DEPORTES › ATLETISMO. SE CORRIO LA SEXTA MARATON INTERNACIONAL DIA DE LA BANDERA
En menos de dos horas y media, José Romero hizo los 42 km
del circuito y se llevó la Copa y dos mil pesos. Pese al
frío, muchos rosarinos alentaron a los maratonistas
› Por Claudio Socolsky
El entrerriano José Romero se adjudicó ayer la Sexta Maratón Internacional Día de la Bandera que se desarrolló por las calles de la ciudad. Una importante cantidad de público alentó a los cerca de mil participantes que compitieron en la tradicional carrera organizada por la Asociación Rosarina de Atletismo. El corredor de Concordia, debutante absoluto en la competencia, empleó un tiempo de 2 horas, 26 minutos, 40 segundos para completar los 42 kilómetros de recorrido. En el segundo lugar arribó el pampeano Alejandro Jiménez, un asiduo participante en este tipo de competencias, que venía de competir en la tradicional Maratón de Nairobi. Tercero llegó el mendocino Cristian Mangiglio. En tanto, la representante de La Plata, Andrea Grasciano, fue la ganadora en la categoría damas, seguida por Andrea Tou, de Capital Federal, y Verónica Acuña, de Pilar. Por su parte, Edgar Moreno, fue el mejor atleta rosarino de la competencia, que llegó en el noveno lugar; mientras que Paula Villalba, con su séptimo lugar fue la rosarina mejor ubicada de la carrera. El paranaense Pedro Velásquez, con una marca de 2 horas, 18 minutos y 2 segundos, fue el primero de los deportistas discapacitados que cruzó la meta de llegada. El ganador de la carrera, además de recibir la Copa Canal 3, embolsó un premio de dos mil pesos.
En un día espléndido, a pleno sol, el intendente Miguel Lifschitz, enfundado en el impermeable amarillo oficial, lanzó el disparo que dio comienzo a un nuevo maratón internacional en Rosario. A las 9 de la mañana en punto, y mientras una bandera se desplegaba por uno de los laterales del Monumento, los cerca de mil atletas que participaron de la sexta edición iniciaron el recorrido de 42 kilómetros. Del acto participaron, además del intendente, el director de Recreación y Deportes, Rolando Dal Lago; el presidente de la Asociación Rosarina de Atletismo, Jorge Pardo; y uno de los mentores de la competencia, Horacio Kapellu.
Alentados por los rosarinos que siguieron la competencia en las calles de la ciudad, los corredores de elite se despegaron rápidamente del resto, entre los que se encontraban los que aprovecharon la ocasión para lucir un disfraz. Desde un ciudadano francés que lleva varios años animándose con uno de la Pantera Rosa, hasta el rosarino que salió con el traje del Hombre Araña, coparon las calles con sus zapatillas.
Participantes de todo el país -la mayor delegación fue encabezada por la gente de Trelew, donde 60 deportistas hicieron 1.700 kilómetros para llegar hasta Rosario- y del exterior, entre los que se contaban atletas de Estados Unidos, Canadá, España, Inglaterra, Uruguay y Chile, soportaron estoicamente el desarrollo de la carrera. Además de la competencia oficial, muchos deportistas participaron de los seis kilómetros de la competencia integrativa.
Romero, apenas cruzada la bajada de bandera que hizo el secretario de Gobierno, Juan Carlos Zabalza, agradeció a todos los organizadores "y a Dios, que me dio la posibilidad hace cinco años de aprovechar este deporte que es muy sano. Estar en la tierra donde se bendijo la creación de la bandera Argentina es algo muy importante para mi; y todo lo que me está pasando es muy bueno". El corredor de Concordia dijo, en relación al circuito, que "es muy bueno, y creo que hicimos una buena competencia. La clave de la carrera estuvo en el kilómetro 30, donde me empecé a soltar, me mentalicé y saqué una buena diferencia".
Entre los competidores extranjeros, la que se llevó la mayoría de los aplausos fue la chilena Susana Quesada. La deportista, que llegó sexta en la clasificación general en su categoría, está superando una grave enfermedad, que no le impidió participar de una competencia tan exigente. Otra de las corredoras más aplaudidas fue Stella Maris del Papa, de 55 años, la primera mujer maratonista del país, que en la edición de ayer llegó a su maratón número 50.
Exhaustos, pero muy contentos, fueron llegando a la meta la mayoría de los participantes, muchos de ellos acompañados por sus hijos, que premiaron el esfuerzo de sus padres con abrazos; como los que se dieron los participantes que llevaban los números 911 y 632, enfundados cada uno con las camisetas de Ñuls y de Central. Una rara postal de una competencia que premia la voluntad y la superación, más allá de los colores.
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