Como muchas de las agrupaciones que por estos días le dan vida a la cartelera teatral local, La Jalada tuvo su origen en los salones de la Escuela Provincial de Teatro. En ese ámbito, y en distintas instancias evaluatorias, Marcos Sánchez, Franco Bonino y Damián Cerdá fueron descubriendo las bases sobre las que más tarde se asentaría Función tétrica y ciudadana, la obra que esta noche (a las 21.30) presentarán en el Teatro Nacional Rosario de Córdoba 1331, donde brindarán funciones los restantes jueves de marzo, a la misma hora.

Fue a partir del impulso del director Aldo Pricco, docente en la EPdT, que los integrantes de La Jalada decidieron llevar a escena su peculiar combinación de textos de Roberto Fontanarrosa y Rodolfo Walsh. "El primer año en la Escuela elegimos Julito de Fontanarrosa. Como pasa en cualquier institución, en la Escuela no pueden abarcar todo, y nosotros veíamos que siempre se elegían los mismos textos para dar los exámenes. Pero no nos cercenaron la idea de buscar por otro lado y nos encantó el texto de Fontanarrosa", recordó Bonino.

Más tarde, trabajaron con La Granada, de Walsh, que también se amoldó a la visión de un grupo que comenzaba a sentar sus bases: "Buscamos hacer un humor que no esté vacío de contenido, que sea irónico, satírico. Al texto de Walsh nosotros lo vimos así desde un primer momento. Al principio éramos un poco inconscientes de lo que estábamos haciendo, pero con el pasar de las funciones se nos fue acercando gente para decirnos que a pesar de hacerlo con humor nunca habíamos perdido el sentido y el peso ideológico que Walsh había cargado en su obra".

"Cuando teníamos elegidos los textos y nos empezaron a mirar medio raro, pensamos por qué no tomar con humor ciertas cosas que son duras. Por ejemplo, los judíos son los primeros en reírse de lo marginados que son. Ellos tienen años de civilización, a lo mejor no le llegamos ni a los talones, pero un poco se trata de éso. Además el texto original de Walsh tiene mucha ironía, satiriza muchas situaciones, y nosotros lo que hicimos fue remarcar éso", agregó el actor.

Más tarde, el espectáculo terminó de tomar forma a partir de la inclusión del director Adrián Almaraz, según apuntó Bonino: "Cuando nos dimos cuenta de que necesitábamos una mirada desde afuera nos encontramos con Adrián, que a pesar de ser muy joven tiene un conocimiento amplio y profundo acerca de lo que justamente nos gusta. A nivel técnico nos hizo trabajar algunas cuestiones que son muy brechtianas, que de no estar él, no hubiésemos trabajado. Nos dio una mirada muy precisa acerca de algo que nosotros hacíamos naturalmente, nos dio un entrenamiento más específico".

Y aunque este año los descubre sobre el escenario del Teatro Nacional, no es ése el ámbito para el que la obra fue pensada, lo que presenta un nuevo desafío para la compañía: "Nuestra idea original no era presentar la obra en teatros. De hecho la veníamos presentando en bares, porque nuestra idea como grupo es no hacer teatro para la gente de teatro, sino llevarlo para que cualquier persona pueda verlo y entenderlo. Pero a partir de esta convocatoria decidimos modificar algunas cuestiones. Porque si bien no interaccionamos con el espectador, nos manejamos mucho con el espacio del bar. Ahora tenemos otra lectura del lugar".