DEPORTES › EL EQUIPO DE RUSSO LE GANó 2 A 0 A GIMNASIA Y ESGRIMA DE JUJUY
El canaya obtuvo su segundo triunfo consecutivo, y el primero después de tres fechas de local. Los auriazules se lanzaron al ataque, con más velocidad que ideas. Todo cambió a los 20 del complemento, con los goles de Carrizo y Toledo.
2 Central: Caranta; Ferrari, Valentini, Peppino, Delgado; Encina, Freitas, Méndez, Lagos; Medina, Coniglio. DT: Miguel Russo.
0 Gimnasia (J): Hoyos, Ferreyra, Páez, Mosquera, Benítez, Urresti, Solis, Guzmán, Fileppi, Miguel Fernández, Ibañez. DT: Mario Gómez.
Goles: ST: 25m Carrizo (C) y 38m Toledo (C).
Cambios: ST: Desde el inicio Carrizo por Lagos (C) y Vittor por Fernández (G), 13m Bergesse por Urresti (G), 23m Maldona por Ferreyra (G), 30m Coniglio por Toledo (C), 42m Acuña por Medina (C).
Arbitro: Fernando Rapallini
Cancha: Central
Expulsados: ST: 40m Guzmán (G) y 44m Toledo (C).
Por primera vez en el campeonato, Central ganó ayer su segundo partido consecutivo, dejando atrás una serie de tres encuentros sin victorias en Arroyito, y cambió así el ánimo de sus hinchas, al tiempo que puso al club más cerca de los que pelean por un ascenso. El auriazul, que resolvió el partido en el tramo final del encuentro, quedó a ocho puntos del líder Olimpo, distancia que podrá reducir aún más en su partido pendiente con Crucero del Norte, a jugarse el próximo miércoles. El encuentro lo abrió Carrizo y lo selló Toledo, quien a los pocos minutos de su gol vio la tarjeta roja.
No le faltó actitud a Central, menos aún decisión. Con el compromiso de volver a ganar en Arroyito luego de tres partidos, los dirigidos por Miguel Russo se lanzaron al ataque, casi siempre con más velocidad que ideas. Pero como Gimnasia de Jujuy también estuvo torpe para jugar el fútbol en campo rival, en general se jugó mal al fútbol, y a pesar de la voracidad del canaya, que apenas si los auriazules lograron dos remates al arco de Hoyos en la primera parte.
Central fracasó en ofensiva hasta los últimos 20 minutos, porque Medina no abrió caminos con sus corridas, Lagos se quitaba la pelota con centros al azar al área y Encina no pisaba el área con pelota al pie. Un cabezazo de Valentini, tras un centro de Méndez, y un derechazo alto de Lagos, al encontrar una pelota perdida en el área menor, fue lo único que despertó la atención en el hincha auriazul.
También con algo de suerte llegó el lobo jujeño a posición de gol: Fernández encontró un mal despeje a la salida de un corner y estrelló la pelota en el palo con repentino zurdazo.
Por momentos los equipos fueron bruscos en la marca, el árbitro repartió amarillas, pero no logró con eso agilizar el juego. De hecho, el goleador Coniglio se fue el vestuario sin disparar un tiro al arco. Señal de los problemas que tuvo Central para jugar en los metros finales del campo de juego.
Por eso, Russo decidió el ingreso para el segundo tiempo de Carrizo por Lagos; a lo que Mario Gómez, técnico visitante, incluyó al volante Vittor por el delantero Fernández. Y así el partido continuó sin que nada interesante ocurriera, con la pelota pasando de un equipo a otro en acciones que no progresaban más allá tres pases consecutivos.
Central siguió jugando a pura velocidad, sin pausas, pero sin sorpresas para el fondo jujeño, que con su marca hombre a hombre frenó todos los intentos canayas. Todos, menos uno. El que tuvo como socios a Medina y Carrizo: el delantero sostuvo la pelota de espaldas al arco, descargó para Carrizo, quien a la carrera frente al arco tiró gambeta y definió ante la salida del arquero, marcando el esperado gol en el Gigante.
La ventaja alteró las generales del juego, pasando Gimnasia a atacar con desesperación y Central sacando contragolpes. El canaya dilapidaba sus oportunidades, aunque no hizo agonizar de emoción a sus hinchas, porque Toledo encontró en un zurdazo, que se desvió en Mosquero, su primer gol del torneo, el segundo de Central, para sellar la victoria. Lo que quedó fue la expulsión del propio Toledo por juego brusco, como así también la de Guzmán, tarjetas que solo sirvieron para la estadística. Porque la victoria para el equipo de Miguel Russo no estuvo nunca en riesgo, y el final a puro festejo encontró a los hinchas despidiendo al plantel con aplausos, quizá como nunca antes en la presente temporada.
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