Tranquilidad. Eso es lo que encontró Central con la llegada de Héctor Rivoira. Por el parate a raíz del duelo por el fallecimiento del ex presidente, Néstor Kirchner, el entrenador tiene el tiempo necesario para conocer a sus flamantes dirigidos y disponer todas las modificaciones apropiadas para torcer el rumbo torcido que venía mostrando el equipo. En los primeros entrenamientos, el Chulo demostró tener intenciones más ofensivas que las que Merlo mostraba en cancha, aunque los jugadores deben acostumbrarse a la nueva línea que propone el ex entrenador de Huracán. Para su debut, el lunes de la próxima semana ante Instituto de Córdoba, Rivoira aguardará la evolución del delantero Javier Toledo, que sufrió un esguince de rodilla en la práctica del sábado.

El equipo que Rivoira plantó en la cancha tiene marcadas diferencias con el que alistaba Merlo. En el entrenamiento del sábado paró a: Broun; Chitzoff, Peppino (el titular es Diego Braghieri), Valentini, Shaffer; Medina, Diego González, Cristian González, Gómez; Figueroa, Toledo. Cuando se lesionó el ex delantero de Chacarita, ingresó Martín Rivero. Más tarde, el peruano Guizasola reemplazó a Chitzoff.

Si bien a priori el esquema 4 4 2 parece ser especulativo, los volantes externos que propuso el Chulo tienen características ofensivas. El chaqueño Medina se desempeña habitualmente como delantero, pero jugando en el mediocampo aportará más presencia en ataque. Sólo deberá acostumbrarse al puesto y acompañar a Chitzoff cuando haya que defender. Lo mismo ocurre con Jonatan Gómez, aunque el chico surgido en las inferiores ya jugó como volante por la izquierda durante el ciclo de Leonardo Madelón, en Primera División.

El Pulpo González será el volante tapón y el Kily, además de experiencia, sumará en sus escapadas a la ofensiva.