Hoy o mañana Central sumaría dos nuevas incorporaciones. El delantero de Tigre, Leonel Altobelli, y el volante de Quilmes, Santiago Raymonda, tienen arreglada de palabra su llegada al club de Arroyito y sólo deben encargarse de resolver la rescisión de sus contratos con los equipos que integraron hasta hace unos días. De resolverse positivamente la operación, los jugadores se convertirían en la segunda y tercera compra de Central, luego de la llegada del volante defensivo, Federico Vismara. De esa manera, Héctor Rivoira comienza a tranquilizarse y pensar en la chance de iniciar los trabajos de pretemporada con todos los refuerzos a disposición.

Como en toda la era Merlo, la estadía de Rivoira en Central estuvo signada por los problemas a la hora de generar volumen de juego en la ofensiva. El canaya falló en la creación y el entrenador no logró, salvo en la última fecha ante los marplatenses de Aldosivi, encontrar las piezas para arrimar peligro al arco rival. Varios jugadores fueron rotando en ese sector del campo, pero ninguno conformó las necesidades de Rivoira. Jonatan Gómez, el Kily González, Medina, Rivero. Todos tuvieron que desarrollar tareas ofensivas, pero ninguno pudo consolidarse.

Así, el equipo penó por su falta de contundencia. Arriba, Central padeció la lesión de Toledo, que en los partidos que le tocó jugar logró destacarse por sobre sus competidores. Figueroa levantó el nivel en el cierre del año, pero nunca tuvo un asistidor nato, que dribleé por las bandas y lo abastezca en el centro del área. El chaqueño Medina amagó en sus primeros días en el club, pero se diluyó tanto que terminó sentado en el banco de suplentes. La escasez de llegadas resaltó los inconvenientes a la hora de defender. En el Gigante, fueron varios los visitantes que se llevaron mucho haciendo poco.