0 CENTRAL: Alvarez 6, Raldes 5, Ledesma 5, Garcé 5, Ríos 5, Borzani 5, González 4, Moreira 4, Díaz 4, Di María 4, Belloso 4. DT: Carlos Ischia

2 RIVER: Carrizo 6, Villagra 4, Nasuti 5, Lussenhoff 4, Tuzzio 5, A. Fernández 7, Ahumada 6, Zapata 5, Belluschi 5, Rosales 5, Ruben 6. DT: Daniel Passarella

Goles: PT: 21m Ruben (R). ST: 37m Ruben (R)

Cambios: PT: 39m Gerlo por Tuzzio (R). ST: Desde el inicio Alemanno por Moreira (C) y Zelaya por Damián Díaz (C), 22m Costa por Borzani (C), 23m Lima por Rosales (R) y 41m Andrés Ríos por Ruben (C).

Arbitro: Juan Pablo Pompei

Cancha: Central

Expulsado: PT: 29m Villagra (R).

Los gritos de Marco Ruben volvieron a Arroyito. Pero por esas cosas del fútbol moderno el pibe no los gritó, apenas si se abrazó a sus compañeros y volvió al centro de la cancha con la vista clavada al césped y la banda roja sobre el pecho. Sucedió que los hinchas canayas fueron a ver los goles de Belloso o Zelaya. Ninguno de ellos apareció en la red y de golpe todos se dieron cuenta de las grandes diferencias que hay entre Central y River. Hoy Ruben juega en River porque vino y pagó por él. Y con eso le alcanzó al conflictuado equipo de Daniel Passarella para obtener tres puntos que lo arriman a la punta.

Ante River no hay coyuntura que valga. Para Central ganarle a los millonarios es un lujo que se dio en 27 ocasiones a lo largo de 76 años de fútbol. Ayer, por caso, el auriazul recibía a un rival desvencijado por sus resultados (ya sin Libertadores) y su fútbol. Pero Central chocó ante sus limitaciones físicas (jugó el miércoles), una merma colectiva de rendimientos individuales y la historia, que dice que a los de Núñez le gana una vez cada tres años.

Ischia pensó en atacar y para eso tiró a Moreira algunos metros más adelante. Intentó comprometer a River en su campo. Lo que faltó fue talento para hacer algo productivo en terreno adversario. Con Damián Díaz sin atrevimiento y Di María empecinado en la individual, la estructura se derrumbó. Todo agravado con una errática tarde del Kily González.

Entonces River se animó. Lo hizo jugando en velocidad con Belluschi y con la sobriedad que Augusto Fernández para acertar en cada intervención. Los canayas llegaron con un cabezazo alto de Garcé, y poco más. River respondió con un zapatazo de Fernández, apenas desviado, y un gol de Ruben, que capturó un rebote en el área chica luego de que Alvarez le tapara un claro cabezazo de Rosales, quien apareció por el segundo palo tras un centro de Fernández desde la derecha.

El marcador no alteró el trámite del juego. Porque Central hacía esfuerzos estériles y River se vistió de contragolpeador, cediendo protagonismo y desnudando sus propias inseguridades. Ni siquiera la expulsión de Villagra (doble amarilla) acercó al canaya al empate.

Central salió al segundo tiempo con Alemanno y Zelaya en cancha, junto al perseverante Belloso. No por eso el equipo fue más agresivo. El problema seguía siendo la construcción de juego. Y en las pocas ocasiones que llegó al área de Carrizo las dilapidó: Belloso la tiró al lateral y Alemanno la tocó por arriba del travesaño, en la más clara.

Pero River seguía jugando como equipo de ambiciones marchitas. Atacaba poco y a discreción, aprovechando el criterio de Fernández, dicho está, y alguna que otra acción de Belluschi. Como en el primer tiempo, la monotonía la volvió a romper Ruben: esta vez con un cabezazo, que superó a Alvarez, tras tiro de esquina de Belluschi.

El segundo tanto millonario se quedó con la emoción prevista para el tramo final del encuentro. Con los goles que compró en junio en Arroyito, River se llevó una vez más la victoria del Gigante. Con eso ahora intentará asustar a San Lorenzo en el Clausura. Mientras que los canayas, algo nostálgicos, añoran las tardes en que Ruben jugaba para Central.