Formada en Rosario, hace poco menos de ocho años Cecilia Colacrai emigró a Europa en búsqueda de nuevos horizontes. Allí, la bailarina y coreógrafa continuó su aprendizaje en paralelo con la participación en distintos proyectos, como los realizados para el Teatro Nacional de Catalunya o la compañía francesa Emmanuel Grivet. Más tarde, se contactaría con el coreógrafo brasileño Joao Costa Lima, junto a quien creó la obra Azul como uma laranja, puesta que mañana a las 22 se presentará en el Centro de Expresiones Contemporáneas, en una jornada que incluirá además la puesta en escena de Come Closer, proyecto generado por Costa Lima junto a Carmen Pereiro.

Colacrai dialogó con Rosario/12 y profundizó en el proyecto "Articulaciones", ése en el que artistas de Argentina y Brasil confluyen para generar propuestas como las que mañana se presentarán en el espacio de Sargento Cabral y el río. "La idea de Articulaciones fue justamente este encuentro entre Carmen, Joao y yo. Venimos los tres de lugares diferentes, pero tenemos un punto de encuentro en el interés por la investigación en las propuestas escénicas y la investigación del movimiento".

"Lo que incluye Articulaciones son estos seminarios que estamos dando (uno más dirigido a la investigación más pura de movimiento a través de técnicas, y el otro que tiene más relación en la composición en el espacio) --profundizó--. Y presentamos dos obras, una de Joao y Carmen que de alguna manera es el sitio que ellos encontraron después del tiempo que han estudiado y trabajado juntos. De alguna manera es al sitio que llegaron después de esa formación. Y `Azul como uma laranja` es una pieza que creamos con Joao, que surge a partir de un seminario que tomamos de Joao Fiadeiro, que se llama `Composición en tiempo real`. Ese fue nuestro primer lugar de encuentro, y a partir de ahí detectamos un interés en común por esto que tiene que ver con la creación. Empezamos a investigar y entramos en un proceso de trabajo del que surge Azul...".

Ustedes confluyen en Europa, donde completaron su formación, ¿pero es posible hablar de aspectos de la danza que tengan que ver con lo latinoamericano?

Creo que de alguna manera quizás no es casualidad que nos hayamos encontrado. No sé si tanto en el hecho artístico sino también en la manera de abordar los trabajos. Todo este proyecto es autogestionado, y quizás en Europa esto todavía no funciona, o se maneja diferente. Creo que sí, que los tres cuerpos que estamos en escena y estamos en este proyecto, evidentemente tenemos una impresión, una marca, un sello de dónde venimos, y creo que también por éso surge la necesidad y las ganas de venir a compartir este proyecto en los lugares de donde somos.

Lógicamente después de haber estado tantos años en Europa, y de haberse nutrido con otra información, usted no es la misma artista que se fue de Rosario hace casi ocho años.

Claro, porque más allá de la experiencia profesional está la experiencia de vida, lo que tiene que ver con el tiempo de estar habitando en un lugar que no es del todo tuyo. Cómo ese cuerpo que está en escena es el mismo cuerpo que se tiene que adaptar a otra sociedad y a otra cultura. Es el mismo cuerpo pero atravesado por todas esas informaciones. De alguna manera creo que todo éso influye, está ahí. Lo último que yo estuve haciendo en Rosario fue con La Troupe , "Catedrales", y trabajé muchos años con Cristina Prates en el taller, y con Ana Varela, que fue mi profesora muchos años. Todos ésos fueron mis referentes antes de irme. Creo que lo que es interesante de poder estar en otros espacios, de poder intercambiar con otros creadores de otras culturas, es la apertura que te da. Creo que viajar y conocer otra gente, otras maneras, otros caminos, es lo que más reconozco en ésa apertura.