Difícil tarea para un dibujante, Andrés Cascioli logró que su obra fuera consumida masivamente por los argentinos. Más allá del suceso implícito, Cascioli hizo de sus obras emblemas de la resistencia intelectual en tiempos de la dictadura, arteras flechas en los años en que Menem y su troupe hacían de la Argentina el salón de fiestas para su pizza con champán. Esencialmente desde la revista Humor (en una profundización de lo que años antes había buscado con Satiricón) Cascioli fue registrando la vida política nacional, con un trazo de fuerte contenido estético y político. Reunidas, y presentadas en sus impecables originales, esas obras constituyen la muestra "30 años de humor político y otras perversiones", que hasta el 12 de junio podrá visitarse en Espacio de Arte Fundación Osde (Boulevard Oroño 973, cuarto y quinto piso).

Recorrer la exposición permite deleitarse con el trabajo plástico de un creador que suele recurrir al lápiz, la anilina y el acrílico como herramientas centrales. Independientemente de la estética (como si abstraerse de la calidad del trazo fuera posible), "30 años..." es además, y fundamentalmente, una posibilidad cierta de aproximarse a una síntesis de los sucesos más destacados (y generalmente nefastos) de la historia argentina. De éso trataban los proyectos editoriales que tenían a Cascioli entre sus impulsores.

En ese sentido, desde el programa de la muestra, el periodista Juan Carlos Muñiz apunta: "Cascioli es un artista que, puesto a elegir entre los múltiples medios expresivos que la plástica propone, eligió la caricatura como forma personal de pintar su aldea y los personajes que la habitan. Y lo hizo sin traicionar su carácter. Cada uno de sus dibujos implica una opinión, una toma de partido, una declaración de principios y hasta, a veces, un insulto indignado ante la barbarie y la injusticia. El propio origen de la palabra caricatura determina esta postura, porque viene de `caricare`, que significa cargar las armas, cargas las tintas".

Durante años, las tapas de Cascioli eran el anzuelo, la vidriera, la esencia central de marketing de una revista Humor que sobrevivió al Proceso con lucidez. De un proyecto editorial que no apostaba a las grandes campañas publicitarias, sino más bien a conquistar con inteligencia y contenido a un público que llegó a ser masivo. El pico de más de 300 mil ejemplares vendidos es ejemplo de ello. "Hoy -por fin- enmarcadas, dan testimonio de toda una época y son un eficaz ayuda memoria para tener en claro qué rol jugó cada uno en la historia política de país entre los setenta y noventa", considera Muñiz, que concluye: "La obra, en su conjunto, constituye una muestra elocuente de talento gráfico, agudeza de observación, valentía y compromiso ciudadano. Y pinta en cuerpo y alma la figura de un artista que es -a su vez y por sobre todo- un auténtico laburante del tablero. Esta definición popular tal vez sea la que más cómodo lo haga sentir al propio Andrés Cascioli. Y ese es un fiel reflejo de su carácter".

Entre las obras reunidas pueden verse "La Argentina crucificada", con los miembros de la Junta militar paseándose, cual show de varieté, frente a la imagen de la patria en la cruz, o a un Carlos Menem que oculta su rostro, cual bandolero, en "Gana por afano". Martínez de Hoz, Galtieri, Massera, Alfonsín, De la Rúa, Isabelita, todos conviven en una muestra que se complementará con algunas actividades especiales. Así, el 14 de mayo el propio Cascioli dialogará con el público en una charla abierta que se desarrollará desde las 19.30 con la coordinación de Muñiz. El jueves 4 de junio, harán lo propio la profesora Lucía Brienza y el licenciado Manuel Núñez (miembros de la cátedra de Historia Argentina III de la Escuela de Historia de la Universidad Nacional de Rosario). El ciclo se completará con dos proyecciones: "Lo pasado pensado. Revista Humor" (de los programas del historiador Felipe Pigna emitidos por Canal 7) y "Argentina, una historia", del proyecto homónimo de Canal (á).