Sábado, 8 de diciembre de 2007 | Hoy
DEPORTES › IGUALO 1 A 1 CON ARGENTINOS
Central superó al equipo de La Paternal en el dominio de la pelota y por actividad desplegada en área rival. El marcador lo abrió Argentinos gracias a un error defensivo. Borzani anotó de cabeza en el complemento.
Por Alejo Diz
1 Central: Alvarez (6); Espinoza (6), Raldes (6), Ledesma (4), Papa (5); Costa (6), Borzani (7), Cristian González (5), Messera (5);
Arzuaga (5), Vizcarra (5). DT: Leonardo Madelón.
1 Argentinos: Navarro (7); Barzola (5), Scotti (6), Caruzzo (5), Escudero (5); Mercier (5), Ortigoza (5), Peñalba (7), Pereira (6); Hauche (6), Delorte (4). DT: Néstor Gorosito.
Goles: PT: 32m Pereira (A). ST: 3m Borzani (C).
Cambios: ST: 20m Zelaya por Arzuaga (C) y Battión por Ortigoza (A), 23m Niell por Hauche (A), 29m Quiroga por Scotti (A), 33m Damián Díaz por Messera (C) y 42m Calgaro por Costa (C).
Arbitro: Carlos Maglio
Estadio: Central
Al equipo con mejor promedio de altura, Central le hizo un gol de cabeza. Al mismo equipo que estaba a un triunfo de quedarse con el tercer puesto del Apertura, Central lo superó en el duelo con pelota al pie. Y a un equipo al cual Central le regaló un gol por torpeza de Ledesma, el canaya logró igualarlo, sobreponiéndose a la impaciencia de los hinchas y la presión que imponen cada centésima del promedio. Pero como todas las despedidas son amargas, el cierre de temporada para los auriazules no tuvo sonrisas, apenas si un empate en uno con el consolidado Argentinos.
Había confiado Leonardo Madelón que los partidos los ganan los equipos que ponen más ganas. Si la expresión fuera literal, ayer la puja la ganó holgadamente su equipo. También había anticipado el entrenador canaya que ante la generosidades de altura que presentaban la mayoría de los jugadores de Argentinos la estrategia iba a descansar en poner la pelota sobre el césped. Y, de a ratos, sus jugadores le hicieron caso.
Por eso no tuvo problemas Central para cercar las opciones ofensivas de Argentinos. Con las ganas que reclamaba Madelón y la pelota al piso que había sugerido como propuesta de juego, Central superó al bicho en el dominio de la pelota y por actividad desplegada en área rival. Cuando no era Costa es que sobresalía, el que sorprendía era Espinoza. Y cuando Arzuaga, dueño de notorias dificultades físicas, no gravitaba, la balanza la compensaba Vizcarra interpretando funciones que no le correspondían fuera del área, pero que servían para mantener al equipo con buena intensidad.
Lo que las ganas no garantizan era claridad en la última puntada. Eso le faltó a Central en el área de Argentinos. Los canayas empujaban con presión y metían al adversario en su campo. Pero no aparecía el pase esclarecedor o el toque por sorpresa. Aquella confusión en el pase final se contrastó con la fórmula que exhibió el rival: en la primera incursión al área de Alvarez anotó la diferencia. Fue cuando Hauche le robó la pelota en el área a Ledesma y tiró un centro que encontró, sobre el segundo palo, a Pereira empujando la pelota con arquero rendido.
Central ganó el nervios y apunto estuvo de enloquecer. Pero su decisión fue más que su psiquis. Y a pesar de todo reaccionó generando puntuales opciones de gol, una de ellas con Scotti tocando la pelota con la mano dentro del área sin que Maglio lo creyera, en otra con Vizcarra estrellando la pelota en el travesaño tras excepcional combinación con Arzuaga y luego con un claro cabezazo del goleador auriazul que se perdió por el segundo palo.
La reacción del equipo se sostuvo en el segundo tiempo, donde en el inicio mismo encontró la merecida igualdad, y de cabeza: centro del Kily y frentazo al primer palo de Borzani que dejó en ridículo a los lungos que llegaron desde la Paternal.
El empate tuvo efecto nocivo en los auriazules. Es que Central perdió en dinámica, aunque no en dominio. Y Argentinos transmitía miedo cuando la pelota la tenía Peñalba, un volante de talento extraño para su sobrada altura. La visita lo tuvo en un tiro libre de Pereira que despejó Alvarez y Central en cada una de las ocasiones que puso la pelota en el área de Navarro. Sobraron ganas, pero faltó otro gol. El necesario para hacer de la despedida de Central en su peor año un adiós esperanzador.
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