SANTA FE
Su madre presentó un recurso de hábeas corpus ante una serie de maltratos hacia su hijo por parte de la policía. Viven en una zona humilde de Casilda. El intendente desconoce el caso.
› Por Alicia Simeoni
La madre de un chico de 15 años que vive en Casilda presentó un recurso de hábeas corpus ante los Tribunales provinciales de Rosario donde denunció que su hijo Emanuel C. es perseguido y hostigado por la policía de la esa ciudad, violentando normas internacionales y la ley de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes. "A Emanuel, como ocurre con otros chicos que habitan en las zonas más humildes, no se lo deja pasar de las vías que prácticamente divide a la Casilda en dos", comentaron vecinos del barrio. Cuando llegan al centro, en tono de amenaza la policía les dice: "de puerta a puerta" y les ordena que se "vuelvan a sus lugares", en este caso Nueva Roma. En el problema de Emanuel C. que se llevó ante la Justicia rosarina, el mismo jefe de la Unidad Regional IV informó que no hay ninguna situación que restrinja el derecho del chico a circular por toda la ciudad, mientras el intendente Eduardo Rosconi dijo que "desconocía el tema" y que hay resortes en Casilda para "denunciar estos hechos".
Liliana Romaldi, la madre de Emanuel, concurrió acompañada por representantes de la Defensoría del Pueblo en Rosario ante el juzgado Nº 2 de Menores a cargo de Juan Leandro Artigas para plantear que en tres oportunidades -dos en marzo y una en abril-, su hijo fue hostigado y llevado a la comisaría. En una de esas ocasiones lo maltrataron y golpearon, según explicó la madre que vive con sus tres hijos y el padre de ellos en el barrio Nueva Roma A, de Casilda, detrás de la vía que divide a la ciudad casi en dos partes.
Con el pedido de hábeas corpus la madre de Emanuel pretendió averiguar si su hijo tenía pedido de búsqueda, en tal caso conocer la causa de esa situación y quién era el juez interviniente. Cuando desde el juzgado de Menores se tramitó el pedido de informes lo único que apareció fue una causa por infracción al artículo 64º del Código de Faltas por molestias que ya había sido archivada. Los chicos menores de 18 años, están excluidos de estas disposiciones y además no pueden permanecer arrestados en ninguna comisaría.
Sin embargo el 20 de marzo alrededor de las 16, cuando el adolescente concurría a su clase de gimnasia se le acercó un vehículo del Comando Radioeléctrico y según el testimonio que dio ante la Justicia lo arrastraron, le pegaron en las costillas y le pidieron el nombre de otros chicos. En esa oportunidad fue llevado a la Jefatura de Policía de la Unidad Regional IV, cuyo titular respondió a la requisitoria judicial y manifestó que no existía ninguna orden que restringiera o amenazara con restringir la libertad de Emanuel.
Según la madre del adolescente y dos testigos que se presentaron ante el juzgado de Artigas, tres días antes, el 17, un amigo del chico llegó hasta el barrio Nueva Roma para avisarle a Liliana Romaldi que la policía le estaba pegando a su hijo en la esquina de Saavedra y Montevideo. Hasta allí habían llegado en bicicleta varios amigos cuando apareció un vehículo que se dijo que pertenecía a la División Judiciales. Desde allí un policía al que siempre se describió "delgado, alto, cabezón, pelado y como de 20 años", lo tomó de la capucha de su buzo y lo apretó con tanta fuerza que Emanuel empezó a ponerse morado mientas que a otro de los chicos le sacaron el celular, se lo desarmaron y le tiraron las partes para que volviera a armarlo. Del hombre que se denuncia como el principal agresor se dijo que mientras lo presionaba también le exigía que le explicara "'por qué se reía cuando lo veía'". Según el relato de uno de los testigos lo buscaron a la salida de la escuela "y le pidieron que les diera las drogas, aunque él no tiene drogas... también lo pararon por la calle y no lo dejaron ir al centro".
La noche del 17 de marzo, después del episodio de la plaza, la policía llegó hasta la vivienda de Liliana y de su familia. En esa oportunidad según el testimonio que otro chico dio ante la Justicia "tiraron la puerta abajo de una patada y se metieron en la casa mientras Emanuel logró saltar por la ventana...Justo venía la madre que empezó a gritar y uno de los policías era el que le había pegado por la tarde".
Rosario/12 se comunicó por teléfono con el intendente casildense Rosconi quien manifestó desconocer el tema "de lo contrario lo hubiese tomado enseguida" dijo y agregó que en la ciudad "hay resortes y mecanismos para hacer estas denuncias".
"Ahora me siguen", contó el chico a este diario cuando en la fría tarde de ayer trataba de calentar sus manos cerca de una lata destinada a cumplir la función de brasero. En la zona de Nueva Roma hace especialmente frío, hay descampados en la zona cercana y Emanuel está allí, en el patio delatero de su humilde vivienda. No va a la escuela hace semanas, dice que volverá pero estira la fecha, no sabe cuándo.
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