Unos días después de avanzar de ronda en la Copa Argentina, y por la fecha 27 de la B Nacional, Central cayó por 2 a 1 ante Almirante Brown. Por entonces se mantenía en los primeros puestos del certamen, como lo hizo toda la temporada, pero el rendimiento en la cancha fue tan pobre que las dudas se apoderaron del futuro inmediato. Instituto era líder indiscutible y River, como ahora, dependía de sus individualidades estelares. Quilmes completaba el cuaterno de encumbrados separados por una mínima diferencia. Pero al canaya lo había ganado la incertidumbre, justo en un momento en el que no se puede especular, donde se definen los candidatos a base de triunfos y certezas. El cambio de dirección debía ser brusco, por esa razón es valioso y sorprendente este presente que ubica a Central como el único puntero de la categoría.

No volvió a perder el equipo de Juan Antonio Pizzi desde aquella caída en Isidro Casanova. Ni siquiera empató, los ganó a todos. En fila venció a Independiente Rivadavia, Quilmes, Deportivo Merlo, Ferro, Huracán, Aldosivi y Atlético Tucumán. No luce, no le saca grandes diferencias a sus rivales, pero los supera con autoridad. Siempre da la sensación de que en algún momento va a convertir. Trabaja los partidos con madurez y aprovecha las oportunidades con contundencia, y cuando el trámite le es esquivo retrocede y defiende de manera ordenada, cualquiera sea quien integre la última línea. Porque Franco Peppino y Nahuel Valentini remplazaron con firmeza a Matías Lequi y Leonardo Talamonti, quienes comenzaron el torneo como titulares.

Ese es un factor fundamental en la mejoría de Central: el buen nivel de los suplentes. Biglieri, consolidado como titular ahora, Toledo, Monje, Vismara, Alderete. Todos han respondido tanto o mejor que quienes les tocaron cubrir. Un plantel presto a aprovechar su chance, y también un cuerpo técnico que sabe contener a todos sus jugadores y concientizarlos en que pueden ser considerados en cualquier momento. Nunca desentonó Central a pesar de numerosas lesiones, siempre venció los partidos a base de un juego aceptable y tranquilidad.

Esa seguridad la consiguió y encontró en un momento en el cual sus competidores comenzaron a trastabillar. Central perdió terreno en la primera parte del año, en puntos y rendimiento. Pero no en la etapa final. Y River, Instituto y Quilmes cedieron unidades y sembraron dudas a sus hinchas en este cierre. Los cordobeses puntearon gran parte del año y, más allá de la trascendental victoria que consiguieron ayer (3 a 1 ante Almirante, para alcanzar a los millonarios en la segunda posición), ya no muestran el mismo rendimiento que encandiló al ambiente del fútbol. River debe enfrentarse a la presión y casi obligación que tiene por regresar a Primera. Y tras la partida de Ricardo Caruso Lombardi, Quilmes aún no encuentra regularidad. Habrá que ver cómo responde hoy en su visita a Gimnasia de La Plata.

Para mantenerse arriba fue vital el aporte de Castillejos. El goleador del torneo es el pilar del canaya. No hay partido en el que no convierta, y si bien no lo acompaña la estética, demuestra mucha inteligencia y sapiencia para moverse en el área. Un nueve típico, que anticipa los movimientos de las jugadas y contribuyó mucho para que Central llegue a las siete victorias en hilo y a las 17 jornadas sin perder en el Gigante. Esa racha buscará ampliarla el sábado cuando reciba a River, en el partido más importante de todo el torneo.