Escrita a principios de la década del 90 por Marco Antonio de la Parra, uno de los dramaturgos más importantes de Chile, Telémaco o el padre ausente vio demorado su estreno hasta que Dora Milea recibió la noticia de que el Teatro Nacional Cervantes aceptaría su propuesta de incorporarla a su programación del 2009 (ver recuadro). Protagonizada por Patricio Contreras, Patricia Palmer y Nicolás Mateo, la obra --"Oblicua, tortuosa, a ratos francamente oscura", según el propio autor-- relata el viaje que un joven emprende por Europa tras las huellas de su padre, y llegará este fin de semana a Rosario (hoy y mañana, a las 21.30, en La Comedia) como parte de la gira del Cervantes, en lo que fue calificado por Contreras como "una labor extraordinaria".

"Creo que es un deber del teatro compartir su producción, porque todos los argentinos la sostienen desde el punto de vista económico, entonces creo que merece que se le devuelva en estos resultados que acercan a la poesía, el teatro, la música y la danza. Es una práctica que se retomó después de más de veinte años de no hacer giras, y es algo digno de ser celebrado", remarcó a Rosario/12 el actor, quien a pesar de sostener una amistad durante décadas con de la Parra, esta es la primera vez que comparte un proyecto con él.

"Somos amigos desde nuestra juventud en Chile, pero nunca habíamos trabajado, a pesar de habernos declarado el deseo de hacer algo juntos cada vez que nos encontrábamos --explicó--. Y se dio esta oportunidad gracias a Dora Milea, que me convocó para esta obra y la verdad ha sido una experiencia extraordinaria. Dora tiene una mirada muy profunda, comprometida con la pieza".

- Ese compromiso resulta sustancial si se considera que Marco Antonio de la Parra es un autor que ha creado obras que son en sí mismas profundas y complejas.

- Exacto, porque a su condición de autor agrega la de director y actor, pero también la de psiquiatra, lo cual le da un campo visual muy amplio de lo que es el fenómeno del escenario. Y creo que es un autor que está en su plenitud creativa. El estuvo en Buenos Aires con motivo del estreno, y estaba dichoso. Nos halagó mucho su alegría y su generosidad en cuanto al resultado que habíamos obtenido tratándose de una obra tan compleja, tan singular. Uno siempre teme si acertar o no. En este caso él quedó absolutamente satisfecho, y ha hecho el seguimiento de la obra a través de Dora, con quien tiene una relación que sobrepasa la experiencia de Telémaco..., se ve que tienen una afinidad artística muy grande. Marco Antonio quiere mucho a esta obra, y a pesar de que ya tiene varios años recién tuvo su estreno en Buenos Aires, con esta versión.

- ¿Cree que la propia complejidad de Telémaco... es la que hizo que hasta el momento ningún otro director decidiera montar la obra?

- Creo que sí. El mismo Marco Antonio lo decía: él cree que es una obra para Buenos Aires, y cuando habla de Buenos Aires se refiere al espectador de la Argentina, un espectador sofisticado, habituado a la lectura desde el psicoanálisis, con una cultura psicoanalítica, con una curiosidad natural por estos temas. En Chile la cultura psicoanalítica está lejos de ser la que se tiene en Argentina, donde hay un público enormemente abierto a recibir desafíos, habituado a un teatro denso. Esta obra transcurre en el terreno de los sueños, está permanentemente proponiéndole al espectador participar activamente del armado de esta historia. Porque tiene una estructura que, en un punto, es casi cinematográfica, por recursos de los que el cine hace mucho uso, como ir adelantando situaciones, de ir fragmentándolas y que el espectador vaya armando el puzzle. Y es cierto que el público argentino es muy culto, inquieto, curioso, y la recepción que tuvimos confirmó la percepción de Marco Antonio. La reacción del público es notable, al igual que la atención y el entusiasmo con el que responden a esta obra, que no es una obra fácil. Es un espectáculo que desafía al espectador.