CULTURA / ESPECTáCULOS › CONCIERTO DE LA ORQUESTA DE CáMARA DE BERLíN
› Por Marisol Gentile
Orquesta de Cámara de Berlín. 10 puntos
Director y solista: Katrin Scholz (violín)
Orgánico instrumental: Orquesta de cuerdas (8 violines, 2 violas, 2 violoncellos, 1 contrabajo) y clave.
Fecha de actuación: Lunes 22 de Junio, Teatro Fundación Astengo.
El Mozaretum Argentino Filial Rosario ofreció a los melómanos de la ciudad un concierto impresionante: en el auditorio del teatro Fundación Astengo brillaron los catorce integrantes de la Orquesta de Cámara de Berlín (KOB), en un concierto en el que lucieron un color sonoro increíble, una homogeneidad total en toque, articulación y dinámica, sumado a una acertadísima interpretación estilística de cada una de las piezas del programa. Y no es para menos: La Orquesta de Cámara de Berlín (nacida en el 1945) ostenta un reconocimiento internacional, habiendo producido, además, más de 60 CDs, que pueden encontrarse en las casas de música de todo el mundo.
Pero aún hay algo más: la KOB está conducida por una mujer, quien se desenvuelve además como concertino de la agrupación y solista de violín: Katrin Scholz, nacida en Berlín, quien fuera premiada a la temprana edad de 14 años en el Concurso Internacional de Violín Wieniawski Lublin. Importantes primeros premios avalan su exitosa carrera como solista, simultáneamente con su participación junto a orquestas mundialmente reconocidas (Sinfónica de Berlin, Filarmónica de Dresde, Sinfónica de la Radio de Berlin (RSB), New Japan Philharmonic Orchestra y Yomiuri Nippon Symphony Orchestra, entre otras).
Y en esta sala rosarina colmada, ante una audiencia expectante, en su doble función de solista y directora, brindó sin duda alguna un concierto impecable, dirigiendo a la orquesta desde su posición de concertino, con enfáticos gestos, potentes miradas, y una contagiante musicalidad que emanó de su cuerpo sin interrupción alguna.
El programa que ofrecieron estuvo centrado en el Barroco y el Clasicismo musical, cuando los instrumentos de cuerda eran los divos, ya que el despertar instrumental de los vientos y de la percusión comenzarán su paulatina inclusión a partir de la aparición de Beethoven.
En la primera parte, abrieron con el "Concerto grosso en Fa Mayor, op. 6/9" de Georg Friedrich Händel y continuaron con el "Concierto para violín y orquesta de cuerdas en Do Mayor" de Franz Joseph Haydn (cuyo solo estuvo a cargo de la directora).
En éste, la solista deslumbró con una interpretación acertadísima: una Katrin Scholz transmitiendo con intensidad cada uno de los compases de los tres movimientos, ejecutados de forma precisa y brillante, donde con su violín Guadagnini de 1743 mostró un acabado virtuosismo y dominio del instrumento.
La segunda parte comenzó con un autor barroco, Henry Purcell, de quien interpretaron la conocida suite para cuerdas de "Abdelazar". Y para terminar el concierto, invocaron a la figura emblemática del clasicismo, con una obra clave también: "Eine kleine Nachtmusik" ("Pequeña Serenata Nocturna") del prodigio vienés Wolfgang Amadeus Mozart.
Deslumbraron a esta cronista con la afinación perfecta, el vibrato parejo y la sonoridad completamente unificada, como si fuese un solo y gran instrumento, con delicadez interpretativa y virtuosismo técnico.
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