Dom 22.01.2006
rosario

SANTA FE › UNA DENUNCIA DIARIA POR ABUSO SEXUAL SE RECIBE EN LA COMISARIA DE LA MUJER

La mirada profunda al interior familiar

En los últimos días tres niñas de la ciudad y la zona quedaron embarazadas como consecuencia de una violación. Ayer se sumó otro caso de abuso de una
chica de 17 años. La mayor parte de las denuncias que se reciben, son
por "abuso simple" (sin penetración). Y el en el 90% de los casos el abusador pertenece al entorno cercano.

› Por Sonia Tessa

Cuando el abuso sexual contra niñas se hace público, provoca horror y extrañeza. Durante el último mes, tres niñas víctimas de abuso sexual infantil quedaron embarazadas en la provincia de Santa Fe. Fueron noticia, sus historias abrieron debates, y también pusieron en evidencia que su sufrimiento es algo cotidiano para muchas niñas y niños. La Comisaría de la Mujer de Rosario recibe cada día al menos una denuncia (entre 30 y 45 por mes), de las cuales la mayoría son por abuso simple (sin penetración). En el 90 por ciento de los casos el agresor es una persona del entorno. Pero son muchos más los casos que se silencian. Es evidente en la maternidad Martín, donde las niñas madres callan que el embarazo fue producto de un abuso, cometido por alguien del entorno. Amenazadas y culpabilizadas por el abusador, tienen miedo de provocar una crisis que ponga en peligro incluso la situación económica familiar. Ellas cargan sobre sus espaldas con el silencio y el secreto. La definición del abuso habla del aprovechamiento sexual de niños y niñas por parte de una persona que ejerce poder y dominación. La asimetría de poder, fuerza y edad es lo determinante.

Las tres niñas santafesinas cuyos embarazos expusieron el abuso en el último mes tuvieron historias diferentes. La niña discapacitada de 13 años cuya mamá pidió que se le practique el aborto llegó a la interrupción espontánea del embarazo a las 17 semanas, en los primeros días de enero. Estaba en curso el trámite judicial que autorizara la intervención. El agresor fue la pareja de la madre, quien denunció la situación y se expuso al tortuoso proceso de pelear por la salud de su hija. Pocos días después, en la zona rural de Esperanza otra niña, de 12 años, parió un bebé prematuro pocos días después de enterarse de que estaba embarazada. El agresor era el dueño del almacén del barrio, donde ella concurría a diario. El tercer caso es más reciente, y la víctima es una niña de once años de la localidad de Alvear, abusada desde hacía un año por la pareja de la madre. Una vez que se atrevió a hablar, en medio de una gran angustia, también se descubrió que cursa un embarazo de 14 semanas.

La mayoría de las veces no hay denuncia. Así, muchas niñas quedan embarazadas, y llegan al parto, sin abrir la boca sobre el abuso que sufren. "Como es bastante frecuente el abuso sexual intrafamiliar, en los casos de madres niñas trabajamos con las asistentes sociales, evaluamos la constitución del grupo familiar y pesquisamos lo que subyace. Lo hacemos en forma sistemática porque sabemos que son situaciones frecuentes", reconoció la vicedirectora de la institución, Silvia Carbognani. En ese centro asistencial, en el año 2004, hubo 2.767 partos de madres menores de 16 años, lo que constituye el 9,1 por ciento del total. Si bien no todos correspondieron a abuso sexual infantil, se estima que el 95 por ciento de los embarazos de menores de 13 años tienen ese origen.

"Muchas veces la gente tiene el imaginario de que se trata de personas extrañas, de asaltos callejeros, como se ve en las películas, pero la realidad indica que más del 90 por ciento corresponde a situaciones intrafamiliares", aseguró Patricia Giuricich, del Area de la Niñez de la Municipalidad, donde el total de las 15 víctimas que atienden por estos días fueron abusadas por adultos del núcleo conviviente. Padrastros, hermanos mayores, abuelos y tíos son los agresores más frecuentes, pero también hay casos donde se trata de amigos de la familia, y también de los padres biológicos.

Desde las organizaciones no gubernamentales, Casa de la Mujer fue pionera en abordar la problemática, y trabaja desde hace más de una década. "No es un fenómeno que sorprenda. En los embarazos de niñas, el 95 por ciento son por violaciones, y estamos hablando de abusos reiterados durante años", indicó Mónica Arrighi, de esa ONG, quien agregó: "El embarazo es el final de lo que viene sufriendo la criatura, que suele ser progresivo. Generalmente se comienza con manoseo, la eyaculación cerca de la criatura, y luego se llega a la violación".

Cuando llegan a la Maternidad Martín, se cumplieron todos los casos. Para Carbognani, una pauta común es la composición de la familia. "Es raro que sea el padre biológico, es más común que sea un padrastro o algún otro tipo de parentesco, como medios hermanos y tíos", afirmó. En las víctimas, el silencio es una constante. "Muchas veces ves que callan porque eso forma parte de interferir con la vida habitual de la familia, significa condicionar a otros, que van a tener que modificar alguna actitud de su vida, y particularmente si se trata de la actual pareja de la madre, con un riesgo para la alimentación de todo el grupo", agregó. También encuentran una naturalización de las madres. "Son historias repetidas, por eso no aparece tanto el castigo, ya que muchas de sus madres también lo fueron de adolescentes", puntualizó.

Negación y naturalización es una dupla que opera de manera habitual. Desde la Dirección de Atención Primaria de la Salud (que concentra los 50 centros de salud municipales diseminados por la ciudad), no creen que haya más casos que antes, sino que "es un problema más visible, la gente transparenta más la situación". Relató también que el trabajo de los equipos interdisciplinarios que abordan la problemática detectan que se repite a lo largo de las generaciones. "Cuando se comienza a trabajar, las madres, las abuelas, relatan historias de abuso. Por eso desde nuestros equipos apuntamos a no naturalizar la situación, a problematizarla", consideró Leonardo Caruana, director de Atención Primaria de la Salud. Aseguró que se aborda desde una perspectiva compleja, y que "la visión médica es sólo una parte del trabajo". Por eso, recurren al aporte de otras disciplinas. "Los equipos de referencia están integrados por médicos, enfermeros, trabajadores sociales, psicólogos y abogados, que se relacionan con la familia y garantizan intervenciones para poner un límite a la situación". En ese sentido, los centros de salud, los centros Crecer y las escuelas son lugares privilegiados para detectar estas situaciones. Aunque no siempre se logre.

Es cierto que más difusión de la problemática implica mayor denuncia, y más alerta. "Desde la creación de la Comisaría de la Mujer, todos los años registramos un incremento de la cantidad de denuncias. La gente va tomando confianza para acercarse a denunciar, aunque sabemos que no todo se denuncia, porque cuesta mucho detectarlo, y también cuesta mucho abordar esta situación", afirmó Carina Rodríguez, a cargo de la Comisaría de la Mujer en enero.

Desde la Casa de la Mujer apuntan a la prevención. "Siempre trabajamos sobre el 19 de noviembre como día internacional para prevenir el abuso sexual infantil. La difusión de esta problemática, el trabajo en las escuelas, estar atento a los indicios, son todos pilares de nuestro trabajo, porque un docente puede detectar la situación ya que tiene un contacto privilegiado con los niños", apuntó Arrighi. Y en ese punto, creer en la palabra del niño es prioritario. "Cuando un chico cuenta situaciones de abuso con detalle no las inventa. Y cuando no puede contarlo con palabras, hay otros indicios, como los dibujos, cambios de conducta extremos, o los juegos con connotaciones muy sexuales. Allí el chico está queriendo decir algo", aseveró.

La educación sexual es una herramienta de prevención fundamental. "Hay que trabajar con los niños, desde jardín de infantes, en el conocimiento de sus cuerpos, en que son dueños de sus cuerpos y nadie debe tocarlos si no quieren, en la diferenciación entre la caricia y el manoseo. En el conocimiento de sus derechos, hay cuentos y películas para ver con los chicos", apuntó la docente Claudia Mauri, también de Casa de la Mujer.

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