Mié 03.02.2010
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › SERGIO GIOACCHINI, DIRECTOR DE LA EDITORIAL Y REVISTA CIUDAD GóTICA

"Siempre hay una ruptura permanente"

La editorial rosarina Ciudad Gótica lleva 18 años en actividad y ahora tiene sede nueva que funciona también como Espacio Cultural. Para su director, hay que "estar cerca de los que están haciendo la efervescencia de la poesía o de la narrativa".

› Por Beatriz Vignoli

El 28 de enero, la editorial rosarina Ciudad Gótica, que ya lleva 18 años en actividad, festejó en una reunión con batucada el comienzo del año en su flamante sede, una casona en Urquiza 2031. Se acercaron autores de la editorial y también otros gestores de la cultura en otros ámbitos, como la editora Silvina Ross y el director de la Biblioteca Popular de la Provincia, Gustavo Galante. La revista Ciudad Gótica, origen de la editorial, sacó 31 números entre 1993 y diciembre de 2005. Esta cronista dialogó con Sergio Gioacchini, director de la editorial y de la mítica revista, que promete un regreso con gloria y mucho más.

Recapitulando la historia de la revista, Gioacchini recordó que a partir de la número 5 ésta fue más participativa, más inclusiva. "En un momento vendimos más de 700 ejemplares en los kioscos. Y eso, creo yo, era también por la expectativa que tenía la misma gente, de que le iban a publicar o no algo, y la frecuencia de salida, también. Cuando la revista tuvo en un momento una frecuencia de salida efectiva, circulaba mucho más. Después siguió un rumbo donde se acercó más a la movida cultural general y a tener mayor calidad en todas sus áreas. De alguna manera reflejó el movimiento y el pensamiento de ese período histórico en que estuvo saliendo. Y ahora la vamos a sacar de nuevo".

- ¿Y la editorial, cuándo empieza?

- Cuando la revista empezó a andar, empezamos a ver que también había mucho material generado por algunos de los autores que estaban adentro, y empezamos a hacer la editorial. Uno de los primeros libros que sacamos fue el del encuentro de escritores jóvenes. Porque mandaban cien chicos por número a la revista para publicar. Entonces con todos esos trabajos hicimos un encuentro, que se hizo en la vieja Sala de la Cooperación, alrededor de 1997, y entonces hicimos un libro con todos los textos de los chicos.

- De alguna manera esto continúa lo que fue el origen de la revista, las reuniones de escritores convocadas a partir de aquella Bienal de Arte Joven de 1992.

- Yo creo que siempre hay un mainstream, una corriente central de cultura, y después hay una ruptura permanente dentro de eso, y a esa ruptura en general la dan los grupos generacionales. Afortunadamente se reactivan y siguen convocando. Eso es importante: estar cerca de los que están haciendo la efervescencia de la poesía o de la narrativa. Así fue el momento fundante de Ciudad Gótica. Nosotros estábamos haciendo eclosión como generación a comienzos de los noventa, en el momento en que se forma nuestro grupo de donde después sale la revista.

- Vos venías haciendo la revista El Perseguidor en Venado Tuerto, también...

- En Buenos Aires, yo había dirigido el Poliartístico Antonio Berni, en la que había sido la casa taller de Berni. Y ahí estuvo funcionando la revista Fin de Siglo, para la que yo estuve trabajando, que la hacía Vicente Zito Lema, y la Cerdos y Peces, que estaba Enrique Symms.

- ¿Tu periplo cuál fue?

- Yo nací en Casilda, porque en Chabás no había sanatorio, pero soy de Chabás. Nací en el `63. Y después me fui a los 5 años a Venado Tuerto. Hice el primario y el secundario allá. En Venado Tuerto hicimos revistas, con Leandro Tuntisi, con Jorge Dipré, con otra gente: La Transparencia, La Turbamulta. Con Leandro hicimos dos revistas: una se llamó Cero: ruptura y tradición y otra que se llamó El astronauta de Cromañón: arte de retaguardia. Era dadaísta. Después formamos un grupo de teatro, fuimos a Uruguay, nos repatriaron. Después fui a Buenos Aires con un proyecto para el Abasto. En un viaje a Ushuaia conocí al cuñado de Berni. Cuando viene Vicente Zito Lema del exilio, quiere continuar con la Crisis. Vogelius había muerto y Cafiero había comprado el nombre y la revista a la familia. Ellos no pueden sacar la revista porque la tiene otra gente, y entonces Vicente saca la Fin de Siglo. Nosotros le alquilábamos, o mejor dicho le prestábamos, medio piso del Poliartístico en el tercer piso.

- ¿Eso fue en los 80?

- Ochenta y ocho, debe haber sido. En el 89 nació mi hijo Cullén. Pasé unos años viajando y volví a Rosario, donde había estudiado Filosofía, y lo primero que hice fue participar en la Bienal de Arte Joven.

- ¿Y la editorial?

- La editorial siempre siguió.

- ¿A partir de qué año?

- Mediados de los noventa. La tuve ocho años en la calle Santa Fe. Siempre la tuve en casa. Hacía todo yo, en casa: la diagramaba, la imprimía... había podido adquirir alguna maquinaria. Una imprenta digital, que la compré en el 2001 y la pagué en el 2002 en dólares. Pero no importa. En el 2002 fuimos la editorial que más libros de poesía hicimos en el país. En el 2008 estuvimos entre las primeras 10 editoriales de literatura.

- ¿Pagan los autores las ediciones?

- Algunos sí. En general, un autor que publica su primer libro, su segundo, no tiene una posibilidad real de venta. A lo mejor los textos son buenos, pero se necesita ese intercambio, ese golpeteo con los otros. Porque muchas veces la gente genera textos en soledad, pero si vos no participás de la historia de la cultura de tu generación o de tu tiempo, es como que te pasa por encima. Hoy el vértigo está afuera.

- ¿Y vos con esa gente qué hacés?

- Primero leemos las obras. Se le sugiere una corrección. Si el autor insiste en que quiere publicarlo así, sale como libro de autor y no sale como libro de Ciudad Gótica, nosotros no nos hacemos cargo del contenido. Se imprime, se lo registra como autor y se los llevan a sus casas. Y el autor debe pagar la edición proque no hay forma de que nosotros recuperemos ese dinero.

- ¿Cómo distribuye Ciudad Gótica?

- La distribución es diferencial. Un libro como el de Jorge Isaías, o el de Hugo Diz, tienen otro rulo. A los de Isaías los distribuimos nosotros en todo Rosario y una distribuidora de Buenos Aires lo distribuye en Buenos Aires y en algunos lugares siempre y cuando lo amerite el libro. Uno tiene que hacerse un terreno en Buenos Aires. También los manuales que hacemos tienen su circulación. Recuperar con la venta la inversión en la edición de un libro tarda unos dos años.

- ¿Y ahora qué proyectos hay?

- Ahora estamos sacando la obra reunida de Jorge Isaías en 3 tomos de 350 páginas, que incluyen la versión completa de la Crónica Gringa. También se festejan 40 años de su primer libro y yo quiero hacerle un homenaje. Y son libros que tienen circulación. La gente los compra y los lee, es interesante eso.

- ¿Vos armaste un equipo nuevo de gente?

- Sí. El equipo nuevo somos varios, porque yo me di cuenta que llega un momento, entre el volumen de trabajo, es decir, son más de 432 títulos sacados...

- ¿Este nuevo equipo quiénes son, qué hacen y desde cuándo están?

- Hace seis meses que estamos trabajando. Luciano Trangoni, Liliana González, Andrés Santellán... nos reunimos y armamos los proyectos. Son varias colecciones nuevas. Nosotros hemos pedido a los autores que nos envíen textos. No esperamos que nos los traigan sino que estamos buscando lo que queremos publicar. Salen ahora colecciones y son solamente estas colecciones las que van a tener el logo y la marca de Ciudad Gótica. Y salen con una estética diferente, con exhibidores, con propaganda diferente, con otro recorrido. Son cinco colecciones: una de poesía, que se llama Icono; una de narrativa, que se llama Supernova; una de crítica y ensayos, que se llama Los Fundamentales; después una que conduce Alejandra Méndez, y hay una que se hace en Santa Fe, que la hace una cooperativa, que ya sacó esos libros, los de La Abadía, y siguen generando muy buenos trabajos, con una circulación nacional. Esos libros empiezan a presentarse acá como libros con fiesta. Esa es mi idea, a partir de ahora: que hagamos una celebración cada vez que salga algún libro.

- ¿Todo esto tiene que ver con el lugar nuevo?

- Con el lugar nuevo, y con una saturación de la forma en que se estaba haciendo. Después tenemos un proyecto con Carlos Del Frade, que es sacar una historia política y económica de la provincia de Santa Fe, en un libro educativo de unas 1000 páginas.

- Al lugar lo llamaste Espacio Cultural Ciudad Gótica. ¿Va a haber alguna otra actividad?

- En abril empiezan 4 seminarios que va a dar Carlos Del Frade sobre los revolucionarios de los siglos XIX y XX: De Belgrano a Santucho es el título del primero. Los seminarios se van a editar acá. Tenemos varias propuestas de ese estilo. Y acá cada cosa que se da después hay que quedarse. A bailar o lo que sea. ¿Sabés por qué Espacio Cultural? Porque no quiero hacer un bar.

- ¿Esto como espacio, concretamente de qué consta?

- Dos patios, y básicamente el lugar es una sala tipo auditorio, con espacio para 50 o 60 personas, que está plagada de libros. Todo lo que se genera tiene que ver con la palabra.

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