El ministro de Justicia, Héctor Superti, advirtió que la reforma del sistema penal ﷓acaso, el eje principal de su gestión﷓ todavía "sigue y seguirá encontrando resistencia en sectores que se dan cuenta de que perderán poder", en tácita alusión a la expresa oposición que la mayoría de los jueces de la Corte Suprema, el procurador Agustín Bassó, legisladores justicialistas y hasta la Asociación de Magistrados han prodigado para con el cambio de modelo. A eso atribuye el funcionario provincial la demora que el cambio experimenta: afirmó que la intención del gobierno es aplicar la reforma penal por consenso, aunque todavía ese objetivo no se alcanzó del todo.

El titular de la cartera de Justicia reflexionó ayer sobre las consecuencias políticas de la separación de las fiscalías y las defensorías, fuera de la órbita del procurador y de la Corte, y de la creación de la figura del querellante en las investigaciones penales, entre otros rasgos del modelo que levantan polvareda en los despachos más tradicionales de los tribunales santafesinos. Lo hizo durante una recorrida por el obrador del Centro de Justicia Penal, en Virasoro al 1100, con autoridades del Colegio de Abogados y de la Cámara Penal de Apelaciones, y un día después de la primera reunión que Hermes Binner ofreció para ese consenso anhelado en torno a la reforma procesal penal.

Superti reconoció que la aplicación del nuevo sistema no está siendo tan ágil como lo hubiera deseado, pero tampoco esperaba que el camino estuviera festoneado por margaritas. "Hay que distinguir lo que es demoras con lo que es el tiempo necesario para que un proyecto madure", explicó.

-¿Considera haber logrado alinear a los opositores con el nuevo sistema penal?, preguntó Rosario/12.

-No. Creo que el consenso total no está y la resistencia seguirá. No hemos terminado con eso, aunque sí cada vez están más sometidos a este cambio porque la decisión política del gobierno es superior. Detrás de estos cambios hay una gran redistribución de poder. Entonces, aquellos que ven que pierden poder, se resisten- respondió.

El ministro no quiso enumerar los abanderados de las diatribas contra la reforma, pero dijo: "Son siempre los mismos, y su manera de operar aparece cada vez que hay una dificultad; pero es un buen síntoma, señal de que estamos avanzando".