SANTA FE
Ya hay 421 graduados del programa "Yo, sí puedo" que desarrollan docentes enviados por el gobierno de Cuba. El objetivo es capacitar en el próximo año a 33 mil analfabetos del norte de la provincia.
Los primeros 421 participantes del programa de alfabetización de origen cubano Yo, sí puedo se graduarán el próximos martes en la localidad de Margarita, departamento Vera. El norte provincial reúne los índices más altos de analfabetismo y luego de un convenio suscripto por el gobierno santafesino con el Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (IPLAC) de Cuba comenzó en enero pasado el diseño y adaptación del programa que ya se usó en Venezuela y en México. La etapa de aprendizaje destinado a analfabetos puros y funcionales se extiende por tres meses. Tanto el gobierno provincial -a través del Ministerio de Educación- como los especialistas cubanos que están en Santa Fe confían en que para diciembre de 2006 el norte de la provincia será un "territorio libre de analfabetismo" y en esa meta se incluye que se graduen 33 mil personas de los departamentos Garay, Vera, 9 de Julio y General Obligado. La expectativa es continuar hacia el resto de la provincia. El responsable del programa en Santa Fe, el cubano Oscar Enamorado Hernández, dice que es la única provincia que suscribió el convenio en calidad de tal aunque también desarrollan el Yo, sí puedo en algunos municipios y comunas de Buenos Aires, Córdoba y Jujuy. Las 33 mil personas registradas como analfabetas son en su mayoría mujeres, también lo son las primeras y la mayoría de quienes concurren a anotarse para dejar de ser analfabetas (ver recuadro). El total provincial de analfabetos puros alcanza a 72.553 personas mientras que la suma provincial para aquellos que cursaron la primaria incompleta llega a 314.159.
Oscar Enamorado Hernández es el coordinador provincial de programa Yo, sí puedo y Jorge Luis Véliz Cepero es asesor integrante del IPLAC con el que el gobierno de Santa Fe suscribió el convenio que tiene el objetivo de disminuir el número de analfabetos puros o funcionales en la provincia de Santa Fe. El Ministerio de Educación tiene la responsabilidad de intervenir en la ejecución pero el dato más importante es el de que debe ofrecer posibilidades de continuar con la educación primaria a los adultos que se asoman a la lectoescritura.
El trabajo preparatorio comenzó en diciembre del 2004 cuando -censo del INDEC 2001 como base- se ubicó que para la provincia los mayores índices de analfabetismo se encuentran en el norte provincial. En los departamentos Garay, Vera y 9 de Julio se detectaron 15.006 analfabetos y semianalfabetos entre quienes el 50 por ciento son 'puros'-nunca recibieron educación- y cuando se sumaron los datos del departamento General Obligado la cifra aumento a algo más de 33 mil personas. El programa comenzó a desarrollarse en junio pasado en las localidades de Santa Rosa de Calcines, Cayastá y Helvecia, del primero, en Tostado, Pozo Borrado y Villa Minetti, del segundo y Calchaquí, Margarita y Vera , del tercero. El próximo martes, en Margarita, se graduaran los primeros 421 alfabetizados.
Enamorado Hernández señala que según los últimos datos de la UNESCO en el mundo hay más de 980 millones de analfabetos y que muchos de ellos están en América latina. También recuerda que el único antecedente de erradicación del analfabetismo en Latinoamericana es la experiencia cubana de 1961, mientras que en el 2000 la UNESCO propuso para el 2015 terminar con el problema enraizado en la pobreza, la exclusión, la marginación y hasta en la discriminación por cuestiones de género.
"El programa Yo, sí puedo está pensado para los países del Tercer Mundo y para ser llevado a comunidades de difícil acceso", dice Enamorado Hernández. Los soportes físicos y técnicos son sólo un aparato de televisión y una grabación en video con la participación importantísima de un facilitador, alguien que trabaja de manera voluntaria, que no es necesariamente un docente pero que debe estar alfabetizado. El especialista cubano señala que la pertenencia de ese facilitador a la comunidad es un rasgo fundamental, casi determinante para cumplir la tarea de quien ayuda a la persona o grupo de analfabetos en la adquisición de la lectoescritura.
La tarea en el norte provincial requirió del armado de una red de trabajo que se apoya en las intendencias o en las presidencias comunales. También en los referentes y líderes de cada comunidad para poder llevar adelante las primeras fases del proyecto que comprenden el relevamiento, la comprobación de quienes son analfabetos y la etapa de sensibilización en cuanto al programa para el que muchos, tienen resistencias. La mujeres en son mayoría para mostrar su predisposición y también las personas grandes.
Después del 2001 "cuando empieza la idea -dice Enamorado Hernández- el Yo, sí puedo se trabaja en Venezuela con el video hecho con actores cubanos aunque en las experiencias de México y las que se han hecho en la Argentina hay participación de actores de cada país que dramatizan las situaciones y realidades que tienen que ver con la problemática del analfabetismo, abordan temas de la cotidianeidad, de la educación para la salud y de la gran casa latinoamericana".
El ritmo y duración de las clases se adapta a las posibilidades y características del grupo que puede estar compuesto por entre 8 y 15 personas, aunque hubo algunos de tres. La clase con 'Angela', la maestra a quien anima una actriz, se extiende por 30 minutos.
El Yo, sí puedo se basa en los conocimientos y en el bagaje cultural que cada grupo trae. La enseñanza parte de la asociación de las letras con los números por lo que el participante puede ser alfabetizado en tres meses.
De lunes a viernes, una hora por día, las reuniones se arman en un centro comunitario, en un club, una vecinal u otro local dispuesto con ese fin. En algunas zonas habitadas por familias de pescadores, donde sobre todo los hombres no pudieron concurrir, se prepara para el 2006 el encuentro en los días sábados y con mayor duración.
--¿Y cómo termina una persona que participó del programa luego de los tres meses y de las 65 clases.
--Además de poder leer y escribir se aprende a escuchar que es diferente a oir. También se desarrolla la habilidad de observar y de transmitir mensajes con coherencia. De allí en más están motivados y está el desafío y el compromiso del gobierno provincial para que puedan insertarse en la educación primaria para adultos.
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