Central: Alvarez; Espinoza o Valentini, Raldes, Fassi, Imperiale; Méndez, Borzani, González, Papa; Zelaya, Arzuaga. DT: Leonardo Madelón

Ñuls: Villar; Quiroga, Spolli, Schiavi, Ré; Cabrera, Bernardello, Scotti, Vangioni; Da Silva, Salcedo. DT: Ricardo Caruso Lombardi.

Arbitro: Héctor Baldassi

Cancha: Central

Hora: 16.10

TV: Codificado

En los últimos días han pasado por la ciudad celebridades del espectáculo como Bob Dylan y rostros internacionales del orden político que debatieron máximas liberales sobre las escalinatas del Parque España. Pero estos sacudones públicos no hicieron más que ratificar que en la ciudad no hay nada más hablado que un clásico entre canayas y leprosos, como el que animarán esta tarde los primeros equipos de Central y Ñuls en Arroyito. Tanto se habló de lo que sucederá hoy, que la excentricidad verbal de Ricardo Caruso Lombardi destapó un longevo tabú de la rivalidad: ¿Se arreglan los clásicos? Por las dudas, el entrenador rojinegro ofreció conversar con su par de auriazul, abriendo la previa una semana antes del pitazo inicial.

Con tono socarrón y una abundante sonrisa, Lombardi elevó un razonamiento con instinto de trabajador: pensando en preservar su fuente laboral, le propuso a Leonardo Madelón "empatar para seguir los dos con trabajo". Es que, en el fondo, de eso se trata, de seguir en la pelea tras los 90 minutos de esta tarde, donde tanto canayas como leprosos deberán continuar doblando esfuerzos para evadirse de la zona roja de los promedios.

Pero los rumores urbanos, fortalecidos en esta edición por la lengua del entrenador rojinegro, no desalentaron a los hinchas. En boleterías se agotaron los 33.500 boletos disponibles, garantizándose así un estadio colmado como escenografía de fondo. A ellos los moviliza el sueño por el triunfo, que por la conyuntura de ambos clubes dejaría al ganador con números más gordos en el promedio y con tendencia muy favorable de cara al objetivo de la salvación. El perdedor, por el contrario, verá crecer la sombra del descenso sobre su figura y quedará con fuerzas bajas para un tramo final definitorio.

Como nunca antes, de haber un ganador las consecuencias del resultado marcarán el destino de uno y otro. Entonces la derrota toma dimensión de pánico en los entrenadores y del lado del Ñuls el técnico no se contuvo en ofrecer un acuerdo a su colega auriazul. Lombardi presentó su singular propuesta con humor y balbuceando entre risas. Pero las suspicacias se quedarán sin careta una vez que la pelota empieza a rodar sobre el césped.

El empate dejará a los dos equipos con ilusiones intactas frente a la resolución de la temporada. Pero los jugadores sentirán durante toda la tarde demanda de sus hinchas. Y para responder a ellas, Madelón y Lombardi armaron estrategias disímiles pero que tienen un punto en común: la firmeza en la toma cuidados defensivos.

El Central de Madelón saldrá a la cancha con los regresos de Emiliano Papa, Cristian González y Martín Arzuaga, quienes darán su aporte a una estrategia clásica, con doble línea de cuatro y dos puntas. Pero esa composición táctica está integrada por siete jugadores de campo con cualidades defensivas, quedando al libre albedrío ofensivo los goleadores más el Kily González. El resto, a marcar y marcar.

Algo más arrojado se muestra Lombardi, sosteniendo la alineación que viene de igualar con Tigre, con la variante de Santiago Salcedo por Juan Carlos Ferreyra. En el medio la lepra luce de dos volantes con pretensiones de protagonismo en campo rival: Cabrera y Vangioni. Los puntas paraguayos son los hombres con libertades plenas. El resto, a defender. Pero cuando la pelota esté detenida, los leprosos gozarán de la fuerza aérea lidera por Spolli y Schiavi, jugadores que irán a buscar el cabezazo goleador en cada tiro libre o de esquina. Ante esto, la respuesta canaya podrá aparecer en las corridas de Zelaya, los desbordes de Papa y la injerencia que asume en ataque el Kily González.

Todas estas suposiciones tienen fundamentos teóricos. En la práctica, en cambio, será necesario jugar más o menos bien para que puedan desplegarse. Pero para jugar bien y ganar es imprescindible, cuanto menos, intentarlo.