Lunes, 20 de octubre de 2008 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › CAMINO A LA REDENCIóN, FILM DE TERRY GEORGE
Por Leandro Arteaga
Camino a la redención. (Reservation Road). EE.UU./Alemania, 2007
Dirección: Terry George.
Guión: Terry George, John Burnham Schwartz sobre su novela homónima.
Fotografía: John Lindley.
Música: Mark Isham.
Montaje: Naomi Geraghty.
Intérpretes: Joaquin Phoenix, Jennifer Connelly, Mark Ruffalo, Mira Sorvino, Elle Fanning, Antoni Corone.
Duración: 102 minutos.
Sólo en DVD
8 (ocho) puntos
De modo inevitable, cuando uno se acerca al nudo de Camino a la redención, la referencia a La bestia debe morir (novela de Nicholas Blake, puntal de la colección policial El séptimo círculo) aparece y nos atraviesa como un espíritu. En aquella historia célebre llevada al cine tanto por Claude Chabrol como también por Viñoly Barreto con Narciso Ibáñez Menta Félix, padre dolido para siempre por la muerte de su hijo, víctima de un automovilista anónimo, persigue un camino de venganza, un sendero de justicia personal. Toda una vida que para Félix se ciega, dedicado ahora a dar con la bestia, a encontrar su rostro, a entender su huida ante el delito, mientras el espectador (o lector) espera con ansias el encuentro final.
Camino a la redención cuyo estreno sólo conoce la edición en DVD también está basada en una novela y cuenta con el guión del propio autor: John Burnham Schwartz más la dirección de Terry George (Hotel Rwanda). Aquí el lugar de Félix corresponderá a Ethan (Joaquin Phoenix), quien observa atónito cómo su hijo es atropellado, cómo el automóvil escapa. Punto de quiebre en sentido simétrico. Porque así como su vida familiar se altera, con una hija pequeña que aprende piano "porque la música llega al cielo" y una esposa (Jennifer Connelly) que recrimina su obsesión, el hecho nodal del film lo es también para el conductor, protector a su manera de un equilibrio familiar propio que trastabilla. Dwight (Mark Ruffalo) miente a su hijo, mientras procura sostenerse ante la mirada siempre reprobatoria de su exmujer (Mira Sorvino).
Si en La bestia debe morir el rostro criminal nos resultaba fantasmal, aquí lo conocemos desde el inicio. Y lo conoceremos tanto como al del padre afectado. Entre una y otra parte, el film juega su vaivén narrativo, que conoce un cauce común merced al hecho mortal y fortuito porque, convengamos, nadie quiso matar a nadie. Dos caras ante un espejo que distorsiona desde el reflejo, además de desplazar el planteo maniqueo hacia una situación que nadie eligió pero que todos, como pueden, sobrellevan.
Es por todo ello que Camino a la redención sabe cómo encontrar su desenlace, mientras todas las opciones posibles atraviesan la deducción del espectador. Porque si bien la historia posee su trama policial, también se deja embargar por un necesario cariz dramático y reflexivo, ajeno al final simplista. Aún cuando sean lazos sueltos los que nos interroguen tras la visión del film, lo que persistirá es el entendimiento del comportamiento moral como elemento reparador, única arma capaz de devolver calma.
Será entonces el momento de enhebrar las últimas situaciones que el film nos ofrece, a la manera de piezas que rearmar. El encuentro final se produce y lo desmembrado se reordena, con lágrimas y un amanecer que destella.
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