Es un tipo polifuncional, Adrián Abonizio. Quizás sea una capacidad aprehendida justamente en su largo peregrinar por las canchas de fútbol, ésas que lo recibieron como punta y que --previo pasar por el medio campo como enganche, más tarde de cinco y, luego, como lateral derecho-- lo despidieron en su condición de arquero. Creador de algunas de las canciones más bellas de aquello que se dio en llamar Trova Rosarina, Abonizio ha sostenido su condición de compositor y letrista pero, además, se demostró capaz de incursionar en la plástica (y allí están las obras en el Centro de Expresiones Contemporáneas para demostrar su desfachatez) y la literatura, una veta que hizo pública desde las contratapas de Rosario/12, y que ahora se hizo libro en Deportivo Pocho, la obra que esta tarde, a las 19, Abonizio presentará en El Aserradero (Montevideo 1518).

Publicado por la editorial Otra Ciudad como segundo tomo de la colección "Letras de Rosario", Deportivo Pocho reúne algunos de los textos que Abonizio publicara en este diario entre 2008 y parte de 2009. Y si bien el común denominador es el fútbol, en sus cuentos se descubre mucho más que simples relatos deportivos. Para el periodista Alejandro Fabbri, autor del prólogo, "las historias que propone Adrián tienen todos esos ingredientes que las hacen únicas, casi opuestas, con circunstancias pequeñas, casi de entrecasa y otras que superan los límites de lo cotidiano y se transforman, tomando otro tipo de vuelo". En el libro conviven una treintena de historias.