Vie 17.05.2013
rosario

SANTA FE › DECLARó MANUEL CASADO EN LA CAUSA POR SU SECUESTRO Y TORTURAS EN SAN LORENZO

Pili Rodríguez, el entregador

El ex secretario general del sindicato municipal contó por décima vez en la justicia que fue levantado por un carro militar, y permaneció detenido varios días. Las hermanas de Casado señalaron sin hesitar al civil como quien marcó a la víctima.

› Por Sonia Tessa

"Hace treinta y siete años que tengo secuelas. A veces no duermo de noche. Ahora, desde hace días no puedo dormir. El tener que pensar en esto me removió todo de nuevo". Manuel Casado revivió ayer por décima vez en los Tribunales lo ocurrido aquel 25 de marzo de 1976 en Urquiza y San Martín de San Lorenzo, llamada "la esquina de los Bancos". En ese lugar, Pedro Pili Rodríguez lo marcó para que lo levantaran. Las dos hermanas de Casado, Justa y Olga, lo recordaron y reconocieron sin dudar al entonces asesor letrado de la Municipalidad, que llegó a ser diputado provincial en democracia. La víctima, además, recordó su secuestro en un carrier militar para llevarlo a la Municipalidad, donde Rodríguez le espetó: "De esta no te salvás". Los golpes que le dejaron huellas en la cabeza y el brazo durante mucho tiempo, la picana eléctrica. Cuando la integrante del Tribunal Oral Federal número 1 María Ivon Vella le preguntó en qué parte del cuerpo lo habían torturado, Casado fue concreto: "En los testículos, estuve seis meses durmiendo con mi mujer como hermanos".

La primera vez que Manuel Casado contó su secuestro ante un juez fue el 7 de noviembre de 2003. Desde entonces, brindó seis declaraciones en la etapa de instrucción y fue sometido a tres careos con los imputados en la causa, Rodríguez y los militares Horacio Maderna y Rubén Cervera. Casado era secretario general del gremio municipal de San Lorenzo, un operario que se desempeñaba como "encargado de pavimento". Estuvo unos diez días secuestrado y pocos días después de su liberación, fue cesanteado de su trabajo. El propio Maderna le recomendó que dejara de reclamar la reincorporación. "Usted tiene cinco hijos, es feo que se queden sin padre", fue la amenaza apenas velada del capitán, que era subjefe del Batallón de Arsenales de Fray Luis Beltrán y secretario de gobierno municipal de facto.

Ante el TOF 1 que preside Otmar Paulucci e integra también José María Escobar Cello, Casado relató ayer, por décima vez, que volvía del cementerio con su madre y sus hermanas, aquel 25 de marzo de 1976, a la tarde, cuando vieron varios vehículos militares por la calle. A él lo alzaron a los golpes, lo llevaron hasta la Municipalidad, donde fue agredido por un cabo de apellido Pintos, entre otros. Allí pudo ver a los tres acusados. "Ellos no eran los que pegaban, pero daban las órdenes", dijo ayer. Más tarde, los militares fueron hasta su casa, donde revisaron "todo" en busca de armas. En medio de esa faena, revolearon un colchón en el que estaba el pequeño hijo de Casado, de una semana de vida. Tras el allanamiento, volvieron a llevar a Casado a la Municipalidad, para trasladarlo más tarde al Batallón. Allí pasó varios días. Además de recibir golpes constantemente, fue torturado. Unos días después, Casado fue llevado a la Jefatura de policía de San Lorenzo, donde permaneció en un altillo. Otra vez, Maderna, en presencia de Rodríguez y Cervera, le preguntó por su actividad política. Tres días después, recuperó la libertad, pero no volvió a trabajar en la Municipalidad hasta 1990, cuando el Concejo municipal le devolvió su puesto.

Fiel a la estrategia que lleva desde que empezó el juicio, Maderna pidió una ampliación de indagatoria para decir que Casado miente. Sin embargo, afirmó que el denunciante había faltado a trabajar en aquella fecha por encontrarse "a disposición de la justicia". Es decir, detenido. El dato fue concluyente. Maderna también aludió a una denuncia por falso testimonio que presentó contra la víctima. El representante de Casado, Gustavo Feldman, puntualizó que esa denuncia "tiene siete años y si nunca lo llamaron a declarar, quiere decir que está prescripta".

Tras la declaración de Casado, dos de las hermanas que lo acompañaban esa tarde rememoraron lo ocurrido. Justa, de 50 años y empleada doméstica, fue la más tímida. Era una adolescente de 13 cuando su hermano fue señalado en la calle por un civil que iba en el carro de los militares. A ese hombre lo identificó sin hesitar: era Rodríguez. "Vimos que venían militares en la esquina de los bancos, en Urquiza y San Martín, y nos paramos de curiosos. No nos imaginábamos que en minutos nos iban a rodear a nosotros. Un hombre señaló a mi hermano, y se lo llevaron", contó Justa.

Olga Casado tiene dos años más que su hermana y fue más locuaz. Recordó el mismo episodio: los militares y la marca que hizo Rodríguez. "Nosotros nunca nos íbamos a imaginar que lo buscaban a mi hermano", afirmó ayer, antes de describir el allanamiento. "Al rato vinieron a mi casa y revisaron todo, pero no pudieron encontrar armas, porque nunca hubo. Rodearon toda la manzana, hicieron un desastre. Y se llevaron cosas que no les pertenecían. Mi mamá tenía el reloj de oro que mi papá, entonces recién fallecido, le había regalado. Eso no lo vimos más", rememoró ayer la testigo. Aunque también era adolescente, reconstruyó el secuestro con nitidez. "Nunca nos vamos a olvidar de eso", dijo.

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