Hoy es un día clave para la definición del conflicto en General Motors. Casi la última oportunidad. Así de decisiva es la reunión que se realizará hoy en Buenos Aires para ponerle fin al conflicto iniciado el 17 de octubre pasado, con el despido de 436 operarios. En tanto, el clima está caldeado. Es que el gremio automotriz, Smata, anunció que si en la reunión de hoy no se firma un acuerdo, tomarán la planta de Alvear a partir del lunes 5 de enero. El encuentro de esta tarde fue convocado por el Ministerio de Trabajo de la Nación luego de la última extensión impuesta a la conciliación obligatoria.

Aunque la inminencia del acuerdo fue anunciada muchas veces, desde el gremio tienen cierto optimismo para la reunión de hoy, ya que consideran que podrán achicarse las últimas diferencias con los representantes de la firma. Pero sin duda que también reconocen que la cónclave puede terminar mal, como ocurrió hasta el momento.

La semana pasada cuando estaba todo acordado, los representantes de la empresa se fueron, hablaron por teleconferencia con los jefes en Detroit (sede de la firma en Estados Unidos) y a las dos horas volvieron y cambiaron la postura.

La última diferencia entre las partes surgió cuando el sindicato acusó a la empresa -que ya dio marcha atrás con los 436 despidos- de no querer renovar 39 contratos laborales. El gremio reclama que todos los empleados estén adentro y después negociar una reducción de la jornada o rotaciones de horarios para distribuir el peso de la crisis.

Aunque la reunión oficial sea hoy, durante el fin de semana hubo contactos entre las partes. Según publicó ayer el portal de noticias Rosario3.com, Smata podría ceder y permitir que a entre 10 y 15 contratados no se les renueve el vínculo, pero con la condición de que queden en lista de espera para volver a ocuparlos cuando se reactive la producción. Ese punto sería la llave para resolver la problemática luego de más de 70 días de negociación. Pero si no se llega a un acuerdo, el próximo 5 de enero cuando finalice la parada técnica de la planta, los trabajadores tomarán las instalaciones.

Desde el comienzo del conflicto, Smata insiste con frenar cualquier cesantía y establecer un régimen de reducción de jornadas o suspensiones rotativas entre el total de 2.200 operarios que tiene la planta.