2 Central: Caranta; Ferrari, Valentini, Peppino, Delgado; Encina, Domínguez, Gagliardi, Lagos; Bareiro, Toledo. DT: Miguel Russo.

0 Aldosivi: Campodónico; Vargas, Cajaravilla, Zunino, Marcorra; Lope, Briones, Seccafién, Ramis; Miracco, Gigli. DT: Sebastián Rambert.

Goles: PT: 7m Toledo (C). ST: 8m Bareiro (C).

Cambios: ST: 14m Presado por Lope (A), 18m Carrizo por Bareiro (C), 28m Moreno por Vargas (A), 34m Sarraute por Cajaravilla (A), 41m Becker por Lagos (C), 42m Freitas por Gagliardi (C),

Arbitro: Fernando Rapallini.

Cancha: Central

Los hinchas de Central se hicieron dueños del ascenso. Coparon el Gigante, desbordaron su capacidad, y se lanzaron entre gritos, banderas y celulares iluminando un estadio en penumbras, a un festejo que debía tener como protagonistas a los jugadores. Pero no. Los animadores fueron los hinchas, que se apropiaron del logro deportivo por antecedentes: tres años de incesante apoyo a un equipo que atravesaba su peor momento histórico. Los simpatizantes más representativos fueron Juan Carlos Baglietto y el Pájaro Gómez, el líder de Vilma Palma, quienes tomaron la voz de miles y entonaron el himno de Central, enfatizando sus estrofas más fervorosas, para un público que de emoción ofreció su corazón, y todo Arroyito vibró, pasando desapercibido el triunfo posterior ante Aldosivi.

Había un ánimo de fiesta en Arroyito. A los hinchas los movilizaba la vuelta a primera división. Un logro que el público lo sintió propio y que empezó a gestar desde el primer partido que el club jugó en segunda categoría tras tierra arrasada dejada por Horacio Usandizaga.

Es por eso que el público deliró más con la aparición de hinchas reconocidos, como el Pájaro Gómez y Baglietto, que con los goles que luego le convertiría al equipo de Miguel Russo a Aldosivi. El líder de Vilma Palma y alma mater de la trova rosarina hicieron un ingreso grandilocuente al estadio, transportados por un helicóptero que aterrizó en el círculo central de un estadio a oscuras, iluminado por miles de celulares en alto, dando un decorado espectacular, como si los que aparecieran en escena fueran un grupo de rock star.

Pero en el estadio estaban, enfervorizados como genuinos hinchas, Baglietto y Gómez, con micrófono en mano entonando el himno auriazul, corriendo sobre el perímetro del círculo central del campo de juego, ante tribunas delirantes por escuchar las letras del emotivo canto canaya, que llega a su punto de ebullición en el estribillo, que genera una pausa para luego bramar "por Rosario Central...", que Baglietto lo hizo con pasión de artista y Gómez con sonrisa de niño con sueño cumplido.

Se prenderán las luces luego y con el estadio iluminado será el tiempo se recibir el equipo, enfundado en una bandera extensa con leyenda de "gracias" para los hinchas. Fue un gesto justo, sin dudas. Porque sin la vitalidad del simpatizantes, el ascenso se hubiese postergado quizá a un mejor equipo.

Los fuegos artificiales animaron el decorado montado por el público. Luego el equipo tendrá una noche de triunfo por 2 a 0 frente al frágil Aldosivi, con goles de Valentini de cabeza y Bareiro tocando tras pase atrás de Toledo. El partido no tuvo detalles que destacar. El espectáculo estuvo siempre en las tribunas. Los marplatenses pusieron en aprietos al fondo canaya. Aunque de eso solo se dio cuenta Miguel Russo. Las banderas auriazules no dejaron nunca de flamear. El viento las sopló cuando amenazó el cielo con cerrarse en tormenta. Y luego se pasearon por la ciudad, empuñadas por miles y miles de canayas que acompañaron en extensa caravana al micro con los jugadores, en celebración popular que tuvo su grito final a la medianoche, en el Monumento a la Bandera, donde los corazones canayas no paraban de vibrar.