Tan sólo un año fue suficiente para que el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Macro) cobrase relevancia a nivel nacional e internacional. Funcionando siempre en sincronización con el Museo de Bellas Artes Juan Bautista Castagnino, el proyecto instalado en los silos de Oroño y el río, buscará en este 2006 ser el eje de una discusión en torno al arte contemporáneo, al tiempo que continuará promoviendo intercambios internacionales e intentará consolidar su crecimiento desde un terreno de riesgo. Así lo destacó Fernando Farina, su director, a Rosario/12 , a poco de la apertura de dos nuevas muestras: "Mao Dupla/ Doble mano" --conformada por obras de artistas brasileños y rosarinos curada por Celia Pattacini-- y "Rio Translation", instalación lumínica a cargo de Andrés Macera, Cristian Digirolamo, Valeria Gericke y Virginia Massau, exposiciones que serán inauguradas pasado mañana a las 20.

Mientras tanto, el análisis esbozado por Farina en relación al primer año de funcionamiento del museo es claramente positivo. "Todo análisis depende de cómo uno lo mira. Si uno evalúa la proyección que ha tenido el museo, la cantidad de visitantes, el hecho de que se haya instalado, realmente creo que es muy positivo. El cálculo que nosotros hacemos es que hubo unos 70 mil visitantes en el 2005. De hecho, el museo siguió enriqueciendo su colección. Hemos tenido una proyección nacional y, en alguna medida, internacional, porque me han invitado a presentar el museo en la Bienal de Porto Alegre, en el Musac de España, que es como un museo top de arte contemporáneo que se inauguró el año pasado. En ese sentido creo que en el país se lo reconoce absolutamente, y de alguna manera en el exterior se empieza a hablar del Macro. A veces pienso que la ciudad lo reconoce menos que la proyección que tiene hacia afuera. Creo que no hay lugar en el país en el que no se hable del Macro y su colección, y de hecho lo último es la decisión del grupo independiente ED de Mendoza de seleccionar 40 obras de artistas mendocinos para donarlas al Macro, por considerarlo el museo de referencia de arte contemporáneo en este país (ver aparte). Creo que es una cuestión bastante simbólica de lo que significa para este país el Macro. En ese sentido la evaluación está muy bien", explicó.

Sentadas esas bases, la programación para la corriente temporada estará marcada por la intención de consolidarlo. "Como siempre aspiro a mucho más, creo que el Macro se debe instalar definitivamente en la ciudad, que tiene que tener una política más activa aún, tiene que ser sin dudas de referencia internacional, y en el trabajo de este año va a apuntar a eso fundamentalmente --distinguió el director--. Tiene que trabajar con instituciones de todo el país y del exterior, como ya está propuesto para este año. Y por otro lado el Macro se ha perfilado como el único museo de arte contemporáneo del país, cosa que es singular. Más allá de que haya otros museos contemporáneos en este país, aunque sea en el nombre, el Macro es el único que se plantea una mirada hacia el presente pero pensando en el futuro, cosa que no es habitual en las instituciones, que cuando hablan de arte contemporáneo se ponen a pensar en lo que pasó hace 30, 40 o 50 años, como si lo moderno fuera lo contemporáneo. Nosotros trabajamos con otro criterio".

-¿Ese criterio es el que rige la planificación para el 2006?

-Absolutamente, además creo que más que nunca este año se va a trabajar con un tándem fuerte Castagnino--Macro, donde el Castagnino se va a convertir en lo que en realidad es: uno de los más importantes museos de arte moderno de este país, por más que algunos lo hayan querido pensar como museo clásico. En realidad el arte argentino, que es la gran colección que tiene, tiene cien años de historia. No tenemos una historia de quinientos o más años como otros museos, somos jóvenes y más allá de que haya piezas históricas muy importantes, el grueso de la colección es relativamente joven. En ese sentido conceptualmente lo vamos a perfilar como el gran museo de arte moderno de este país, que es lo que es, ya que sus obras tienen entre 30 y 50 años. En el Macro también hay de todo, lo que pasa es que va a jugar más al riesgo, a lo inseguro, va a trabajar en un terreno incierto, que es donde debe trabajar. Va a seguir conformando la colección, pero va a apuntar hacia adelante muy claramente, con el planteo de entrar en la discusión de lo que es el arte contemporáneo, y entablarla a nivel internacional. La idea es que esto se abra al mundo.