Desde Santa Fe

Una testigo clave que debía declarar en el juicio por el asesinato de Silvia Suppo hace dos meses aún no pudo ser localizada por el Tribunal Oral de Santa Fe que juzga a los dos acusados, Rodrigo Sosa y Rodolfo Cóceres. Se trata de María Cristina Palacios, quien declaró el mismo día del crimen, el 29 de marzo de 2010, ante la Policía de Rafaela y ahora estaba citada para la tercera audiencia del debate, el 22 de diciembre; luego, se la pasó para el 13 de febrero, pero no concurrió a ninguna. La mañana que mataron a Suppo, Palacios estaba a media cuadra del lugar, donde vio pasar "a dos chicos" de 16 a 18 años, que le provocaron cierta inquietud porque "tenía miedo que le arrebataran la cartera" y después identificó a uno de ellos "en un cien por ciento", por una fotografía que le mostraron los investigadores y que era la de un tercer imputado, pero en la causa que investiga el móvil político.

"El testimonio de Palacios fue solicitado por la querella", dijo la abogada Lucila Puyol. "Es una testigo que estaba muy cerca del negocio de Suppo, donde sucedió el hecho" y después, en la Policía, "reconoció en un cien por ciento en el lugar a Emiliano Rodríguez, alias 'El Bebo', una persona que nosotros consideramos en la instrucción que posiblemente estaría implicada en el crimen. Reconoce que esa persona estaba con otro", agregó.

Puyol recordó que hay otra testigo, Stella Maris Gandini, a quien se le exhibieron las mismas fotografías en la Policía de Rafaela, y "también reconoció a Rodríguez, pero en un 30 por ciento, y dijo que si lo volviera a ver no lo recordaría. En cambio, la testigo Palacios lo reconoció en un cien por ciento". Gandini ya declaró en el juicio.

"El testimonio de Palacios es clave", dijo la abogada. "Tenía que declarar el 22 de diciembre, pero no vino. Según nos informaron en ese momento, era porque no la habían hallado. Después, la volvieron a programar en la audiencia del 13 de febrero y tampoco concurrió".

La ausencia de Palacios generó un contrapunto al final de la audiencia del viernes, cuando el secretario del Tribunal, César Toledo, recordó los cinco testigos que estaban citados para este lunes 23, que será la última audiencia de testimoniales, y no mencionó a Palacios.

¿Qué pasa con la señora Palacios? preguntó Puyol.

No se la pudo ubicar le respondieron. Hubo un sondeo telefónico, pero resultó ser otra persona, homónima.

Puyol y su colega Guillermo Munné protestaron por la situación. "Nunca se informó a la querella que la señora Palacios no había sido encontrada. Los datos que dimos sobre ella fue al momento del ofrecimiento de pruebas, el año pasado, varios meses antes de que se iniciara el juicio".

"Ya en la primera cita, el 22 de diciembre, (a la que Palacios no respondió) deberíamos haber sido informados de la situación para ver si a través de conocidos de Rafaela se la podía ubicar. Y ahora, nos dicen que tenemos que tratar de encontrarla" en 48 horas para que declare este lunes. "No es responsabilidad de la querella encontrar a una persona y menos si no fuimos informados. Nosotros vamos a tratar de aportar datos, pero es obligación del Tribunal encontrar a la testigo María Cristina Palacios", insistió Puyol.

- ¿Palacios ya fue citada en la causa que investiga la hipótesis del crimen político? -le preguntó Rosario/12.

- No, nunca quisieron citarla desde el tribunal. Citaron a otros testigos, pero no a ella. Primero, con (el juez de Rafaela, Alejandro) Mognaschi y luego con (el juez federal de Santa Fe, Reinaldo) Rodríguez. De todas maneras, como su testimonio fue tan válido y contundente, nosotros propusimos que declare en el juicio oral, pero ahora resulta que no la encuentran a la señora Palacios, cosa que nos acabamos de enterar en esta audiencia (la del viernes).

"No entendemos cómo la querella tiene que estar pidiendo una medida tras otra y hay tantos obstáculos y tan poco acompañamiento de la Fiscalía", concluyó Puyol.

Silvia Suppo murió el 29 de marzo de 2010, como consecuencia de más de siete puñaladas que recibió todavía no se sabe de parte de quien, cuando estaba sola en su comercio de venta de cueros y artesanías, en calle Sargento Cabral al 200, en el microcentro de la Perla del Oeste.