Mié 30.05.2007
rosario

SANTA FE

Ayer en Santa Fe no faltó nada para un verdadero día de caos

Escuelas sin estufas, paro del transporte público, frío e inseguridad. Además, trabajadores de Vialidad bloquearon la ruta a Paraná y dos piquetes la salida de la autopista a Rosario.

Santa Fe fue ayer la capital del caos. De noche no hay colectivos por la crisis de inseguridad y de día solo circulan algunos pocos por la rebelión de los chóferes de UTA contra sus patrones y sus viejos jefes gremiales, que ya dejó a más de media ciudad sin transporte público durante una semana. La ola de frío polar y la falta de ómnibus despoblaron las escuelas sin calefacción. Un apagón en el centro norte de la provincia aumentó el sobresalto. Una protesta de trabajadores de Vialidad Provincial bloqueó media calzada de la ruta a Paraná. Y si algo faltaba, dos piquetes simultáneos en la salida de la autopista a Rosario y en el puente carretero a Santo Tomé completaron el cerco y el aislamiento. Pero hubo más. Ayer fue 29: En la plaza de Mayo, la Carpa Negra de la Memoria y la Dignidad recordó que ya se cumplieron dos meses de la última catástrofe y al caer la tarde, la Marcha de las Antorchas volvió a exigir justicia por enésima vez bajo un solo grito: "¡No, a tanta impunidad!".

Los santafesinos volvieron a padecer ayer el octavo día sin transporte de pasajeros. Nueve líneas seguían paralizadas por una rebelión de choferes de UTA contra sus patrones y sus jefes gremiales, a quienes exigen "la correcta liquidación de sus haberes (que hoy se abonan por quincena o por semana), el depósito de los aportes patronales y la libreta de trabajo, entre otras demandas. Los incumplimientos empresarios no son nuevos, pero nunca antes habían sido reclamados por el gremio cuando estaba al frente el concejal Jorge Kiener, hoy ascendido a un cargo en la mesa nacional de UTA.

La tensión aumentó a media mañana cuando un ejército de policías armados con bastones y escudos rodearon la parada de la Línea 10, en Aristóbulo del Valle al 10.500, en el extremo norte de la ciudad. En primera línea se apostaron las Tropas de Operaciones Especiales y la Guardia de Infantería Reforzada con la intención de hacer cumplir una orden del juez Jorge Andrés (Correccional 5º) que habilitaba la salida de los micros estacionados en el lugar, bajo el amparo de la libre circulación y la libertad de trabajo. Pero se toparon con un piquete de 300 trabajadores que resistieron el desalojo. "No vamos a dejar que se lleven los coches", advirtió el secretario de prensa de UTA, Miguel Arce, quien denunció como supuesto mentor del operativo policial al ex subsecretario de Seguridad Pública de la provincia, Alejandro Rossi, hermano del precandidato a gobernador del Frente para la Victoria. "Detrás de todo esto está Rossi", dijo Arce. Rossi pasó del elenco del gobernador Jorge Obeid a un cargo de asesor de Kiener en UTA y después al staff empresario. "¡Salta, salta, pequeña langosta. Rossi e Ingaramo son la misma bosta!", cantaron los choferes. Otras consignas apuntaron contra Kiener, el ex secretario general del gremio desplazado en Buenos Aires.

Ante semejante resistencia y para evitar que el escenario se tiñera de sangre, el juez Andrés dejó sin efecto su orden y la policía emprendió la retirada. De todos modos, los colectivos tenían sus ruedas desinfladas, así que hubiera sido imposible ponerlos en marcha, al menos rápidamente. La situación también se descomprimió cuando el secretario de Trabajo, Alberto Gianeschi, logró sentar a las partes en conflicto en una mesa de negociaciones que, hasta ahora, pasó de cuarto intermedio a cuarto intermedio.

La tarde resultó también muy complicada. Un apagón que afectó el centro norte de la provincia, parte de Entre Ríos y Córdoba aumentó la sensación de desamparo.

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