SANTA FE › SE INCENDIO UN DEPARTAMENTO EN UN BARRIO FONAVI DE ZONA SUR
El departamento quemado pertenece a un hombre que vive del cirujeo. La familia perdió todo sus bienes materiales.
La desesperación y el pánico se instaló ayer en una torre Fonavi, la señalada con la letra D en Sánchez de Thompson 22, a pocos metros de Abanderado Grandoli en la zona sureste de la ciudad cuando comenzó el incendio en el departamento 2 del 7º piso. El fuego prendió muy rápido en colchones y otros elementos que había en la casa de una familia. Hubo momentos de tensión porque los habitantes de la torre y algunos de quienes subían a socorrerlos, entre ellos policías, sufrieron distintos grados de intoxicación por la inhalación de monóxido de carbono. Un total de 21 vecinos necesitaron asistencia con oxígeno, entre ellos cuatro niños, pero todos pudieron recuperarse. Una beba fue salvada por su madre que rompió los vidrios de una puerta de acceso a la terraza para estirar los brazos, sacarla y que respirara aire puro. El Fonavi no tiene salida de emergencias y hasta las rejas de seguridad de las puertas de cada departamento se convirtieron en trampas. El departamento quemado pertenece a Teófilo Mendoza, un hombre que vive del cirujeo, según narraron los vecinos y pudo tener allí elementos de rápida combustión, y Delia Mirta Ledesma quien trabaja como empleada doméstica. Perdieron todo sus bienes materiales. Varios vecinos cuestionaron la demora en llegar por parte del Cuerpo de Bomberos Zapadores y pidieron que en la zona sur haya algún destacamento para actuar con rapidez en situaciones similares.
Diversos testimonios señalan a las 10 como la hora de inicio del incendio en el departamento de la familia Mendoza que, como en tantas viviendas de quienes menos pueden, es compartido por integrantes de varias generaciones. Allí habitan tres mayores, un hombre de algo más de 50 que como su mujer de 58 y "Pichi", una hija de 40. Ninguna estaba en su casa. Delia trabaja como empleada doméstica y Teófilo cirujea. Junto a ellos hay un hijo de 16 y los tres chicos de Pichi de 17, 11 y un bebé de 4 meses. Los adolescentes estaban al cuidado del pequeño cuando comenzó el fuego que arrasó todo.
Dos de los chicos corrieron hasta el departamento 1. Allí Natalia, una vecina a quien le costaba dominar su angustia, fue quien comenzó a golpear puertas, avisar y correr hasta la planta baja porque frente a la entrada de la torre de diez pisos que tiene la letra D -ningún vecino conocía el nombre de esa calle interna- hay un destacamento policial. "Pero no había nadie, estaba vacío, así que volví", dice Natalia y a los pocos momentos llegó "un primer Comando". De ahí en más y nadie sabe muy bien cómo comenzaron a llegar los auxilios, policiales, de la Central de Operaciones de Emergencia, de Defensa Civil, de la GUM para actuar en medio del pánico, de los gritos y pedidos de auxilio, del humo negrísimo, muy tóxico que provocaba descomposturas con rapidez y dificultaba el ascenso aun con mascarillas.
Desde el Cuerpo de Bomberos Zapadores de la UR II se tardó en llegar alrededor de 30 minutos, contaron cada uno de los que ayer pasaron por momentos dramáticos. "Sabemos que vienen desde muy lejos, desde Rioja y Lagos, por eso pensamos que debería haber algo más cercano, en la zona sur", dijo Natalia.
La Torre D es una típica estructura FONAVI, donde vive mucha gente, descuidada en su aspecto exterior como la mayoría de las que hay en la zona. Los FONAVI son casi ciudades dentro de la ciudad y en este caso el punto de referencia es la esquina de Grandoli y Gutiérrez. Desde allí se extiende por muchas manzanas, entre ellas las de más pisos como la que se vio afectada por el incendio en Sánchez de Thompson 22. Tienen ascensores
-al menos lo tiene la D- y una única escalera. Ayer todos los vecinos, aún los que habían sido atendidos por principios de asfixia, tal el caso de Rosendo Santini, un hombre jubilado, hablaban de la falta de medidas de seguridad, como escaleras de incendio las más invocadas.
El jefe de Defensa Civil, Marcos Escajadillo, dijo que el humo que se producía tenía alta concentración tóxica, seguramente por los materiales que se quemaban dentro del departamento. Los vecinos comentaban que como Mendoza cirujea su casa es una especie de depósito de muchos elementos, entre ellos colchones. Una primera presunción que hizo el jefe de la seccional 11ª Javier Pinatti, se refirió a la posibilidad de una estufa de cuarzo encendida muy cerca de algún colchón.
La policía fue el primer auxilio que llegó hasta la torre: "Trataban de ayudar pero el fuego y el humo que salían del 7º eran demasiado", decía Santini, que se descompuso y debió ser bajado por la policía.
Era muy difícil subir por las escaleras sin luz y con tanto humo, por eso no sólo fueron afectados 21 personas que viven allí -17 adultos y cuatro menores- sino también algunos policías. A todos ellos hubo que sumistrarles oxígeno.
Otro dato incorporado al paisaje de cada departamento son las rejas que se colocan en la puerta de cada departamento por seguridad. En esta ocasión se transformaron en un escollo porque no se sabía si cada unidad podía estar con vecinos descompuestos o si, como en muchos casos, los moradores estaban fuera de la casa.
"Debíamos ir con máscaras y respiración autónoma -contó Escajadillo- porque después del 7º piso era imposible llegar hasta la terraza hacia donde se dirigían todos los que podían".
Los daños en el departamento 2 del piso 7 fueron totales y sus dueños estaban desolados. A Delia se le ocurrió contar que la noche anterior "después de tanto sacrificio pudimos comprar una heladera, ahora no tenemos nada, duele porque trabajamos todos para salir adelante".
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