El gobierno de Jorge Obeid rechazó ayer los cuestionamientos públicos al ex subsecretario de Seguridad y hoy de Emergencia, teniente coronel José Bernhardt por su pasado en el Batallón de Inteligencia 601 durante la dictadura ﷓el cerebro de la represión ilegal﷓ y la designación en el gabinete de uno de los represores detenidos en Santa Fe, el ex suboficial del Destacamento de Inteligencia 122, Nicolás Correa. "Esto es asunto terminado", dijo el ministro Roberto Rosúa, quien apeló a la vieja teoría de la pifia para explicar por qué Correa ocupó un despacho en la Casa Gris durante cuatro años, entre 1995 y 1999, a metros de Obeid. "Bernhardt me dijo que fue un error. Bueno, yo lo acepto porque su actuación en el gobierno ha sido leal y eficiente. Para nosotros es asunto terminado", insistió el ministro.

La semana pasada, Rosúa y el secretario de Derechos Humanos, Domingo Pochettino, recibieron a denunciantes del terrorismo de estado para ofrecerles protección policial ante la ola de amenazas a jueces y fiscales, pero éstos rechazaron la custodia y le entregaron un petitorio que ﷓entre otras cosas﷓ reclama el despido de Bernhardt por dos razones: su paso por el Batallón de Inteligencia 601, en 1982 y haber designado a Correa como asesor de la Subsecretaría de Seguridad Pública, en 1995. Rosúa pidió pruebas, pero uno de los abogados querellantes en las causas, Jorge Pedraza le contestó que podía consultar el legajo de Bernhardt en el despacho del juez federal de Santa Fe, Reinaldo Rodríguez. "Allí consta que Bernhardt fue miembro del Batallón de Inteligencia 601, en 1982, por sus méritos y no cualquiera ingresaba a ese lugar en plena dictadura", explicó Pedraza.

Sin embargo, Rosúa salió ayer a defender al amigo de Obeid. "¿Cómo ha tomado el gobierno los cuestionamientos a Bernhardt, un hombre que ha tenido una relación estrecha con Correa, uno de los detenidos por la represión en Santa Fe?", le preguntó un cronista del canal de cable CyD. "El gobernador de la provincia tuvo al señor Bernhardt como subsecretario de Seguridad y ahora de Emergencia. Yo he pedido a quienes hicieron los cuestionamientos si efectivamente tienen alguna denuncia para que la evaluemos, pero hasta ahora no me ha llegado ninguna denuncia, salvo esta mención que usted realiza de Correa, pero que al gobernador y a mi nos parece que sea definitoria como para descalificar a Bernhardt que está cumpliendo bien sus funciones ﷓contestó Rosúa

-¿Alguna vez le preguntó a Bernhardt por qué tenía como asesor a Correa que está implicado en estas causas?.

-Sinceramente sí, yo se lo he preguntado.

-¿Y que le dijo?

-Me ha dicho que ha sido un error. Bueno, yo lo acepto porque además la actuación de Bernhardt ha sido de lealtad al gobierno y de eficiencia en la función. De manera que para nosotros es hoy un asunto terminado, salvo que aparezcan denuncias concretas que yo he pedido que me las hagan llegar, pero que no han llegado.

"¿Usted podría ordenar una investigación del Ministerio de Gobierno?" ﷓le planteó otro colega. Rosúa lo cortó en seco. "Me gustaría que hablemos de políticas (oficiales) porque le estamos dando una excesiva relevancia a este tema que yo creo que he agotado con estas expresiones y que después ustedes tienen todo el derecho hacer sus propias conclusiones", respondió, ya muy molesto.

El miércoles último, después de la entrevista con Rosúa y Pochettino, otro de los querellantes en las causas por violaciones a los derechos humanos, Daniel García, coincidió también que más que aceptar protección policial, el gobierno debería controlar a los represores. "Más que controlarnos a nosotros con una custodia, que controlen a los que son capaces de producir algún hecho malo", explicó. Y argumentó que pidieron la renuncia de Bernhardt porque "no puede haber en el gobierno personajes que tienen un pasado relacionado con la dictadura".