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Domingo, 29 de agosto de 2010

SANTA FE › CONCEDIERON LA PRISIóN DOMICILIARIA AL COMISARIO MARTíNEZ DORR.

Aguarda su condena en casa

El ex comisario, alias "Morrongo", está acusado por delitos de lesa humanidad y estuvo preso en la cárcel de Las Flores desde hace dos años, a la espera del juicio oral y público. Ya en democracia llegó a ser jefe policial en Rafaela.

Desde Santa Fe

El Tribunal Oral Federal de Santa Fe concedió la prisión domiciliaria al comisario jubilado Roberto Martínez Dorr ("Morrongo"), que estaba preso por delitos de lesa humanidad en la cárcel de Las Flores desde hace dos años, a la espera del juicio oral y público, que ahora aguardará en su casa. Martínez Dorr está procesado por la "privación ilegal de la libertad" y "tormentos" del ex militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), Froilán Aguirre, a quien un grupo de tareas secuestró en setiembre de 1976 en el hospital Iturraspe, donde también cayó su compañero Juan Alberto Osuna, que luego apareció muerto en un enfrentamiento fraguado en Paraná.

En una resolución que firman los jueces María Ivón Vella y José María Escobar Cello, el Tribunal dispuso la prisión domiciliaria de Martínez Dorr por una dolencia que le afecta la vista, según informes médicos que se completaron esta semana. "Analizadas las circunstancias del caso, surge que en menos de un mes, la agudeza visual del imputado ha disminuido de un 40 a un 20 por ciento en el ojo derecho y al 30 por ciento en el ojo izquierdo", un "cuadro que le afecta el desarrollo de su vida cotidiana normal".

"Resulta indudable que la patología que presenta el imputado se agravó sensiblemente, al punto de encontrarse a escaso margen de llegar a la ceguera legal".

Por lo tanto, el Tribunal resolvió morigerar las condiciones de detención de Martínez Dorr al considerar que "la dolencia que padece se asimila a una discapacidad" y "su permanencia en la cárcel significaría" someterlo a un trato "indigno, inhumano o cruel", explicó. Y citó un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que ha dicho que "una de las obligaciones que ineludiblemente debe asumir el Estado en su posición de garante, con el objetivo de proteger y garantizar el derecho a la vida y a la integridad personal de las personas privadas de su libertad es la de procurarle a éstas las condiciones mínimas compatibles con su dignidad mientras permanecen en los centros de detención"", agregó.

En un primer momento, el Tribunal había denegado a Martínez Dorr el arresto domiciliario, pero la defensa recurrió a la Cámara Nacional de Casación Penal, que revocó el fallo de los jueces santafesinos.

La Cámara de Casación Penal ya había ordenado la excarcelación de siete represores de la provincia, entre ellos cuatro militares imputados en una megacausa que investiga la justicia federal de Santa Fe: los tenientes coroneles Jorge Roberto Diab y Domingo Morales (que operaron como subjefe y oficial de operaciones del Destacamento de Inteligencia Militar 122), el general Carlos Alberto Settel y el suboficial Mario Carmelo Ferger. Diab está procesado por 46 homicidios y Morales por 16, mientras que a Settel y Ferger se los acusa por la desaparición y el asesinato de dos soldados conscriptos: Edgardo Ferreyra y Roberto Daniel Suárez, en 1977.

Martínez Dorr fue denunciado por Froilán Aguirre como uno de los represores que lo sometió a una feroz paliza en la comisaría 1ª por un graffiti que escribió en la pared de un calabozo. Por entonces era un estudiante secundario que militaba en la UES, cuando lo secuestraron el 8 de setiembre de 1976, lo torturaron en un centro clandestino en San José del Rincón y después lo llevaron a la seccional 1ª. "Estuve encapuchado y esposado durante 29 días", dijo cuando declaró en el juicio al ex juez Víctor Brusa, en noviembre del año pasado.

Un día, Aguirre dibujó una estrella de de ocho puntas con sus iniciales: "FA", la fecha de la caída: "8/9/76" y una firma: "Montos". "Cuando se dieron cuenta entró al calabozo un oficial al que le decían 'Morrongo' y después me enteré que era Martínez Dorr que me dio una paliza descomunal. Me preguntaba: '¿Así que sos monto?' Me azotó la cabeza contra la pared veinte veces. Me saltó arriba del cuerpo y con un manojo de llaves me golpeaba en los testículos. Uno de los detenidos que estaba ahí sufrió un ataque de vómitos por la forma en que me habían pegado", dijo Froilán, que logró "reconocer la fisonomía" de su torturador, Martínez Dorr.

Tiempo después, lo trasladaron a la Guardia de Infantería Reforzada, donde un capitán del Ejército de apellido Cerini lo interrogó sobre su situación y le preguntó sobre el compañero de militancia que había caído con él. Le dijo que no sabía su nombre. "No te hagas el pelotudo porque ese tipo está un metro 80 bajo tierra", le contestó Cerini. La respuesta del militar le confirmó que habían matado a su compañero en la sala de torturas en el chupadero de Rincón. Y con el tiempo se enteró que se llamaba Juan Alberto Osuna y que su cuerpo apareció en un enfrentamiento fraguado en Paraná, conocido como la masacre de La Tapera.

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Froilán Aguirre, fue secuestrado en setiembre de 1976 en el hospital Iturraspe y apareció muerto.
 
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