enfrentándose, lo cual dejaría de lado el viejo esquema de disputa entre partidos. Ya no más -imagina Kirchner- peronistas vs. Radicales o socialistas vs. Pro. Sino bloques afines, transversales (?) con representantes de los viejos partidos en ambos lados de la red.
Desde luego que "los K" se sitúan liderando el espacio de centro/izquierda y no el de la derecha como hace nada más que década orientaba otro ex/presidente peronista. Esa pululancia peronista no alcanza a otros sectores, a Mauricio Macri -por citar un referente de la derecha- no se le ocurriría parecer de izquierda ni siquiera una tarde, y menos aún solicitar la inclusión de su partido en la Internacional Socialista, cosa que si hará el nuevo jefe del peronismo, y para ello cuenta con la anuencia del dirigente más importante del socialismo en la Argentina, Hermes Binner.
Ese gesto del Gobernador de Santa Fe, sumados a otros como el acto en Villa Gobernador Gálvez la semana pasada, o las reuniones periódicas en la Rosada dan margen para pensar que el esquema a futuro que está imaginando Néstor puede contar con el socialismo. Sin embargo, en las filas del PS nadie quiere "gastar a cuenta" ni desestimar esa alternativa. Si bien falta más de un año para aproximarse a definiciones importantes (como el armado de listas para los comicios parlamentarios), ese momento va a llegar, y más temprano que tarde habrá que mover las fichas.
Tanto Binner como Lifschitz han decidido por ahora compartir ese espacio. Está claro que ambos tienen responsabilidades de gobierno y no hay elecciones en lo inmediato. Lo mismo ha hecho el Senador Rubén Giustiniani, quien después de la derrota electoral secundando a Elisa Carrió, ha bajado el perfil y tomado distancia de la fundadora del ARI, a la espera de la discusión que "puertas adentro" ya se insinúa acerca de quien será el candidato a Senador (Giustiniani aspira ser reelecto), quienes a diputados y otros cargos menores. Es probable que -como sucedió en los últimos años- los nombres surjan del "consenso" y no de internas. Por lo tanto, se hace difícil imaginar que Giustiniani enfrente a Binner en Santa Fe, cuando a nivel nacional sus camaradas desean ungir Presidente del partido al primer Gobernador Socialista de la historia Argentina. Pero se supone que antes de eso deberá darse la discusión sobre el destino de la fuerza, y allí es también poco probable que no se llegue a un acuerdo sobre el rumbo a tomar.
En cualquier caso es una discusión que excede los límites de Santa Fe, y a la que habrá que agregar otros nombres propios a los de Kirchner y Binner. Las pretensiones de liderazgo opositor de Elisa Carrió chocan por derecha con el Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, y por izquierda con el Gobernador de Santa Fe. Lilita tiene la comodidad de no estar en gestión, pero el contrapeso de no poder exhibir siquiera su gestión como administradora del consorcio del edificio en el que vive.
Macri es -por ahora- el más complicado ya que no sólo expresa inequívocamente ideas contrarias al gobierno, sino que es además el enemigo que los Kirchner quieren tener. Por eso mismo, la "armonía" socialista con el gobierno nacional no corre peligro fuera de los tiempos electorales. Pero estos llegaran, inexorablemente, y habrá que asumir riesgos y pagar costos.
No es inocuo aparecer junto a Julio De Vido, o a Ricardo "locomotora" Jaime. Los roles de Ministro y Gobernador explican la inevitabilidad del vínculo. El proyecto del "Tren Bala" va a ser una prueba de fuerza, por ahora anuncio, firma de contrato y discursos, en adelante se presentarán situaciones que van a demandar definiciones que repercutirán en el futuro electoral.
Por las dudas, Kirchner también hizo desfilar por Puerto Madero a Carlos Reutemann, y a Jorge Obeid. A la salida, después de besar el anillo, los ex-gobernadores se deshicieron en elogios y no dejaron dudas sobre quién es el Jefe. La "nueva generación", hizo la venia, postergó las internas, pospuso la "necesaria" (pero por lo visto no urgente) renovación dirigencial y hará lo que Kirchner ordene. Y eso puede ser encolumnarse detrás de Binner o plantársele de frente. En cualquier caso, la decisión se tomará entre Olivos y Puerto Madero, muy lejos de Santa Fe, y eso Binner lo sabe.
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