"La rebeldía es un don, es una energía divina. Cristo fue un gran rebelde, Budha, Osho, Mahatma Ghandi, fueron grandes rebeldes. La rebeldía es una energía fundamental, y creo que la rebeldía que viene no es bélica, sino de consciencia, de celebración", pregona Gustavo Cordera, la cara más visible de Bersuit Vergarabat, que esta noche presentará su último disco, ?, en el estadio cubierto de Ñuls. Ese material, explica justamente el cantante, se encuadra en una línea de rebeldía que "tiene que ver con la cultura cannábica, para decirlo de alguna manera, con relacionarse con las plantas, con la naturaleza. Con saber perfectamente que si vos entregás onda estás ejerciendo un acto de rebeldía tremendo".

"Una persona feliz es mucho más peligrosa que una persona hecha mierda --profundizó--. El negocio es la desdicha, pero los jóvenes están empezando a tomar conciencia y van a buscar la felicidad. Eso es una revolución. El poder se encargó en cultivar desdichados, la Iglesia vive de las desdichas de la gente y el poder político también. Con gente dichosa no se puede gobernar, poner empresas que destruyan, las iglesias se caen. Por eso nosotros promulgamos como rebeldía la dicha, la felicidad, la celebración, la música, el sexo, el abrazo, el cariño, la onda. Eso es lo que va a ser el recital, así que prepárense".

Programado para dar comienzo a las 21, el show significará el reencuentro de Bersuit con el público local, a dos años de su última visita. Ese fue el tiempo que el grupo necesitó para recuperar energías, después del frenesí que sucedió a su disco La argentinidad al palo. Así lo destacó el cantante a Rosario/12: "En la época de La argentinidad... quebramos, explotamos. Entonces ya después tocábamos sin ganas. Subir a un escenario, que era la felicidad, la alegría y la celebración, se transformó en una tortura, entonces decidimos parar un poco, porque el escenario es sagrado. Y ahora estamos retomando, volviendo a los lugares pero un poco más sabios".

En ese crecimiento espiritual-intelectual mucho tiene que ver el replantearse situaciones desde una postura inquisitiva, lo que derivó en el título del flamante disco. "El signo de pregunta es, por lo menos para mí, abrir un poco los ojos al cielo, es una situación de humildad, de reverencia, de ponerse en un lugar de cuestionar todas las verdades absolutas que tenemos y que nos han llevado a esta gran tragedia --reconoció Cordera--. La pregunta es un buen legado, pero dejamos de preguntarnos".

-¿En ese sentido este disco puede darles otra perspectiva de las cosas?

- No, no es tan pretencioso el disco. Es un disco que de alguna manera responde al momento que estábamos viviendo, con algunas cosas interesante como "Laten bolas", "Mi vida" o "El guerrero", en cuanto a novedades sónicas, con una búsqueda.

-En la página del grupo menciona que ? no tuvo el visto bueno de parte de la prensa especializada, que critica justamente los aspectos que hacen de Bersuit una banda popular. ¿El periodismo argentino se empeña en desbarrancar lo popular?

-Sí, porque es el estigma del rocanrrol: cuando sos víctima, cuando no tenés éxito, convocatoria, como cuando estás enfermo, todos te quieren. Pero cuando sos feliz la gente sospecha de vos, y cuando tenés éxito también. Y es una conducta enferma que tenemos en la sociedad argentina, y eso fue muy absorvido por el rocanrrol. Es una conducta humana que tiene que ver con una profunda envidia. Si a una persona le va mal también está permitiendo que a vos te vaya mal. Entonces esa conducta enferma, de la cual formo parte porque también soy éso y nada humano me es ajeno (menos lo que tiene que ver con las miserias, porque las tengo todas), pero a partir de visualizar eso me dí cuenta que el rock tiene aspectos enfermizos que yo no comparto. Y el periodismo de rock, de alguna manera, es éso, está enfermo. Entonces sospecha muchísimo de las cosas bellas, apoya proyectos que no le interesan a nadie y también destrozan proyectos populares gratuitamente, sin respetar siquiera la trayectoria. Pero estamos acostumbrados. Y te digo más: cada vez que sale un disco y es denostado, criticado salvajemente por la prensa, tenemos la seguridad de que nos va bien con la gente. Es un muy buen augurio.

-Con el correr de los discos muchos tomaron a Bersuit como el catalizador del acontecer político y social de la Argentina. ¿Se sintieron cómodos con ese rol?

-No es un rol cómodo y en algún momento lo ocupamos. Y es un rol mucho más abarcativo, porque si te metés en la obra de La argentinidad... no solamente se abarca al argentino desde el punto de vista político y social sino también desde el punto de vista del lenguaje, anímico, de la idiosincracia. Fue muy abarcativo y muy preciso para la época en que salió. Después Testosterona no tuvo esa característica, fue introspectivo, hablamos de una cosa muy nuestra, no conectábamos con la sociedad, con lo político. Este último disco tiene un poco de todo, y lo que vayamos a hacer en un futuro no lo sé, no lo puedo decir. Además mi sueño es que Bersuit trascienda a las personas, como lo hacen los Van Van, la banda cubana, o como la Falta y Resto en Uruguay, que ya llegó a su tercera generación de personas. Bersuit tiene que trascender a sus integrantes. Igual es un mal negocio lo que estoy diciendo, porque si yo hablara de separación triplicaría las ventas, no hay mejor negocio que separarse y volverse a juntar, en Argentina está demostrado. Somos amantes de la muerte y no de lo que está vivo. Me desvivo por ganar dinero tan fácilmente, pero sería un atentado contra la ingenuidad de la gente y el amor de todo el público. Mientras estemos vivos hay Bersuit para rato.