Sáb 09.01.2010
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › MUSICA. EL BAJISTA CAMERUNéS TOCA ESTA NOCHE EN WILLIE DIXON Y PROMETE "ILUMINAR LA CIUDAD"

"La música arde en mi corazón"

Rotulado como parte de la "world music", a partir de la fusión entre jazz y ritmos del oeste africano, Richard Bona es mucho más que talentoso. "No somos sólo músicos, también contamos historias, ésa es nuestra misión", describió.

› Por Edgardo Pérez Castillo

Sí, lo de Richard Bona puede ser simplificado como world music. También, como una fusión entre jazz y ritmos del oeste africano, aunque ninguno de los dos rotulados permite comprender firmemente la riqueza que hay en las composiciones del bajista y cantante. Porque si bien su nombre comenzó a circular con fuerza a partir de su inserción en el mundo del jazz europeo, primero, y norteamericano (en los últimos años), es en la aparición de melodías ancestrales, en la convivencia de estilos, en la libre circulación por estructuras de la canción y fraseos jazzeros, donde Bona demuestra que es mucho más que un bajista talentoso. Esta noche, el músico camerunés actuará por primera vez en Rosario, en un show que se desarrollará desde las 22 en Willie Dixon (Suipacha y Güemes) y que promete encender la flama del baile en la ciudad.

Tal como se cuenta en su sitio web (www.bonatology.com), a los tres años la música se convirtió en un elemento de juego primordial para Richard Bona, lo que incluía construir sus propios instrumentos. Por estos días, el camerunés goza de su condición de músico profesional, tarea que lo llevó a compartir proyectos con artistas como Joe Zawinul, Harry Belafonte, Randy Brecker, Mike Stern, Pat Metheny, Bobby Mc Ferrin o Brandford Marsalis. Sin embargo, y tal como se lo asegura a Rosario/12 desde su casa en Nueva York, el espíritu sigue siendo el mismo: "Uno tiene que sentir lo mismo, no existe otra manera, aunque ya no construya mis instrumentos. Los seres humanos vivimos con lo que tenemos a nuestro alrededor. Yo nací en un lugar donde no había negocios o luthiers que construyeran guitarras, así que cualquier instrumento que quisiera tocar tenía que construirlo. Vivimos acorde a nuestro entorno, y yo ahora vivo en Nueva York, es muy diferente, pero siento lo mismo sobre la música, sigue ardiendo en mi corazón, amo la música, toco todos los días. Siento la misma pasión".

- La música africana está fuertemente asociada a la percusión, pero hay cierta injusticia en esta aseveración, porque hay melodías increíbles que se han creado por todo Africa. Es de suponer que usted creció escuchando esas melodías, y ésa es la principal razón por la que también están presentes en su música.

- Esa es una percepción que la gente tiene sobre la música africana. Pero la música viene del habla de la gente. De donde yo vengo se hablan siete lenguas, hay muchas variaciones, no sólo rítmicas y melódicas. Más allá de la percepción, lo que es seguro es que sabemos lo que hacemos. Lo que la gente pueda pensar no es importante, lo realmente importante es lo que podemos hacer, lo que queremos lograr, los objetivos. Nosotros no somos sólo músicos, también contamos historias, ésa es nuestra misión. Lo importante no es lo que se perciba, sino el resultado. Y el resultado es que ahora vamos a Rosario (ríe).

- En la web puede encontrarse una entrevista que concedió a un programa de televisión holandés, donde remarca la importancia de cantar en su propio idioma. ¿Desde un primer momento tuvo esto en claro?

- Sí, es algo que siempre quise hacer. Cuando me mudé a Europa pensé: "Esta gente canta en su idioma". Y cuando llegué a Estados Unidos, vi que ellos también cantaban en su idioma, entonces pensé por qué debería cantar en inglés cuando creo que mi historia es hermosa, que mi poesía es impecable, cuando mi background rítmico es tan rico. ¿Por qué no iba simplemente a mostrar lo que tenía? Siempre en Estados Unidos me preguntan por qué no canto en inglés, y yo les explico que no se trata de que todos cantemos en inglés y creamos que el mundo va a ser un lugar mejor... Creo que la variedad y la diferencia es algo de lo que tenemos que aprender. Es lo que me pasó. Vine a Estados Unidos, fui a Europa, aprendí mucho de las culturas de otra gente. Entonces hay que abrazar las diferencias. Yo tengo mis propias diferencias, y no tienen que tratar de que me convierta. Yo viajé dispuesto a aprender, entonces, ahora, ¿están dispuestos a aprender de mis diferencias? No es algo unilateral, tiene que ir hacia ambos lados.

- En ese sentido, hasta la aparición de Stan Getz y su "descubrimiento" de Joao Gilberto, la bossa nova no era un estilo que se consumiera masivamente en los Estados Unidos. ¿El jazz es la mejor plataforma para que el público occidental escuche músicas a las que no está habituado?

- Sí, y te voy a contar una anécdota sobre éso. Cuando llegué a Nueva York fui a ver a los dueños de algunos clubs donde quería tocar mi música, entonces les hacía escuchar algo. Y me decían: "Richard, sos tan buen bajista, pero no creo que la gente esté deseosa de escuchar esta música". Entonces, empecé a llamar a la banda como Jaco Pastorius Tribute. Era 1994, y cada martes a la noche hacíamos ese tributo en un bar. Después de tres meses, el lugar se llenaba cada noche con ese tributo, y lo hacíamos todas las noches. De a poco, entonces, fui metiendo mis canciones, y a los seis meses ya ni siquiera tocaba temas de Jaco Pastorius, tocaba mi música y el lugar se llenaba todavía más. Entonces es mentira que la gente no está lista para escuchar determinada música, no se puede controlar a la gente. Entonces el jazz es una música con la que el público está familiarizada, es verdad. Yo lo usé como una trampa, para que vinieran a escuchar el tributo a Jaco Pastorius, pero al final ya tocaba mis propios temas y la gente venía todavía más.

- De alguna manera, la llegada de las músicas étnicas a Europa o los Estados Unidos hace que se masifiquen a nivel mundial. Si se lo piensa bien, es un fenómeno de apropiación muy al modo capitalista.

- El capitalismo fue una falla. Hoy en día se está moviendo por todos lados, y el capitalismo se muestra como una gran falla. Cualquiera lo puede analizar desde su propio ángulo, pero sé que fue una falla, y ahora tengo razón (ríe). Yo puedo escribir una canción, cualquier canción, pero si Paul Simon o cualquier otro músico así escribe la misma canción, nunca la van a llamar world music, y ahí algo está mal. Yo hago lo que hago, y si algo sé, es que soy el mejor haciendo lo que yo hago, éso es seguro. Se trata de tener confianza en mí mismo. Cuando era niño le preguntaba a mi abuelo por qué no viajábamos alrededor del mundo, y él me decía que no se podían hacer las cosas bien si no se tenían las cosas en claro. Eso es lo que hacemos todos los días.

- ¿Es posible mantener con coherencia las raíces de una música étnica en su adaptación a los mercados occidentales? Porque, por ejemplo, en Argentina durante algún tiempo muchos músicos se dedicaron a tocar un tango for export que estaba más cerca del sensacionalismo que de la calidad.

- Eso puede afectar a las músicas étnicas, pero también las puede llevar a otro nivel. Podés tocar tango en un lugar en donde el tango no puede llegarle a la gente, aun siendo un buen músico. Entonces, a fin de cuentas, el asunto es quién está tocando esa música.

- En Africa el baile es inseparable de la música. En sus comienzos usted tocaba música que podía bailarse, pero el jazz moderno, o la música de Jaco Pastorius no es precisamente para ser bailada. ¿Extrañaba tocar para que la gente baile?

- En mis conciertos se baila, y en Rosario vas a ver que la gente va a bailar. Ahora, lo que nosotros ahora llamamos jazz... En los años 50, la gente solía bailar jazz. Si ibas al Cotton Club, era un club nocturno, se bailaba. El jazz era hermoso. Después hubo músicos que convirtieron al jazz, fueron los músicos los que hicieron que dejara de ser bailable. Se abrieron academias por todo el mundo. Pero, todos los músicos cuya música hemos estudiado, de alguna manera nunca fueron parte de una academia. Desde Louis Armstrong a Charlie Parker. Ellos tocaban. Ahora cualquiera va a una academia y se convierte en músico de jazz. Cualquiera puede ir a una academia y convertirse en músico de jazz. La música tiene que ver con el sentimiento, no es algo que se pueda aprender así nomás. Si hoy me dijeran que hay una escuela para aprender a jugar como Michael Jordan, yo estaría haciendo cola para aprender, ¡y vos también! (risas). Pero hay cosas que no se aprenden en una academia. Todos tenemos un talento. Todos los seres humanos creo que tenemos una misión con nuestro talento. Y nosotros, cuando vayamos a Rosario, vamos a iluminar esa ciudad.

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