Mientras la pretemporada avanzaba, jugadores y técnico de Central hacían hincapié en lo trascendental del comienzo del año. Para acrecentar las chances del deseado ascenso a Primera, el canaya debía obtener firmes victorias en el Gigante de Arroyito. En las primeras dos fechas, el calendario le puso a dos rivales de local, a priori, más débiles. Pero el equipo no supo aprovecharlo y sólo obtuvo un punto de seis. El fixture se torna complicado de ahora en más. En las próximas cuatro fechas, Central deberá enfrentar a rivales difíciles, que también pugnan por subir a la máxima categoría del fútbol argentino. El entrenador, Héctor Rivoira, volvería a meter mano en el equipo y realizaría más cambios.

Los dirigentes no especularon en el parate de fin de año. Invirtieron en cuatro incorporaciones consideradas titulares por el técnico y jugaron pleno al ascenso. Sin embargo, la igualdad ante Defensa y Justicia y la caída ante Almirante Brown provocaron un cimbronazo en el club y bronca y angustia en los hinchas. Si bien resta disputar bastante en un certamen muy irregular como es el Nacional B, la chance de pelear los primeros puestos disminuye a medida que Central desperdicia oportunidades irrepetibles. Es que de entrada el fixture marcaba que debía jugar cinco partidos de local en las primeras siete jornadas. Una situación que dejaba a las claras que el inicio del 2011 era fundamental para agarrar confianza, encontrar un patrón de juego y avasallar a los rivales que sólo plantan dos líneas de cuatro. El plantel se lo había puesto como meta. Ganar al principio para enderezar el barco y despejar las dudas.

Por esa razón, los próximos cotejos serán clave para determinar para qué está el canaya. Se le vienen partidos muy complicados a los de Rivoira. Por la próxima fecha, el sábado a las 17.05, deberán visitar a San Martín de San Juan, equipo que logró empatar y complicarlo en el Gigante. Además, los sanjuaninos son firmes aspirantes a dejar el Nacional. Si vencía a su homónimo de Tucumán en el partido que se disputaba al cierre de esta edición, alcanzaba a Atlético Rafaela y llegaba a la cima de la tabla de posiciones. En claro: luego de no superar a dos conjuntos que luchan por no descender, Central se las verá con uno que mira de muy cerca la chance de llegar a Primera.

Pero el complejo escenario no culmina ahí. Luego de la excursión por Cuyo, el auriazul recibirá a Belgrano de Córdoba. Si bien se encuentra debajo del canaya en la tabla por no haber completado una buena primera rueda, el celeste es un histórico animador de la categoría y ya logró complicar a Central, cuando era dirigido por Mostaza Merlo, en el empate en uno del año pasado, disputado en el estadio de Barrio Jardín. Luego tendrá que viajar a Tucumán para verse las caras con San Martín, un equipo que se hace muy fuerte de local, un reducto pequeño en el cual los visitantes no suelen sentirse cómodos. Una semana después, Patronato de Paraná visitará el Gigante. Y, finalmente, otra vez de local, los de Chulo chocarán contra el actual puntero: Atlético de Rafaela.

Luego de ese ciclo, quedarán otras 14 fechas. Muchas para un torneo de resultados inesperados. Pero ante un Central inexpresivo y anémico de fútbol como el que se ve en cancha, la imposibilidad de conseguir victorias en lo inmediato convierte al ascenso en un sueño más que en una realidad.

Por esa razón, Rivoira mete mano en el equipo sin temor. El entrenador pateó el tablero con siete cambios la semana pasada, pero el rendimiento de sus dirigidos no dio signos de mejora. Ahora, en la semana de entrenamientos que comienza hoy en el predio de Arroyo Seco, seguramente empezarán a asomar más modificaciones. El central Nahuel Valentini y el lateral Germán Rivarola cumplieron la fecha de suspensión y estarán a la orden del técnico. Sin embargo, habrá que aguardar el transcurso de las prácticas porque el Chulo evaluaría mandar al banco de suplentes a Antonio Medina, Martín Rivero y al arquero Jorge Broun, autor del grosero error que facilitó el gol de Almirante.