La camarista federal Laura Inés Cosidoy, presentada por algunos medios locales como la "jueza antidrogas", confió ayer sus ganas de lanzarse a la arena política. Cosidoy dijo que "no es dificultoso" pelear contra el narcotráfico pero "no hay decisión política de hacerlo, por eso el propósito de necesitar alguna apoyatura". Y confesó que sería dentro del peronisno, porque "tiene simetría con mi modo de ver determinadas cosas". Cosidoy es la magistrada que confesó ante este cronista su amistad y cercanía con el general Leopoldo Fortunato Galtieri, quien "me salvó la vida", había dicho.

La magistrada que se hizo conocida por sus denuncias de connivencia policial en casos de nacotráfico aseguró que su objetivo es terminar con la "corrupción y la inseguridad" y en paralelo realizó una suerte de convocatoria. "Si tendría a alguien que me escuchara y tuviera ganas de levantar conmigo un guante, estaría bárbaro", dijo a Radio 2.

La jueza sorprendió con su pre lanzamiento a la política mientras hablaba de cómo el narcotráfico financia campañas políticas. Cosidoy dijo que "no es dificultoso" pelear contra el narcotráfico pero "no hay decisión política de hacerlo, calculo porque no conviene o los funcionarios dicen 'más vale no me meto' o porque tienen órdenes de donde sea".

La jueza dijo que tenía un techo para su acción desde la Justicia y como "estoy llegando a ese límite y a ese techo", estaba dispuesta a saltar a la arena política. "Tengo una idea, un deseo, un propósito de hacer algo", dijo y amplió: "No puedo cometer la necedad de quien desde los 22 años estuvo dentro de la Justicia sin una filiación política y que necesitaría de alguna apoyatura y de gente que tenga ganas de hacer cosas al lado mío".

"Esta vez tendría ganas" de ser candidata, afirmó y dio una suerte de pista desde donde se ve militando por un cargo político en 2011. "Definitivamente mi pensar tiene que ver con el peronismo. Tiene simetría con mi modo de ver determinadas cosas", dijo.

Seguramente no será desde el sector que defiende la política de derechos humanos del gobierno de Cristina Kirchner, así como los juicios por terrorismo de estado, ni al que pertenezca la veintena de testigos que desfilaron ante el Tribunal Oral Federal Nº 2, quienes repiten

que la ex defensora oficial no hizo nada para defenderlos.

Entre los testimonios más duros se encuentran los de Lilian Gomez y Marta Bertolino. Rosario/12 publicó en su momento que Cosidoy hacía circular la información que ellas les brindaban en los encuentros dentro de la cárcel de Devoto. O las más reciente de Laura Hanono que con solo 16 años de edad denunció ante la defensora oficial las torturas a las que había sido sometida en el Servicio de Informaciones, y obtuvo como toda respuesta: "Vas a estar presa veinte años".

Además de testigos y víctimas de la represión ilegal en Rosario durante la dictadura, que denunciaron su complicidad en aquellos años, el secretario de Derechos Humanos de la CGT, Julio Piumato, aseguró que en 1979, presos políticos que eran trasladados de Coronda a Buenos Aires le dijeron que la actual camarista federal "les pedía que se quiebren".