Sábado, 13 de septiembre de 2008 | Hoy
SANTA FE › CIERRE PROGRESIVO DEL INSTITUTO DE REHABILITACIóN DEL ADOLESCENTE
El ministro Superti dijo la nueva unidad cerrada para menores en conflicto con la ley penal estará "en consonancia con los requerimientos de las normas internacionales en la materia". El IRAR "era absolutamente inapropiado para estos fines", agregó.
Por Claudio Socolsky
El ministro de Justicia y Derechos Humanos de la provincia, Héctor Superti, anunció ayer el programa de cierre progresivo del Instituto de Rehabilitación del Adolescente de Rosario (IRAR) que será cedido al Servicio Penitenciario Nacional. Paralelamente; junto a otros funcionarios del área, el ministro detalló la puesta en funcionamiento de una nueva unidad cerrada para menores de la zona sur provincial que, según destacaron, estará "en consonancia con los requerimientos de las normas internacionales en la materia". Si bien no quiso dar mayores precisiones, Superti confirmó que el nuevo instituto se construirá en Rosario (ver aparte) y aclaró que cuando asumieron la gestión instrumentaron una serie de medidas para la transición; destacando entre otras acciones, la quita paulatina de funciones al Servicio Penitenciario, a cargo del instituto debido a la intervención establecida por el gobierno anterior.
Superti introdujo los anuncios indicando que las movidas se realizarán porque "el tema de la imputación penal y la minoridad en estos momentos está transitando un proceso muy profundo de cambio; tanto a nivel normativo normativo como de programas. Se ha cambiado el paradigma que existía en general con la minoridad. De un paradigma tutelar, ahora se pasa a uno de protección integral de los menores. Esto implica una serie de adecuaciones normativas que todavía no se han agotado. A tal punto que en la Legislatura provincial todavía está en discusión el proyecto de ley de Protección Integral".
Según el titular del ministerio de Justicia y Derechos Humanos provincial, el IRAR es un instituto que se ha caracterizado "por estar estigmatizado. Se ha instalado en el imaginario colectivo como una referencia a todo lo que tiene que ver con el menor y el delito". Superti dijo que la política que están desarrollando "está basada en la seguridad, para que los internos no se escapen; ya que están allí porque un juez lo ordenó y lo hizo en función de la legislación".
Desde la cartera se propusieron "generar un espacio interno, que sea lo más respetuoso posible de la dignidad de esas personas, y que en ese tiempo que transcurren en el establecimiento, los menores puedan crecer y mejorar".
"En el IRAR nos encontramos con que el diseño era absolutamente inapropiado para estos fines -continuó Superti-. Por eso dijimos en un primer momento que no servía y había que cerrarlo. Para eso hay que construir un establecimiento nuevo, que lógicamente llevará su tiempo. Mientras tanto estamos realizando una intervención multidisciplinaria".
A través de un comité de crisis, que está integrado por representantes de varios ministerios, en el IRAR se han evidenciado algunos cambios. Compraron colchones ignífugos; suministraron a cada uno de los internos un kit de ropa y un equipo para que puedan tener material escolar. Además, aumentaron la cuota alimentaria, convocando a una nutricionista para que la alimentación responda a un programa equilibrado. "Pero lo más importante que nos hemos propuesto es mejorar lo que es la vida dentro del IRAR", precisó Superti.
Entre otras medidas, la Dirección provincial de Justicia Penal Juvenil retomó la asistencia médica del instituto y comenzaron a trabajar con el ministerio de Salud. Reactivaron los talleres y pusieron un marcha un programa experimental -que de ser exitoso se replicará en los otros dos establecimientos con los que cuenta la provincia- que tiene como eje ponerle a cada interno un tutor, puesto que estará cubierto por un profesional especialmente entrenado para desarrollar esa tarea.
En este sentido, el doctor Ernesto Ratghe; asistente técnico del ministerio que está a cargo del programa, explicó que la idea de la tutoría "está tomada del concepto de resiliencia, que es la capacidad que se supone a todos los seres humanos de sobreponerse, aún en las peores circunstancias, y construir procesos de vida. Siempre y cuando exista un interlocutor válido que opere para poder realmente desplegar producción de vida. Debe quedar claro que los jóvenes que están ahí tienen niveles de dificultad vital enormes. Por eso es importante la intervención responsable de adultos, que los piensen como personas deficitadas, y no como personas que deben ser separadas y aisladas".
La titular de la Dirección, Silvia Crescente, indicó que están trabajando en forma articulada con otros ministerios y también con "el afuera del joven; tratando de pensar dispositivos en conjunto, teniendo en cuenta que este joven tiene toda una trayectoria de vida que hay que respetar y que tienen referentes con los que hay que trabajar. Esto permitirá dignificarlo y respetar su historia, en la cual el Estado no es ajeno".
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