Mar 22.01.2008
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA ARTE PRIVADO, GALERIA CON SÓLIDA PROYECCION INTERNACIONAL

Un baluarte del arte

Silvia Guidoti es algo temperamental, muy honesta y cálida. Además de participar actualmente en la feria Expotrasitiendas, Arte Privado tuvo durante 14 años seguidos su stand en la feria Arte BA. Opina que los artistas deberían vivir del arte y cuenta a Rosario/12 sus esfuerzos porque esto suceda.

› Por Beatriz Vignoli

Hay un lugar en Rosario para quienes no creen que la palabra "mercado" deba designar al enemigo del arte. Arte Privado (Dorrego 26) es la única galería rosarina que cuenta con una sólida proyección internacional. Su directora artística, la arquitecta Silvia Guidotti, lo cuenta con orgullo.

Su oficina se encuentra en un entrepiso que se asemeja al puesto del capitán en un barco: es que tiene algo de náutico, en un cierto espíritu Le Corbusier, el moderno diseño arquitectónico de la galería, donde una pasarela y una escalera caracol le hacen contrapunto a una figura con paisaje marítimo de Carlos Castagnino.

-¿Cuánto hace que existe la galería?

-Desde 1991. Actualmente participa en la tercera edición de Art Madrid, Salón de arte moderno y contemporáneo del que Arte Privado es una de las galerías fundadoras. Art Madrid se empieza a gestar por un grupo de galeristas madrileños como opción alternativa a la feria ARCO. Yo estaba en Madrid en la feria del grabado, Estampa, a fines del año 2004. Entonces el director de la galería Bat, Alberto Cornejo, invita a la galería a participar de las reuniones en el Museo Reina Sofía para gestar esta feria. Estábamos con mi marido en el hotel, nos avisan de la reunión que convoca a galeristas y desde ese momento paso a ser una de las galerías invitadas especiales participando como socia fundadora de esta feria.

-¿Cuánto hace que Arte Privado expone en Europa?

-La trayectoria de la galería en la península ibérica se inicia en el 94 cuando nos invitan a participar de la segunda edición de Estampa, en el Parque del Retiro, en el Palacio Velázquez. A partir de ahí, todos los años, la galería no dejó de participar del Salón Internacional de Grabado y ediciones múltiples, más conocido como Estampa, que se realiza para octubre o noviembre. Es anual. Luego Estampa pasó al Museo de Arte Contemporáneo en la Ciudad Universitaria, luego se muda a la Casa de Campo, primero en el Pabellón de la Pipa (se le dice así porque tiene forma de pipa) y termina en el Pabellón de Cristal. Y ahora en 2007 inició un nuevo espacio en el Parque de las Naciones Unidas donde se hace ARCO.

-Así que con los años, llegaron a estar cerca de ARCO.

-Sí, de a poco. Después la galería en este tiempo fue invitada a otras ferias internacionales. Me acaban de invitar a la de Taiwan y a la de China. Fui a la Fiera de Roma. Estuve invitada a la Feria de Granada. Después a la de Barcelona. También participé en la de Valencia y en la de Niza. La galería llegó en Rosario a un techo por haber tenido tanta trayectoria que lo que le quedaba era salir al exterior. Con artistas argentinos e internacionales. Este año 2008 participo en Art Madrid sólo con dos argentinos, Ana Brüll y Gabriel Cairo. Los demás son extranjeros. Este año, por primera vez, conseguí para esta edición, por intermedio de una galería de Barcelona, exponer obras de Josef Albers, Modest Cuixart, Joan Miró, Pablo Picasso y Gino Severini.

-Volviendo a los inicios...

-En el 91, dada mi experiencia anterior durante 21 años dedicada al comercio del arte en la ciudad, nace Arte Privado, bajo mi dirección, primero en un departamento. Desde el 91 hasta el 96 que se inauguró acá, estuvo como galería privada en un departamento privado. Se llamaba Silvia Guidotti. Yo empiezo con Estampa y el director le pone "Arte Privado" en el cartel del stand. Le quedó el nombre; después me hice hacer el logotipo. Y se trasladó a un lugar público: hace doce años que está en Dorrego 26. La galería hace muy pocas muestras por año. Por lo general son seleccionadas eligiendo muestras de calidad. Estoy apoyada por mi profesión de arquitecta. Lo que me da el saber es el camino recorrido de 38 años dedicada a la organización y difusión del mercado del arte. Soy miembro de la Asociación Argentina de Galerías de Arte (AAGA) íntegramente desde hace 10 años y pertenezco a su comisión directiva desde hace 3 años.

-¿Qué diferencias nota entre Rosario y el exterior, o entre antes y ahora?

-Lo que me está pasando a mí es que por ejemplo después de haber recorrido 14 años yendo y viniendo, viviendo en Rosario pero trabajando más allá que acá, lo que yo veo es que en cuanto a las galerías, en ciudades importantes (Barcelona, Madrid, Valladolid) hay un respeto por el trabajo del otro y hay un acompañamiento entre las galerías. Acá no se ponen de acuerdo las galerías, no siguen una línea de contacto entre ellas para no superponer eventos; tampoco se ponen de acuerdo los artistas. Acá no se discute arte. ¡Antes no era así! Grela, Uriarte, Ottmann, se sentaban a discutir qué había que mejorar, aunque tuvieran cada uno su línea en la vida. Lo que hoy se llama clínica de obra, se hacía entre ellos. Discusiones. Eso iba abriendo el panorama para que el arte llegara a todos lados. Por eso fue muy grande la recepción que tuvo el Grupo Litoral en la ciudad en los años 50, 60. Ellos fueron dejando huella. Casi la mayoría era autodidacta. No todos habían tenido una carrera universitaria. La mayoría se formó en talleres particulares, por ejemplo, Grela con Berni. Artísticamente, cada uno se fue enriqueciendo solo, pero a la vez se unían en grupos para poder "marchar" o llegar más a la población. Creo que lo que acá falta, no sé por qué, es que la gente no crece en grupo, no crece formando algo fuerte e indestructible. Son los curadores y críticos de arte los que van marcando la línea a seguir. La galería que antes cumplía una función como generadora, todo eso hoy pasa por los museos, o lugares alternativos. Acá tiene que haber una relación mutua entre la galería y el artista. El mercado funciona si el artista se brinda a la galería y la galería se brinda al artista. Porque la galería no vive sin el artista, pero ahora los artistas viven de subsidios municipales o de sponsors de empresas. Funcionan los artistas que tienen un trabajo paralelo. En Europa el artista vive de su arte.

-¿Y qué pasó con el público, en Rosario?

-El público es un tema muy importante. Antes, de la mano de la galería, recorrían los talleres. Antes de la muestra, venían Slulittel, Martínez Carbonell o Minetti, entre otros, querían ver la muestra antes de que se colgara, porque querían elegir la obra con que se iban a quedar. La galería debía presentar la obra un día antes de la exposición al público, para los coleccionistas (N.de E.: se refiere a la galería en la que antes trabajaba). Y yo a veces abría la muestra con la mitad de la muestra ya vendida. En otras décadas había un público más atento a lo que era arte plástica. Y esa gente, que estaba ávida de eso, que leía, que estaba informada, consumía arte. Primero, respetaban la función de la galería, que ejercía una función didáctica sobre el público, informando, asesorando, con mucha transparencia. Todo esto se terminó antes del 90. Los noventa fueron una década en que había un poder adquisitivo tal que la gente empezó a viajar, con la garantía de las divisas. Y eso ayudó mucho a que el público mirara para afuera. Cuando arranqué en el 94, ya sabía que acá iba a ser difícil. En los 90 se favoreció a un público que no tenía como meta lo cultural.

-¿Y cómo surge la idea de fundar la galería Arte Privado?

-La galería tiene una conducta, un perfil. Trabaja principalmente con arte contemporáneo. Es muy organizada: cuento con la colaboración incondicional de mi marido, Alfredo Pérez, que se dedica a la parte organizativa y de difusión. La mía es la dirección artística, y la suya es la dirección ejecutiva. El es periodista. Como arquitecta me recibí en el 74. Paralelamente estaba también en el arte. Decidí formar una familia y tener hijos. Todo no se podía. Había que elegir el camino a seguir. Como me apasionó el tema del arte... podía manejar los tiempos del arte, mientras que los tiempos de la arquitectura no dependen de vos, son inmanejables. En cambio si vos sos organizada, el único problema es el trato con el artista. Si no, conseguir obra de artistas que no están más. Los que han tenido una trayectoria y no están más, son los que más cotizan. El que tiene un poder adquisitivo dispone de ese dinero en algo ya consagrado, consolidado, no tiene que esperar a los artistas que todavía están creciendo. Antes había mecenas que compraban a los artistas jóvenes y los ayudaban. Hoy hay artistas que cuestan mucho, por lo general los que traigo de Buenos Aires, por los seguros, los traslados, cosas que implican el cuidado de la obra. A partir de las ferias internacionales empecé a representar a italianos y españoles en Latinoamérica. Ahora también estoy trabajando con artistas latinoamericanos: de Brasil, de Venezuela y de Chile. Asesorar al público para que tome una obra de arte, invierta, se la lleve a su casa, no es fácil. La galería se tiene que posicionar, mantener el nivel, tener obras auténticas, saber mucho de arte. Es importante que tenga credibilidad para ofrecer y la seguridad de la autenticidad de la obra.

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