Por donde se lo mire, entre Central y Ñuls sólo hay diferencias. Para los hinchas, ellas son una cuestión de policromía en los colores de las camisetas, pero si el ojo se pone en los dirigentes de uno y otro club, el contraste muestra dos formas antagónicas de gestión. A días de comenzar la temporada más problemática que se tenga memoria bajo el mandato de Julio Grondona, canayas y leprosos tomaron caminos disímiles para formar sus respectivos planteles, apareciendo números que sorprenden por la disparidad de criterios entre Horacio Usandizaga y Guillermo Lorente: lo que Central invirtió para sumar a un jugador es casi el doble de dinero de lo destinado por Ñuls para contratar a nueve refuerzos.

Para traer a Martín Astudillo la tesorería de Arroyito debió destinar de sus arcas 420 mil dólares, dinero que costará la permanencia en la ciudad por un año del volante que viene del Alavés de España. Pero como los fondos se agotaron, desde mañana Usandizaga iniciará conversaciones para conseguir dinero prestado, por más de dos millones de dólares, necesarios para traer a Luciano Figueroa y un lateral izquierdo, insistiendo el entrenador por la llegada de Juan Krupoviesa.

El Vasco se caracterizó en su año y medio de gobierno por su generosidad de billetes, gastando un millón de dólares en préstamos en la temporada concluida, y pagándole a Cristian González más del doble de lo que el Kily percibirá el próximo año en San Lorenzo.

En el parque Independencia muy lejos están de disponer volúmenes de dinero similares. En rigor, la sombra de las deudas mantienen oscuro el frente económico, al menos hasta que se confeccione el órgano fiduciario que pondrá cifras definitivas al pasivo. Pero con sólo 230 mil dólares la dirigencia puso a disposición del técnico nueve refuerzos.

El caso paradigmático es el de Joaquín Boghossian, el hombre de Cerro de Montevideo por el cual preguntaron varios clubes de Buenos Aires, pero luego de que tuviera arreglado su incorporación en Ñuls, compromiso que los dirigentes lograron del goleador sin poner en la mesa de negociación un sólo dólar: Boghossian vino a préstamo sin cargo por un año, quedando incluso a favor de Ñuls un porcentaje de su pase en una futura venta. Aquella tarea comenzó con Gustavo Dezotti persuadiendo a Paco Casal, el todopoderoso representante del fútbol uruguayo, y completó Eduardo Bermúdez.

Franco Dolci, Matías Quiroga, Diego Mateo y Hugo Barrientos llegaron todos con el pase en su poder, por lo que tampoco hubo que anticipar moneda alguna. Las dos operaciones más importantes que abordó la encogida tesorería leprosa fue para conseguir los arribos de Cristian Sánchez Prette y Jorge Achucarro, por quien en concepto de préstamos hubo que pagar 100 mil dólares al Cluj de Rumania, por el ex Huracán, y otros 100 mil de la moneda norteamericana al Atlas por el paraguayo. Y para contratar a Cristian Núñez los rojinegros se comprometieron en pagar 30 mil dólares a Boca Unidos de Corrientes por su cesión por 12 meses. Sólo queda por formalizar la operación por Nahuel Roselli, de Aldosivi, que no ameritará un esfuerzo que rompa estas cuentas.