SANTA FE › EN ROSARIO SE OTORGARON 100 MIL JUBILACIONES DE AMAS DE CASA DESDE EL AñO 2006
En toda la provincia, el beneficio alcanzó a 521 mil personas desde la sanción de la ley que estipula una moratoria de 60 meses. El jefe de Ansés, Roberto
Sukerman, indicó que el acceso a la seguridad social es "un derecho constitucional".
› Por Gustavo Palma
Unas 100 mil personas accedieron desde 2006 a la llamada jubilación de amas de casa en Rosario y su zona, de acuerdo con los datos brindados por el jefe de la Unidad de Atención Integral de Anses (UDAI), Roberto Sukerman. "Así como todos los ciudadanos tenemos derechos civiles, también tenemos derechos sociales constitucionales, y uno de ellos es estar incorporado al sistema de la seguridad social", puntualizó Sukerman, quien recordó que "la oportunidad de ingresar en la moratoria a partir de la ley 24476 posibilitó que miles de personas no quedaran excluidas del sistema previsional".
La ley otorgó el haber mínimo mensual a "aproximadamente 521.000 personas en la provincia, así como a 100.000 ciudadanos en la localidad de Rosario y zona de influencia", detalló la Coordinadora de Gestión de Beneficios de Anses, Silvia Petersen. Las personas que solicitan la jubilación de amas de casa y que cumplen con los requisitos (60 años para las mujeres y 65 para los hombres, sumado a regularizar los 30 años de aportes que solicita Anses), pueden acceder a facilidades. "Quienes ingresen en la moratoria pueden pagar la deuda de esa regulación de aportes en 60 meses", indicó Petersen.
Al mismo tiempo, Sukerman enfatizó que "la implementación de este haber jubilatorio es revolucionaria, ya que no sólo permitió incorporar a miles de personas que estaban fuera del sistema de seguridad social, sino que además brinda la cobertura médica de Pami". En ese sentido, el funcionario del organismo nacional quiso "felicitar y reconocer a los trabajadores de Anses por el esfuerzo que tuvieron que hacer para registrar en muy poco tiempo a la misma cantidad de gente que estuvo jubilada a lo largo de la historia argentina".
Sin embargo, el abogado Franklin Quagliato, profesor de Derecho de la Seguridad Social en la Universidad Nacional de Rosario, opinó que "el régimen contributivo tiene que responder esencialmente a aquél que hizo los aportes correspondientes pero no al que no los hizo, ya que en última instancia una política de seguridad social puede tener otros componentes para resolver las situaciones de necesidad".
La visión de Quagliato es crítica. "Todos tenemos la obligación de hacer los aportes en nuestra vida activa, y como consecuencia del cumplimiento de esas obligaciones nacen los derechos en el momento en que reunimos los requisitos para el logro de las prestaciones", consideró. De este modo, Quagliato calificó a la jubilación de amas de casa como "un fenómeno incomprensible, ya que aquel que hizo aportes durante 40 años termina cobrando un haber mínimo de jubilación del mismo modo que aquél que no los ha realizado".
En ese sentido, Sukerman apuntó a otros factores. "La situación es complicada, ya que el que nunca ha aportado y se jubila a través de la moratoria no debe ser prejuzgado en que no tuvo intenciones de hacerlo sino mejor dicho que no pudo", planteó. El funcionario puntualizó que "este tipo de jubilación aumentó su haber mínimo en un 500 por ciento desde el año 2003", y que "el 41 por ciento de los jubilados y pensionados del país se incorporaron mediante este sistema sin tener todavía los aportes".
En ese sentido, los funcionarios locales de Ansés le dieron un marco a la ley que permite la jubilación de amas de casa. "Vino a buscar una solución histórica para la inclusión social de personas que se encontraban excluidas del sistema, pero la problemática sigue, porque el 40 por ciento de los trabajadores no aportan al sistema en la actualidad. Entonces es el cuento del nunca acabar", dijo Sukerman.
En cambio, Quagliato tiene una visión crítica de cómo se implementó el beneficio. "Si bien es cierto que la jubilación para las amas de casas cubre necesidades económicas insatisfechas, a la par acceden aquellos que no tienen necesidades. Es decir, la puede obtener el pobre y el no tan pobre, y el rico y sumamente rico", apuntó.
En ese punto, Sukerman indicó que el organismo "confía en la buena fe de las personas", pero no omitió "la existencia de casos de ciudadanos que estafan al sistema porque son ricos y nunca han realizado aportes". El funcionario subrayó que "no se puede dejar de establecer un sistema porque alguien puede abusar del mismo".
En otra línea, Quagliato expresó que a la par de ayudar a aquellos que tienen necesidades "se debe buscar la forma para que esta jubilación no sea lesiva para quienes aportaron en el transcurso de su vida".
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