SANTA FE › REVELACIONES SOBRE LA INVESTIGACIóN DEL CAMPO SAN PEDRO, CERCANO A LAGUNA PAIVA
La Casa de Derechos Humanos de Santa Fe trabajó varios años, antes de presentar la denuncia, en 2007. Los dichos de un testigo que fue cuidador del predio fueron fundamentales. La semana pasada se identificó uno de los ocho cuerpos.
› Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
Rosario/12 tuvo acceso a la investigación del equipo de la Casa de Derechos Humanos de Santa Fe sobre el campo San Pedro. Un predio militar cercano a Laguna Paiva, donde se guardan los secretos del terrorismo de estado. El 9 de junio, los antropólogos forenses hallaron una fosa clandestina con ocho cuerpos, cinco hombres y tres mujeres, y la semana pasada lograron identificar a la primera de las víctimas: María Esther Ravelo, militante política no vidente desaparecida junto a su esposo, Etelvino Vega, 17 de setiembre de 1977, en Rosario. "Esta es la prueba que el campo era un centro de exterminio de la dictadura. Y revela cuál era la metodología del terror en el Segundo Cuerpo: el secuestro, la tortura, el asesinato y la desaparición de los cadáveres en enterramientos clandestinos", dijo uno de los investigadores. "Con la identificación de Cuqui -como llamaban a Ravelo toda la historia queda clara como el agua: la secuestraron, le robaron la casa, la fusilaron e intentaron desaparecer su cuerpo en un predio militar. Acá no hay ninguna laguna ni bache. Es la cadena real de lo que ocurría con los desaparecidos. La responsabilidad del Ejército es directa", agregó.
La investigación de la Casa de Derechos Humanos fue una paciente y templada búsqueda de datos y testimonios durante años, hasta que se presentó la denuncia en la justicia, el 19 de marzo de 2007, con fotos y hasta planos de los sectores del campo donde podría haber fosas comunes. Lo que entonces era una hipótesis, el hallazgo del 9 de junio de ocho cuerpos lo convirtió en la prueba del crimen. Y la identificación de una desaparecida en Rosario, terminó de probar la metodología del terror. "Esto demuestra que los grupos de tareas estaban integrados por determinados represores, pero había una planificación del terrorismo de estado que estaba a cargo de los mandos naturales de las Fuerzas Armadas. Ahora, la justicia deberá investigar quiénes asesinaron a estas personas", dijo otro de los investigadores.
¿Tienen una hipótesis de quiénes pueden ser las otras víctimas? -preguntó Rosario/12.
Sería aventurado hacer especulaciones y más, con las expectativas que este hallazgo generó en las familias de los desaparecidos. Hay que esperar el resultado de los análisis genéticos que se enviaron a Estados Unidos. Este se realizó en la Argentina en el Laboratorio de Inmunogenética y Diagnóstico Molecular (Lidmo), en Córdoba. Y después se podrá enlazar la investigación para identificar a los otros siete, pero es probable que formaran parte del mismo grupo. Lo que ya está probado es que hubo enterramientos clandestinos en el Segundo Cuerpo, esa era la metodología del exterminio que se utilizaba acá, más allá de que pudo haber vuelos de la muerte.
¿Y puede haber más fosas comunes?
Sí, hay más fosas comunes -contestó uno de los entrevistados. Y ponderó el relato del cuidador del campo San Pedro, Carlos Jesús Castellanos, quien antes de morir dejó su testimonio y hasta señaló en un plano los lugares donde había que buscar los enterramientos. La Casa de Derechos Humanos presentó esa prueba ante la justicia. "Castellanos fue el único testigo ocular, él no vio los cuerpos pero sí las fosas. Y observó reiteradamente la misma metodología: la presencia de personal militar que pertenecía a Inteligencia, la orden de abandonar el campo por tres o cuatro días. Y después, cuando regresaba aparecían pozos con restos de cal en lugares donde antes no había nada. El era un hombre que recorría el campo a caballo", agregó.
El campo San Pedro era utilizado por el Ejército para maniobras y ejercicios militares.
¿Cuántas fosas puede haber en San Pedro?
Castellanos hablaba de dos. Hay que recordar que él comenzó a trabajar en el campo en agosto de 1977.
Es decir, poco antes de que secuestraran a Ravello, en setiembre de 1977.
Así es. Lo que no está preciso es el tiempo de cautiverio y dónde la asesinan. Eso es lo que tiene que investigar la justicia, quién la asesinó. Porque la responsabilidad del jefe del Segundo Cuerpo es directa.
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