"Santa Fe es una ciudad más violenta que Rosario -a pesar de que tiene la mitad de habitantes- porque determinados sectores de la población deciden dirimir sus cuestiones, no en la justicia sino por mano propia y a través de la violencia". El jefe de la Unidad Regional I, comisario Juan Luis Hek puso en negro sobre blanco la crisis de inseguridad que jaquea a la capital santafesina desde hace tiempo: una seguidilla de crímenes impunes; los asaltos a mano armada que hicieron estragos este fin de semana en supermercados y comercios de gran volumen y hasta una escuela en el norte de la ciudad que decidió suspender las clases durante 48 horas -ayer y hoy- por la ola de robos que azota a los barrios de extramuros. Mañana, dos marchas reclamarán ante la Casa Gris: a las 10, los padres de la escuela 1234 Luis Ravera que decidieron no enviar sus hijos a clases; y a las 20, los familiares de las víctimas de la inseguridad que se movilizarán con velas encendidas y hasta invitaron al ingeniero Juan Carlos Blumberg, para que los acompañe en el reclamo de justicia.

"Nos roban, matan a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestros abuelos. Tenemos un gobierno ausente, legisladores con sueldos elevados que lo único que le importa es no perder el poder", dijo Nilda Bouvier, la madre de Hernán, un joven asesinado a sangre fría el 3 de enero último cuando atendía su cyber en el norte de la ciudad.

El jefe de la policía capitalina se mostró preocupado por la cantidad de hechos violentos que deja cada fin de semana un saldo, cada vez mayor, de muertos, heridos y detenidos. Pero aclaró que la policía "no está desbordada por la situación" porque si así fuera, "no se haría la cantidad de procedimientos que se hacen", dijo el comisario Hek por la emisora LT10. Y explicó que el último fin de semana, sus hombres lograron detener "a 273 personas y secuestrar 9 armas de fuego". En todos los casos que intervino la policía, "la violencia ha sido extrema", afirmó.

Entre los detenidos, 137 fueron por averiguación de antecedentes, 47 menores en riesgo y falta de control, 12 menores más por transgredir la ley penal, 39 mayores por comisión de delitos y otros 38 mayores por infracciones al Código de Faltas, agregó Hek.

No obstante, Hek insistió que "la policía no está desbordada" y que el trabajo policial continúa siendo arduo para frenar la espiral de violencia. "La tarea esencial es la prevención, detener a los autores de los delitos y seguir mirando hacia delante y trabajando firmemente para darle a la sociedad santafesina la seguridad que se merece", agregó.

Hek admitió también que uno de los problemas es la reincidencia de muchos de los detenidos que "al tiempo recuperan su libertad y lejos de cambiar sus conductas vuelven a delinquir". Y definió a Santa Fe como "una ciudad violenta" -incluso, más que Rosario, a pesar de que tiene la mitad de habitantes y casi la misma cantidad de homicidios- porque "determinados sectores de la población deciden dirimir sus cuestiones, no en la justicia sino por mano propia y a través de la violencia", explicó.

En medio de este clima tenso, familiares de víctimas de la inseguridad convocaron a marchar mañana hasta la Casa Gris, donde pretenden entregarle un petitorio al ministro de Gobierno, Roberto Rosúa. La manifestación se realizará con una vela encendida. El punto de encuentro será la plaza del Soldado, a las 20, y desde allí, la columna avanzará hasta la Casa de Gobierno.