0 Central: Galíndez (5); Chitzoff (5), Burdisso (5), Valentini (5), Ambrosi (5); Danelón (5), Paglialunga (6), Astudillo (4), Núñez (5); Zelaya (4), De León (4). DT: Ariel Cuffaro Russo.

1 Tigre: Islas (6); Leyes (5), Garat (6), Fontanello (6), Arruabarrena (6); San Román (5), Ribair Rodríguez (5), Castaño (6), Choy Gonzalez (4); Luna (7), Brian Rodríguez (4). DT: Ricardo Caruso Lombardi.

Gol: ST: 13m Luna (T).

Cambios: PT: 36m Ballini por Astudillo (C). ST: 16m Caraglio por Danelón (C), 19m Oliva por Choy González (T), 27m Blanco por San Román (T), 31m Ayala por Brian Rodríguez (T) y 36m Ocampo por De León (C).

Arbitro: Patricio Loustau

Cancha: Central

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¿Qué se puede esperar de un equipo que pierde de local con Tigre en la segunda fecha? Con seguridad, no una buena campaña. Pero con los números de Central en el promedio, el diagnóstico es más preocupante. El conjunto de Ricardo Caruso Lombardi no pudo tocar la pelota en tres oportunidades seguidas. En general, cuando lo intentó la redonda terminó fuera de la cancha. Cuando lo que abunda es la imprecisión, las falencias deportivas son llamativas. En Tigre, para entender, juega Gonzalo Choy González, hombre conocido en Arroyito. A ese equipo los canayas no le pudieron marcar un gol y perdieron de la forma más dolorosa: el gol cayó tras un centro de tiro libre. Ni antes y después la visita llevó peligro, como tampoco Central, y ahora los problemas que se desprenden del campo de juego se trasladan a la dirigencia, responsable de lo que dejaron entre manos al técnico.

Horacio Usandizaga se pudo haber endulzado con la sorprendente campaña del Apertura, donde Central sacó los puntos que nadie pronosticó. Lo que la dirigencia jamás pudo dejar echada a su suerte es el destino de los números del auriazul, que a pesar de todo lo bueno del segundo semestre del 2009 lo tienen con un coeficiente en el promedio de delicada situación.

La sombra de la promoción reapareció con la caída ante Racing. Su dimensión tomó estatura impensada ayer, no sólo porque Central volvió a perder, sino porque la caída fue ante un rival de mínimos recursos, casi sin talentos, salvo Carlos Luna y Martín Morel, ayer en el banco. El resto, de dudosa jerarquía.

Pero Central no logró escapar a la mediocridad del rival, que llegó al Gigante sin haber marcado un gol en los últimos cinco partidos. Sucede a veces, cuando todos juegan mal, que en un tiro libre se prende la máxima ilusión, aparece la precisión ausente, como el centro al segundo palo y el cabezazo en el área chica de Luna para sacar la diferencia.

A esa situación llegó Central porque el equipo ya no tiene las ínfulas físicas del pasado torneo. Será quizá por la falta de un líder, pero los chicos no practican el fútbol de presión que cercaba al rival. Ahora son pocos los corren para encontrar espacios, algunos los tapan, como Astudillo, fuera de toda sintonía, pero que fue reemplazado a la media hora por un traumatismo de cráneo que le causó pérdida temporal de conocimiento.

Ningún cambio alteró las generales del juego. Una volea de De León que pegó en el palo hizo reaccionar al hincha. Fue sólo un amague. El equipo se chocó en su impotencia ante un adversario que ganó de la forma menos estética: trató pésimo la pelota y marcó de pelota parada. Perder así duele un poco más, peor aún con los números del auriazul.

La salida a los problemas de Central son claros: sumar puntos para evitar ganar jugar la promoción, como las acumuló en los últimos días. La vuelta de Figueroa quizá resuelva algo, o funcione apenas como aspirina. Se verá. Ariel Cuffaro Russo, en conferencia de prensa, fue optimista sobre el futuro. Al hincha, en cambio, lo abordan sensaciones opuestas, no muy felices, las cuales hizo saber a los dirigentes en sostenidos insultos a la finalización del partido.