Mar 16.02.2010
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › LANZAN HOY CONCURSO PARA UN CARGO PARA MUSEO CASTAGNINO+MACRO

Dos museos en busca de un director

En rigor se trata de dos concursos abiertos y de alcance nacional: uno para pintar los silos del Macro y otro (el más esperado) para elegir al titular de la bicéfala entidad.

› Por Beatriz Vignoli

Hoy martes a las 10, en el piso 7 del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, Macro (Oroño y el río Paraná), tendrá lugar el lanzamiento oficial de dos concursos: uno para pintar los silos del Macro y otro (el más esperado) para elegir el nuevo director del Museo Castagnino+Macro, bicéfala entidad que agrupa en una sola al Museo Municipal de Bellas Artes y al Museo de Arte Contemporáneo. Los dos concursos serán abiertos y a escala nacional.

Las bases aún no están porque falta que termine de elaborarse el reglamento correspondiente y se difunda. Para ser difundido, primero tiene que llevar todas las firmas necesarias que lo habiliten en carácter de documento público. Hoy estarán presentes en la reunión representantes de las tres instancias implicadas: el intendente Miguel Lifschitz, el secretario de Cultura, Horacio Ríos y autoridades de la Secretaría de Planeamiento. Es que respecto del cambio de cara de los silos, el Museo tiene una decisión sólo artística; Planeamiento decidirá si es viable. El Museo, mientras tanto, promete dar "aviso personalizado" a los artistas de la colección. Entre ellos, Rogelio Polesello, destacado artista argentino que proponía pintarlos de blanco y negro. Nunca se hizo siquiera una exposición de los proyectos rechazados. El de Polesello duerme en un cajón en el octavo piso del Macro. ¿Qué pasará con aquellos proyectos enviados en la víspera de la fundación del Macro en 2004? Una pregunta para que la responda el nuevo director. O la nueva directora.

Ya "no hay ninguna traba" para elegirlos por concurso abierto nacional, dicen en el Museo. Y la duda de cómo se habrá destrabado el conflicto quedaba picando. Cuando, el 21 de noviembre de 2008, cerró el llamado a ocupar el cargo de Director Ejecutivo del Castagnino+Macro, se habían presentado sólo dos personas, ambas rosarinas. Ambas eran mujeres: una era una empleada municipal de planta y la otra una activa curadora independiente, Marcela Römer, quien ya había trabajado con varias entidades municipales, entre ellas el Centro Cultural Parque de España, institución que además ese año la había becado para una serie de charlas de formación en Buenos Aires. El llamado había sido convocado en respuesta a un reclamo de un sector de la comunidad artística, descontento con la elección del artista Carlos Herrera como director ejecutivo del Museo. Pero las postulantes nunca fueron evaluadas. Anticipándose, desde lo local y cultural, al nuevo estilo argentino de judicialización de las políticas de gobierno que hizo furor este verano, el Sindicato de Empleados Municipales interpuso un recurso de amparo en los Tribunales provinciales que dejó el proceso en stand by (y al Museo sin director ejecutivo, sólo con directores artístico y administrativo) desde hace más de un año.

"La normativa dice que el concurso debe ser primero cerrado al personal de planta municipal y después recién abierto, si no se encuentra en la planta ese perfil", reitera una vez más la directora general de Entidades y Organismos, Susana Dezorzi al ser consultada telefónicamente por Rosario/12. "Consensuamos", resume Dezorzi y relata que el acuerdo con el sindicato tuvo lugar a través de abogados del sindicato, entre los que señala como decisivo a Pablo Vanelli, y hay que confiar en su testimonio y hacer historia oral porque no consta en acta ninguna de estas conversaciones. Cuyos argumentos resumió Dezorzi así: "No estamos diciendo que en la planta no se encuentre ese perfil, sino que por el carácter del cargo resultaba conveniente abrir el concurso". A la pregunta de cómo incide el reclamo de la comunidad en estas negociaciones, Dezorzi responde: "Lo tomamos muy en cuenta; es un reclamo que tenemos que escuchar". Y desliza un significativo: "El anterior concurso tampoco nos dejaba satisfechos".

De modo que aún sin recurso de amparo sindical, Römer tampoco hubiera llegado al sillón de la oficina de Pellegrini 2202. Y era lo que muchos se temían. "Fuimos desarrollando una reflexión autocrítica en torno de aquella convocatoria fallida", dice Dezorzi, y aventura que tal vez no fue una convocatoria lo suficientemente atractiva, ya que el puesto de director del Museo Municipal de Bellas Artes dista mucho de ser un puesto poco deseable. "Ahora es el concurso de la dirección. Volvemos al esquema de un director. Una condición es que la convocatoria sea lo suficientemente amplia como para no resultar restringida a un grupo que pueda verse como hegemónico. Y que le ofrezca estabilidad al director o directora, quien puede ser de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Salta u otra localidad. Por supuesto que en tal caso tendría que mudarse a Rosario, ya que no queremos un director itinerante. Se trata de un cargo de máxima complejidad y a tiempo completo. Si bien hay una sola colección, tiene que vérselas con dos edificios y dos plantas de personal". Y tendrá que vérselas con muchas cosas más.

Probablemente ni siquiera vaya a ser alguien de la ciudad, sospecha esta cronista. Una ciudad que vive a espaldas de sí misma y que, cegada por la ambición de ser más de lo que puede, deja varados en la intemperie a sus propios hijos. A talentos como Marcela Römer, cuya sola presencia no significaba de ninguna manera el fracaso del concurso sino una posibilidad: la que ofrecían los mecanismos de la democracia. Pero a alguien esa posibilidad no le gustó. Y entonces hubo que "corregir" los resultados de estos mecanismos democráticos.

Con este gesto de enmienda, tan ilegítimo como cualquier raspadura en un documento, la gestión cultural y artística de la Municipalidad desnuda su verdadera naturaleza de estamento, cultivado a expensas de su función republicana. Hubo que dejar vacío el espacio logrado por la gente, para poner otra cosa. ¿Qué? ¿Quién? A algún o alguna representante, no ya de lo que la ciudad es, sino de lo que quisiera ser. Probablemente el resultado que se logre ahora tampoco satisfaga a ese esquivo "nosotros" municipal. Y entonces irán a pedir un virrey a España. Quizás.

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