CULTURA / ESPECTáCULOS › CINE. PLANET TERROR, DIVERTIMENTO DE ROBERT RODRíGUEZ QUE HACE HONOR A LOS FILMS DE ZOMBIES
Con escenas antológicas, y apariciones de Quentin Tarantino, dentro de un importante elenco, la película rememora la paranoia y la sangre derramada del género, y habla del momento actual a partir de códigos estéticos de los 70.
› Por Leandro Arteaga
Planet Terror. EE.UU., 2007
Dirección y guión: Robert Rodríguez.
Fotografía y música: Robert Rodríguez.
Intérpretes: Rose McGowan, Freddy Rodríguez, Josh Brolin, Marley Shelton, Jeff Fahey, Michael Biehn, Bruce Willis.
Duración: 105 minutos.
Salas:Monumental, Showcase.
8 (ocho) puntos
Parte del díptico denominado Grindhouse -que integra con Death Proof, de Quentin Tarantino, próxima a estrenarse-, Planet Terror, de Robert Rodríguez, rememora desde la más bizarra experiencia cinéfila el mundo de los zombies, la paranoia, y la sangre desparramada.
De acuerdo con las normas del proyecto, Grindhouse se concibió como un programa doble acorde con aquellas funciones de cine -o autocine- que tanto recuerdan sus realizadores. Algo de ello ya vimos en Kill Bill, de Tarantino, me refiero a sus cortes abruptos de montaje, tanto en lo que significan sus transiciones entre escenas como su concatenación musical. A ello se agrega, en Planet Terror, una película pretendidamente sucia, rayada, con el falso proyector de la sala que pierde el foco (y que habrá vuelto loco a más de un operador), con el celuloide que se quema y mancha la pantalla, y hasta con un rollo faltante (justo allí donde Rose McGowan acomete con sus planos más calientes).
En suma, es un divertimento de principio a fin. Zombies provocados por un veneno letal, pergeñado por el mismo ejército norteamericano con el fin de cubrir su vinculación terrorista. Es decir, Planet Terror se refiere al momento actual con un cine añejo, de rasgos estilísticos del cine B de los '70. Si uno no comparte estas coordenadas, mejor será desistir.
Porque de lo que se trata es de muertos aberrantes que cobran vida. Llenos de supuraciones y virulencia animal. Prestos a devorar o explotar ante ráfaga de balas. Pareciera que los Estados Unidos se han vuelto un sitio peligroso, lleno de autómatas desagradables. Será cuestión, entonces, de guiar a los supervivientes hacia la tierra prometida. Todo un delirio.
En la líneas primeras, las heroicas, nos encontramos con Freddy Rodríguez como "El Wray" (pronunciación que simula "el rey"), mexicano que reencuentra el amor de su querida "Palomita" (una Rose McGowan cada vez más fatal), bailarina stripper capaz de situarnos al límite del infarto, cuyas piernas letales servirán, en su justo momento, como arma de combate ante los mismísimos y depravados muertos que caminan.
Para que tales ánimas se muevan, el film cuenta con los talentos en los F/X de Howard Berger y Gregory Nicotero, artífices legendarios de tantas criaturas, bichos raros, y cicatrices espantosas, que los vinculan con títulos que van desde Day of the Dead (1985) de Romero, a La niebla (2007) de Frank Darabont. Y por si fuera poco, el gran Tom Savini (otro de los grandes maquilladores del cine de terror) se presta al juego actoral así como lo hiciera también en aquella otra epopeya -esta vez vampírica- de Rodríguez titulada Del crepúsculo al amanecer (1996).
Más las referencias cinéfilas, que tanto nos gustan, y que nos remiten a Río Bravo (Howard Hawks), Asalto al Precinto 13 (John Carpenter) y, por supuesto, a La noche de los muertos vivos (George Romero). Cualquiera de los films de zombies (menos los de Romero, maestro del género) realizados últimamente merecen se aleccionados por el divertimento de Planet Terror.
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