Desde Santa Fe

El abogado querellante en juicios por violaciones a los derechos humanos, Jorge Pedraza, dijo que si el ministro de Gobierno, Roberto Rosúa, quiere pruebas sobre el pasado del teniente coronel (RE) José Bernhardt, puede consultar el legajo del militar en el despacho del juez federal de Santa Fe, Reinaldo Rodríguez. "Allí consta que Bernhardt fue miembro del Batallón de Inteligencia 601, en 1982, por sus méritos y no cualquiera ingresaba a ese lugar en plena dictadura", explicó Pedraza.

Rosúa y el secretario de Derechos Humanos, Domingo Pochettino, recibieron esta semana a querellantes y denunciantes del terrorismo de estado para garantizarles seguridad y protección ante la ola de amenazas a jueces y fiscales. Pero se encontraron con un petitorio que reclamó el despido de Bernhard del gabinete de Jorge Obeid con dos argumentos: su paso, en 1982, por el Batallón de Inteligencia 601 ﷓el cerebro de la represión ilegal de la dictadura﷓ y haber tenido como mano derecha en la Subsecretaría de Seguridad Pública en el primer gobierno de Obeid (1995/99) al ex suboficial de Ejército Nicolás Correa, hoy detenido y procesado por supuesta "privación ilegítima de la libertad agravada, vejaciones, apremios ilegales, coacción y tormentos".

La polémica sobre el pasado de Bernhardt ya se planteó hace dos años, enero de 2004, cuando Obeid lo designó subsecretario de Emergencia de la provincia. Pero entonces, el gobernador salió a respaldar a su amigo. "Es un hombre de mi total confianza", dijo el mandatario. El miércoles, después de la audiencia con las víctimas de la represión, Rosúa evitó abrir juicios sobre el pedido de cesantía de Bernhardt. "No tengo opinión porque no conozco la denuncia concreta. Lo que se ha dicho son algunas generalidades respecto de esto. Y les he pedido que si existe una cosa concreta que me puedan hacer llegar, que me la hagan llegar. La vamos a analizar", dijo el ministro.

-Pero ¿usted desconoce el pasado de Bernhardt?﷓, le preguntaron.

-Yo he dicho que no quiero hacer más comentarios particularizados porque tengo la obligación de formular, investigar, consultar, auscultar. De manera que en éste, como en cualquier otro caso, me quiero manejar con elementos objetivos y reales-, respondió Rosúa.

Sin embargo, Pedraza ratificó que en la audiencia con Rosúa y Pochettino le dijeron al ministro que si quería pruebas sobre el pasado de Bernhardt no tenía más que consultar el legajo de éste en el despacho del juez Rodríguez. "Fue pedido como prueba y todavía está ahí", dijo el abogado. "Eso es lo que le dijimos al doctor Rosúa y el tomó nota, que si tiene buen diálogo con el juez Rodríguez, bien podía ir al Juzgado y ahí leer el legajo de Bernhardt. Nosotros no necesitamos venir la Casa de Gobierno para darle una fotocopia de nada", agregó.

Pedraza insistió en plantear la inhabilidad política de Bernhadt. "No puede continuar en el gabinete provincial porque formó parte del Batallón de Inteligencia 601 del Ejército (Central Nacional de Inteligencia) en 1982. Y además, porque cuando fue subsecretario de Seguridad Pública, entre 1995 y 1999, tenía como brazo derecho a Correa".

"Bernhardt, por ser un hombre de Inteligencia Militar, seguramente conocía muy bien a Correa, los únicos que no lo conocían éramos nosotros porque cuando nos torturó siempre estábamos encapuchados. Pero un día, allá por 1995, cuando estaba en el segundo piso de la Casa de Gobierno y lo tengo declarado en el expediente, viene un compañero y me dice: '¿Sabés quién es ese? Y apunta a un funcionario de saco y corbata, pelo corto, 70 años, piernas arqueadas, tez morena. 'No, ¿quién es?' 'Ese es el tío Nicola, esa es la voz gruesa de las torturas', me dijo. '¿Qué hace acá?' 'Es asesor de Bernhardt', me contestó.

Bueno, ahí supimos quién era ese tipo, porque no le conocíamos la cara. Alguna vez Eduardo Alfredo Almada había denunciado a un Correa, torturador, que había retirado por última vez a (la docente desaparecida) Alicia López en la comisaría 4ª, una denuncia que instruyó (ex juez federal Héctor) Tripicchio, pero que se archivó porque se buscaba a un Correa y no se lo encontró en ese momento".

-¿Qué le contestó el ministro de Gobierno?

-Nos dijo: ahora no les puedo contestar y tomó nota de todo. Pero en ningún momento nos dijo: 'Traigan pruebas'. Nosotros le dijimos donde estaban las pruebas. Además, la segunda causal no necesita pruebas porque es de público y notorio. El que lo designó a Correa como su brazo derecho, asesor 'A' de la Subsecretaría de Seguridad Pública fue Bernhardt. Y en ese momento, los jefes de las unidades regionales de la Policía antes de ir a hablar con el jefe de Policía de la provincia iban al segundo piso de la Casa de Gobierno y el primero que los recibía para darle instrucciones era Correa. Con la gravedad, que los jefes regionales sabían quién era Correa y le tenían temor. Todos los jefes policiales sabían quién era Correa; nosotros, no lo sabíamos. Este es un hecho muy grave. Entonces, no vamos a pedir que nos pongan guardias o patrulleros en la puerta de nuestra casa, pero sí que empiecen a hacer la limpieza que corresponde en el aparato del Estado, comenzando por el gabinete del gobernador.

-¿Por qué el juez Rodríguez solicitó al Ejército el legajo de Bernhardt?

-Está en la justicia porque Bernhardt era un oficial de Inteligencia del II Cuerpo y fue investigado desde siempre. Un oficial de Inteligencia que revistó en el noreste argentino y tiene registrado dos viajes, en comisiones especiales, en 1976 y 1977, a la zona de Santa Fe y Rosario.

-¿Para qué?

-El legajo no lo dice. Pero sí dice que en 1982 ingresó al Batallón de Inteligencia 601 por sus méritos. Y no cualquiera ingresaba a ese batallón, tenía que tener muchos méritos para estar en la Central Nacional de Inteligencia del Ejército, en plena dictadura﷓, concluyó Pedraza.